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Apnea del sueño infantil

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Habitualmente se piensa que un niño con mal comportamiento es un problema que se debe tratar con un psicólogo infantil u otro especialista en el tema. Pero no siempre debe ser así, a veces la razón puede estar en un mal sueño.

La apnea del sueño infantil, o las pausas de respiración durante el sueño, tienen en los niños efectos distintos de los síntomas con los que se manifiesta en los adultos; mientras en éstos últimos produce una constante somnolencia, en los niños, se hace presente con hiperactividad, poca concentración y agresividad que puede redundar en problemas en las relaciones con sus pares.

Mal comportamiento, hiperactividad, sudoración excesiva y agresividad son, entre otras, las consecuencias que puede tener la apnea o las pausas de respiración en el sueño de un niño.

El origen de la apnea es que al dormir los músculos de la cavidad bucal -incluida la lengua- se relajan e impiden el paso del aire.

En otros casos, la apnea se origina en el cerebro que «olvida» enviar la orden de respirar al cuerpo. También, a veces, hay problemas enzimáticos, de malfor- maciones, musculares o, incluso, del metabolismo del menor.

Qué pueden hacer los padres

Dado que alrededor de un tercio del tiempo de nuestra vida lo utilizamos en dormir, es fundamental preocuparse por lograr un descanso reparador. Además, porque nuestro sueño se relaciona directamente con la calidad de las horas que permanecemos despiertos.

Por ello, los padres, como responsables del menor, son los encargados de proporcionar lo que el doctor Pedro Peirano, neurólogo del Centro del Sueño en Santiago (Chile), denomina «medidas protectoras del desarrollo». Las principales son:

  • Respetar el ciclo de sueño – vigilia del niño: no despertarlo cuando está durmiendo.
  • Evitar que los responsables del menor fumen en el entorno donde el niño duerme.
  • No sobrecalentar el espacio.
  • No abrigar demasiado al menor.
  • Evitar los animales domésticos, cuyo pelaje puede gatillar episodios alérgicos.

Además, en el caso de los recién nacidos, se suman otras recomendaciones adicionales, quizá aún más importantes, ya que se ha demostrado que la apnea en esta edad está asociada con la muerte:

  • Promover la lactancia materna y mantenerla por un período largo de tiempo.
  • Hacer dormir al bebé de espalda o de lado.
  • Sacarle los gases después de cada comida.

Síntomas

Según algunos estudios, cerca del 3 % de la población presenta apnea del sueño. Para identificar, cuándo estamos ante uno de estos casos, es importante prestar atención a síntomas como:

  • Ronquido.
  • Mucha sudoración.
  • Sueño liviano, el niño se despierta fácilmente.
  • Tiene dificultad para dormir.
  • Respira por la boca.
  • Tiene un comportamiento agresivo o presenta gran irritabilidad.

FUENTE: Dr. Pedro Peirano. Especialista en medicina del sueño y profesor de la Universidad de Chile, Santiago.
Por Miguel Valdivia Lapido

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