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Abstinencia sexual

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En la sociedad actual, los medios de comunicación masivos, los movimientos de masas de las últimas décadas y nuestro entorno en general han puesto el tema del sexo nuevamente en las vitrinas públicas, ya no se habla de abstinencia sexual.

Si bien puede parecer alocado o sin sentido el rehuir de la actividad sexual, algunas personas eligen esta forma de vida con miras a un fin superior.

Millones de páginas pornográficas, eternas bacanales de las despedidas de solteros y el mismísimo barrio rojo en Amsterdam son los síntomas de que -muy lejos de concepciones medievales- la sexualidad humana es hoy en día uno de los aspectos más trivializados y que despierta mayor interés del público en general.

Hablar en un grupo de los propios hábitos y conductas respecto al tema ya no es gran cosa. Sin embargo, y aunque parezca una opción retrógrada, aún existen personas que eligen otras actividades antes de satisfacer el placer del sexo y que casi deben esconder su castidad para proteger su honra.

Según explicó el sexólogo Juan Luis Álvarez-Gayou, director del Instituto Mexicano de Sexología (IMESEX), la abstinencia –declinar el sexo en favor de otra actividad– puede ser de varios tipos según su motivación, ya sea ésta religiosa, moral o basada en creencias personales.

La nueva realidad

Habitualmente, agrega el especialista, la motivación para dejar el sexo en segundo plano reside en una convicción personal de que evitando la actividad sexual, se obtiene un bien mejor o se evita un mal mayor.

Así ocurre, por ejemplo, con la castidad (pureza) eclesiástica o con los matrimonios que rechazan la tentación de engañar a su pareja con miras a un bien considerado más valioso.

Y del mismo modo que un matrimonio, rechazar el sexo valora la relación de pareja, para un religioso la abstinencia se practica en torno a un fin divino.

Por ende, se podría inferir que la abstinencia siempre esconde un fin considerado mejor, más evolucionado o más equilibrado.

Y, contrario a las creencias populares, dejar de practicar el sexo no conlleva trastornos emocionales ni fisológicos. De hecho, aclara el especialista, el organismo tiene formas de regularse y concreta sus necesidades por medio de los sueños eróticos u otras válvulas de escape.

El padre de la casa

Distinto es cuando no existe deseo sexual (libido) o se esquive la relación sexual por miedo a tener una mala experiencia. En esos casos, la ayuda de un especialista es fundamental más que la práctica o no de la abstención.

Para los casos anteriores, más que una decisión de cómo experimentar la vida sexual, se trata de un problema de pareja y, aunque la actitud de reticencia al sexo puede explicarse dado que el fin es evitar los problemas de una mala relación sexual, no es una abstinencia fruto de la opción libre sino del temor.

En tanto, para aquellos que deciden hacer de la abstinencia un instrumento para trascender del acto sexual en sí, existen ciertas claves que promueven las comunidades que siguen este estilo de vida.

Básicamente, se busca mantener a la mente alejada de las fantasías sexuales y de lo erótico. Por lo tanto, evitar el ocio y todo tipo de tentaciones es primordial. Además, no dormir demasiado y cuidarse de los alimentos estimulantes (café, chocolate, miel, cebollas, alcohol y especias picantes).

Y aunque puede que la abstinencia no represente una calidad moral o religiosa, puede ser beneficiosa, al evitar las conductas de riesgo de transmisión de las enfermedades sexuuales y los embarazos no deseados.

Enviado por Analí Gomez.

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