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Artrosis

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Descripción

La artrosis es un proceso degenerativo de los cartílagos articulares que secundariamente produce alteraciones en el hueso subyacente y en las estructuras vecinas, produciendo deformaciones y limitaciones en la movilidad de la o las articulaciones afectadas.

La enfermedad, de carácter crónico e irreversible, progresa con el tiempo pudiendo desarrollar episodios inflamatorios periarticulares de más o menos intensidad. En estadios avanzados, se puede producir una unión de los huesos a ambos lados de la articulación, con desaparición del juego articular.

La artrosis no es una enfermedad mortal, pero si compromete durante muchos años la calidad de vida de los pacientes, al caracterizarse por dolor y limitación en la movilidad. Esto la hace una enfermedad con fuertes connotaciones socioeconómicas y psicológicas.

La artrosis es, además, una enfermedad muy frecuente, sobre todo a partir de la edad media de la vida, aunque sólo un 15-20% de los afectados padecen los síntomas subjetivos de la misma. El resto de los pacientes pueden morir de viejos de cualquier otra enfermedad sin haber hecho consciente la artrosis que en distinto grado padecen.

Causas

No existe una causa única que determine el desarrollo de la enfermedad. Por lo general, son múltiples los factores que intervienen condicionando su aparición. Traumatismos repetidos, pequeños o grandes, condicionan el lugar de inicio y la severidad del cuadro, pero hay muchos factores (metabólicos, vasculares, biomecánicos, endocrinos, genéticos, etc) que también influyen.

Es preciso además resaltar que cierto grado de desgaste del cartílago articular es prácticamente constante en todas las personas a partir de la edad media de la vida y no se manifiesta de forma sintomática.

Para entender como se desarrolla la enfermedad es preciso saber que el cartílago no tiene vasos sanguíneos, nutriéndose a partir del hueso vecino y del líquido sinovial que baña las articulaciones. El cartílago es además un tejido elástico con fuerte contenido en agua (70%) dependiendo su resistencia y elasticidad del contenido en proteoglicanos.

El uso exagerado o inadecuado de la articulación, produce micro fracturas y lesiones en la superficie del cartílago que sufre un reblandecimiento focal, se amarillea y se agrieta iniciándose así un proceso irreversible de degeneración y desgaste articular. La nutrición del cartílago se altera y los proteoglicanos son atacados y desestructurados por la acción de enzimas proteolíticas. De este modo, el cartílago articular pierde su superficie lisa y se adelgaza. El hueso vecino se hace más grueso y denso, apareciendo osteofitos en los márgenes de la articulación. A veces se acompaña de trastornos inflamatorios sinoviales.

Entre los factores que condicionan y determinan el desarrollo de la artrosis, tenemos la OBESIDAD, dado que el sobrepeso agrava la enfermedad, el CLIMA, dado que el tiempo frío y húmedo puede empeorar el dolor, los FACTORES PROFESIONALES, ya que posturas inadecuadas pueden contribuir a desarrollar la enfermedad y el DEPORTE, ya que el entrenamiento progresivo y programado y la protección que el desarrollo muscular representa, evitan la enfermedad.

Síntomas

La manifestación clínica por excelencia de la artrosis es el dolor, además de la rigidez, la disminución de la movilidad y a veces la deformidad de la articulación.

El dolor de la artrosis, aumenta con el movimiento o en posiciones de carga de las articulaciones afectadas. Su intensidad es muy variable, no siendo siempre proporcional al grado de afectación del cartílago. Existe por el contrario un componente subjetivo muy importante dependiendo del umbral al dolor, que es distinto de unas personas a otras, y al estado de ánimo y a la actitud del paciente hacia la enfermedad.

Su aparición altera seriamente la calidad de la vida de los pacientes y puede producir estados de ansiedad, depresión, miedo, sensación de gravedad que en sÍ mismos potencian el dolor cerrando un círculo vicioso que es preciso romper. En este sentido es muy útil combatir la ignorancia de la persona sobre la enfermedad, explicando lo que es la artrosis, lo que significa y tranquilizándole mediante técnicas de relajación e induciendo una actitud positiva y distante de la enfermedad.

El paciente debe mantenerse ocupado, distraído e interesado sólo en su justo término por la enfermedad, pues el dolor, que es un síntoma muy subjetivo, está muy condicionado por los estados emocionales y mentales.

Desde un punto de vista médico, el dolor de la artrosis se origina generalmente en el hueso subcondral o en la membrana sinovial o estructuras adyacentes, pues el cartílago en sí no puede doler al no tener terminaciones sensitivas. La inflamación de estas estructuras estimula el dolor, así como los ejercicios exagerados o la actividad excesiva.

Generalmente, las articulaciones más dolorosas son las que soportan peso de forma continuada. El dolor suele desaparecer al cabo de un tiempo de movilizar correctamente la articulación, con los masajes, estirando las articulaciones o con el reposo de la articulación en una posición confortable.

Prevención

No tiene un tratamiento curativo. Sin embargo, existen muchas recomendaciones muy eficaces para prevenir los síntomas y detener o ralentizar la evolución.

