Saludisima
×

Anemia por enfermedad crónica

Compartir esta páginaShare on FacebookShare on Google+Tweet about this on Twitter

Descripción

Entre las anemias más frecuentes se encuentran las anemias asociadas a trastornos crónicos y son aquellas que acompañan a diversas enfermedades crónicas, y que tan sólo pueden corregirse si el proceso primario es reversible.

Para entender bien este trastorno, es importante tener presente la definición de las anemias en general. Por definición, los pacientes con anemia presentan una reducción significativa de la masa de eritrocitos (también denominados eritrocitos o glóbulos rojos) y, por tanto, una disminución de la capacidad de transporte de oxígeno por la sangre. Según esto, la anemia conlleva a una disminución de la concentración de hematíes o de hemoglobina (proteína contenida en los glóbulos rojos cuya función principal es el aporte de oxígeno a los tejidos) en sangre.

Causas

Lógicamente, son múltiples las enfermedades crónicas que secundariamente pueden provocar anemia por lo que para entender mejor el capítulo, exponemos a continuación una clasificación de los principales trastornos que pueden dar lugar a este tipo de anemia:

  • Anemia de la inflamación crónica.
  • Anemia de la uremia.
  • Anemia debida a insuficiencia endocrina.
  • Anemia de las hepatopatías.

Anemia de la inflamación crónica

La ANEMIA DE INFLAMACIÓN CRÓNICA es una manifestación muy frecuente. Los pacientes que padecen un trastorno inflamatorio sistémico que dure más de un mes suelen presentar anemia leve o moderada, en grado aproximadamente proporcional a la duración y a la intensidad del proceso inflamatorio. En este tipo de trastornos se incluyen diferentes entidades clínicas, pero fundamentalmente infecciones crónicas, trastornos del tejido conectivo y procesos malignos.

La anemia que se produce se debe, principalmente, a una producción defectuosa de hematíes y a una disminución de la vida media de éstos. La producción defectuosa de hematíes en la inflamación, se produce porque se cree que existe un defecto en la transferencia de hierro a los precursores de los hematíes maduros, de modo que éstos son, en cierto modo, deficitarios en hierro lo que hace que tiendan a ser pequeñas. Según esto, la moderada supresión de la producción de los glóbulos rojos está causada, en parte, por la menor disponibilidad de hierro.

Anemia de la uremia

La ANEMIA DE LA UREMIA es una alteración clínica prácticamente constante. Con el término uremia nos referimos, en sentido general, al conjunto de signos y síntomas que se asocian a la insuficiencia renal crónica, resultado de la retención en sangre de urea y otros productos de metabolismo que normalmente se excretan por la orina, independientemente de la causa que produzca el deterioro de la función renal.

En situaciones de insuficiencia renal crónica la anemia se produce fundamentalmente por un defecto en la producción de hematíes (glóbulo de la sangre, al cual debe ésta su color rojo y que contiene la hemoglobina), tanto por el efecto tóxico de las sustancias anormalmente retenidas en sangre, como por la disminución de la síntesis de determinadas sustancias necesarias para la producción de hematíes (glóbulo de la sangre, al cual debe ésta su color rojo y que contiene la hemoglobina) por el riñón enfermo. Sin embargo, aunque éste es el principal mecanismo de la anemia, en estos enfermos existen otras circunstancias que favorecen dicha alteración como cierto grado de malnutrición, que suele ser característico de estos enfermos, pérdidas de sangre (tanto digestivas como por diálisis crónica), cierto grado de hemólisis (es decir, destrucción precoz de los eritrocitos, los hematíes), etc.

En contraste con las anemias asociadas a otros trastornos crónicos, la anemia que acompaña a la uremia suele ser muy intensa. Sin embargo, los pacientes toleran a menudo esta anemia tan marcada bastante bien debido a diferentes mecanismos compensadores, complejos.

Anemia debida a insuficiencia endocrina

La ANEMIA DEBIDA A INSUFICIENCIA ENDOCRINA engloba diferentes situaciones que cursan con un defecto hormonal, pues se sabe que diversas hormonas como la hormona tiroidea, los glucocorticoides, la testosterona y la hormona de crecimiento afectan a la proliferación de las células precursoras de los eritrocitos (hematíe, glóbulo de la sangre, al cual debe ésta su color rojo y que contiene la hemoglobina) maduros. Según esto, algunos estados de deficiencias de estas hormonas como hipotiroidismo, enfermedad de Addison (por déficit de glucocorticoides), hipogonadismo con déficit de testosterona¿, se acompañen, por lo general, de un grado leve o moderado de anemia.

Anemia de las hepatopatías

La ANEMIA DE LAS HEPATOPATÍAS aparece prácticamente siempre en estos enfermos (enfermos del hígado). Los pacientes con enfermedad crónica del hígado, independientemente de la causa que la desencadene, presentan, por lo general, un grado leve o moderado de anemia, pero en éstos, la médula ósea suele ser normal y la anemia se debe fundamentalmente al acortamiento de la vida media de los hematíes (glóbulo de la sangre, al cual debe ésta su color rojo y que contiene la hemoglobina).

Esta situación es mucho más llamativa en los pacientes con hepatopatía alcohólica, pues en éstos, existen otros factores que contribuyen al desarrollo de la anemia.

Síntomas

En primer lugar, hay que saber que la mayor parte de los signos y síntomas que provoca la anemia por sí misma, representan diferentes ajustes cardiovasculares y respiratorios que surgen para compensar el defecto de eritrocitos (hematíes, glóbulos de la sangre, al cual debe ésta su color rojo y que contiene la hemoglobina).

En este apartado, explicaremos la clínica de las anemias en general, ya que los hallazgos clínicos de cada uno de los tipos que hemos visto, dependen de la enfermedad de base que causa la anemia y sería imposible resumirlos en este capítulo, por lo que nos referiremos fundamentalmente a la sintomatología de la anemia en sí. Al hablar de la clínica de la anemia, diremos que la presentación clínica del paciente con anemia depende tanto de la enfermedad subyacente como de la intensidad y tiempo de evolución de la anemia:

En cuanto a la enfermedad subyacente, ya hemos dicho que no es posible explicar cada una de las situaciones clínicas, procesos inflamatorios crónicos, uremia e insuficiencia renal crónica, insuficiencia endocrina y hepatopatías (enfermedades del hígado). El grado de aparición de los síntomas en el paciente anémico depende de varios factores y uno de ellos, muy importante, es el tiempo de evolución de la anemia. En nuestro caso, la anemia de enfermedad crónica, con frecuencia desarrolla determinados mecanismos compensadores que alivian y enmascaran la sintomatología característica de la anemia.

Otro dato muy importante en la clínica es la intensidad de la anemia. Los individuos con anemia leve suelen estar asintomáticos y pueden quejarse de fatiga y palpitaciones, sobre todo después del ejercicio, mientras que los que presentan anemia grave, suelen presentar síntomas ya en reposo y son incapaces de tolerar esfuerzos importantes y, no sólo eso, pues cuando la anemia es intensa, los síntomas se manifiestan en los distintos órganos y aparatos, y puede aparecer vértigo y síncope, irritabilidad y dificultad para concentrarse y conciliar el sueño, náuseas y alteraciones intestinales, etc. En nuestro caso, este dato no es fácil de valorar, pues la anemia aparece en enfermos con un trastorno crónico de base, muchas veces muy importante y por sí mismo ya invalidante, con lo que en ocasiones no resulta fácil valorar hasta qué punto se manifiesta la sintomatología de la anemia y la del trastorno que la origina.

Diagnóstico

El diagnóstico de la anemia de enfermedad crónica puede plantearse de dos modos, pues puede ocurrir bien en un paciente con alguno de los trastornos que hemos visto aparezca anemia, o bien que la anemia se manifieste en un sujeto aparentemente sano en el que hemos de investigar sobre cualquier tipo de proceso crónico capaz de producir la anemia. Sea cual sea el hallazgo inicial, el planteamiento diagnóstico de este tipo de anemia sigue los mismos pasos que el diagnóstico de cualquier anemia.

En la historia clínica, no sólo tiene importancia la sintomatología de la anemia en sí, sino que cuando el paciente no esté diagnosticado y presente una analítica compatible con este tipo de anemia, preguntaremos sobre cualquier síntoma o situación indicativa de patología de base.

En la exploración física, además de los signos característicos de la anemia, fundamentalmente palidez y taquicardia o aumento de la frecuencia cardíaca, es necesario realizar un examen cuidadoso del paciente en busca de cualquier signo que pudiera indicarnos algún proceso subyacente.

En cuanto a las pruebas complementarias, lo primero será determinar por los diferentes procedimiento de los que disponemos, si la anemia del paciente es compatible con anemia de enfermedad crónica (se determina según diferentes parámetros, tamaño y morfología de los hematíes, niveles de hemoglobina, niveles de hierro, examen de médula ósea).

Con una analítica compatible en un sujeto diagnosticado de enfermedad crónica el problema diagnóstico está resuelto, pero con la misma analítica en sujetos no diagnosticados, realizaremos un estudio complejo utilizando diferentes pruebas para descartar alguna de estas situaciones (analítica completa con pruebas reumáticas y niveles hormonales, serología, pruebas de imagen, etc).

Tratamiento

Ya hemos dicho en la definición que dado que este tipo de anemia se producen por diferentes trastornos crónicos que hemos visto, ésta sólo podrá corregirse siempre que se corrija el proceso de base (aunque como veremos no siempre es posible). Según esto, desglosaremos a continuación cada uno de los casos y su tratamiento utilizando la clasificación anterior:

En la inflamación crónica, la anemia que se produce no responde a los agentes terapéuticos habituales (aporte de hierro, ácido fólico), pero dado que la anemia rara vez es intensa, muy pocas veces será necesaria la transfusión sanguínea: como en los demás casos, deberemos actuar corrigiendo el trastorno de base siempre que sea posible y evitando o disminuyendo otros factores que podrían agravar la anemia como la hemorragia, la supresión de la médula inducida por fármacos, etc.
En la anemia de la uremia, el tratamiento debe centrase en corregir la insuficiencia renal. Se ha visto que la anemia puede mejorar moderadamente después de la diálisis, y es más, después de un trasplante renal con éxito, se produce una corrección rápida y espectacular de la anemia. Últimamente, el tratamiento de este tipo de anemia se ha revolucionado por el desarrollo de la eritropoyetina humana recombinante (sustancia similar a la eritropoyetina sintetizada por el organismo en el hígado y el riñón, que en determinadas situaciones estimula la producción de hematíes), pues en la mayor parte de los casos, corrige la anemia y provoca una mejoría de los síntomas.
En la anemia secundaria de la insuficiencia endocrina, el defecto se corrige cuando se administra el adecuado sustituto hormonal que genera el cuadro.
En la anemia de las hepatopatías, la anemia persiste mientras la función hepática (del hígaado) es defectuosa, pero normalmente se corrige si se recupera la función normal del hígado.

Enviado por Raúl González

Agregar comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

*