Desde este punto de vista, resulta muy importante que los pacientes conozcan la naturaleza de la enfermedad y sepan lo que pueden esperar del tratamiento médico así como las medidas que pueden poner en marcha en forma de autocuidado.

Debe recordarse que la actitud del paciente y su estado de ánimo son determinantes en la aparición y en el control del síntoma principal, el dolor.

Tratamiento

En primer lugar los pacientes deben saber que la artrosis como tal no tiene tratamiento. Ningún fármaco va a curar o mejorar la enfermedad. Por tanto el uso de productos farmacéuticos va únicamente dirigido a controlar el dolor y aliviar el malestar. Solo está indicado tomar medicamentos por tanto cuando el dolor sea un problema para el paciente y no se alivie por otro procedimiento de los expuestos anteriormente.

El tratamiento farmacológico del dolor se puede hacer mediante infiltraciones locales o por vía general, habitualmente por vía oral o rectal. Los dos grupos de fármacos a usar son :

– Los llamados Antiinflamatorios no esteroideos (AINES), reducen la inflamación local y tienen un efecto analgésico también.
– Los analgésicos simples, que calman el dolor y no producen dependencia.

En cada paciente el médico establecerá la pauta mas adecuada y ésta debe seguirse con fidelidad. Hay que tener en cuenta que la respuesta y tolerancia a los fármacos es muy variable e individualizada. Los AINES, no están exentos de efectos secundarios y, por tanto, deben tomarse en la cantidad mínima suficiente y por el tiempo justo para controlar los síntomas y permitir una capacidad funcional y una calidad de vida aceptables.

Excepcionalmente y cuando el cuadro de ansiedad y preocupación del paciente son extremos y no controlables, se pueden indicar relajantes, tranquilizantes como ayuda coyuntural.

Cuando el dolor y los síntomas se hacen incontrolables con los medios descritos y la calidad de vida se deteriora de forma grave, puede estar indicada la intervención quirúrgica. Generalmente, ésta se utiliza en las formas de artrosis que afectan a una o dos articulaciones. La intervención consiste en fijar o en sustituir la articulación por una prótesis, de las que hay distintos tipos. La cadera y la rodilla son las articulaciones donde se colocan mas frecuentemente prótesis con buenos resultados sobre el dolor y sobre la capacidad funcional de los pacientes.

En todos los casos es preciso recomendar a los pacientes que se dejen llevar y sigan fielmente y a rajatabla las indicaciones de sus médicos. Los problemas y errores más comunes se derivan del abandono de los tratamientos, de no seguirlos como están indicados y de aceptar consejos e indicaciones de terceras personas que con buena intención creen contribuir a la mejora de los pacientes.
La artrosis no es una enfermedad mortal pero sÍ muy incapacitante en muchos casos y dolorosa. Una vez establecida no tiene curación y el objetivo del tratamiento debe ser evitar que progrese a más y que no duela ni dificulte las actividades de la vida diaria.

Consejos y recomendaciones

El paciente con artrosis debe prestar mucha atención a la movilización de las articulaciones de forma habitual, frecuente y moderada. Deben practicar tanto en casa como fuera de ella ejercicios regulares, periódicos y, aunque no hay normas estrictas, hay particularidades individuales. Puede ser una regla útil practicar entre 1 y 2 horas al día de ejercicio físico, preferiblemente en tandas de ejercicios de 15-20 minutos repartidos 3 Ó 4 veces al día.

Puede ser muy útil aplicar calor, antes de iniciar los ejercicios, en la articulación a movilizar. Así mismo, resulta beneficioso darse una ducha o baño caliente y prolongado después de terminar los ejercicios. Los ejercicios en la piscina y la natación son muy beneficiosos sobre todo para articulaciones de carga como la columna vertebral, las caderas o las rodillas.

En casos avanzados o para adquirir los conocimientos y las instrucciones particulares a cada caso, puede estar indicado acudir a un Servicio de Rehabilitación donde un médico especialista y un fisioterapéuta aconsejen e inicien un programa de rehabilitación.
El reposo debe hacerse siempre en posiciones y posturas adecuadas. La higiene postural es muy importante. Además resulta muy conveniente el descanso confortable después de la ducha o del baño que sigue a las tandas de ejercicios.

Aunque requiere un adiestramiento previo, se puede recomendar la realización de ejercicios de relajación para después de la gimnasia e incluso para combatir y controlar el dolor.

Es muy importante en este tipo de pacientes controlar la dieta. Unas recomendaciones de carácter general podrían ser:
– Los pacientes comerán con moderación alimentos ricos en hidratos de carbono (pastas, pan, dulces etc). Deberán limitar al máximo la ingesta de grasas (mantequilla, tocino, carnes grasas etc).
– La dieta debe ser equilibrada e individualizada siguiendo las pautas de moderación antes referidas para ingerir las calorías adecuadas de manera que no se sobrepase el peso ideal.

Cuando la artrosis es incapacitante y si el paciente es anciano y no dispone de ayuda familiar adecuada o si ésta necesita algún tipo de soporte, no debe olvidarse acudir a los Servicios Sociales para orientarse y recabar la ayuda necesaria.

Enviado por Jorge Urbano

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