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Buscador de sensaciones

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Una locura debe parecer, ante los ojos de la gente más tradicional, el amarrarse a un elástico y lanzarse al vacío desde un puente. El deporte en cuestión se denomina bungee y quienes lo practican de seguro se encuentran ligados al tipo de personalidad conocida como novelty seeking o «buscador de sensaciones«.

Existe un tipo de personalidad relacionada con los deportes extremos y con las emociones fuertes que está completamente confirmada por los estudios genéticos realizados en esta década

No se trata de una enfermedad, sino de un perfil psicológico que describe el comportamiento de ciertas personas que se sienten inexplicablemente atraídas hacia lo desconocido o hacia todo aquello que les pueda causar emociones fuertes.

Sin embargo, no sólo los deportes extremos como el bungee agrupan a este tipo de personas; sujetos con diversos grados de cercanía al perfil de los buscadores de emoción se encuentran por todas partes: desde corredores de la bolsa y pilotos de carreras, hasta psicópatas o asesinos en serie.

Todos ellos tienen en común la necesidad de experimentar estímulos más fuertes de los que emocionan al promedio de la población. El psiquiatra de la Universidad de Chile, Cristián Prado, explicó que los buscadores de sensaciones son personas extravagantes, excitables e impulsivas.

Agrega, además, que no se cansan fácilmente, se ponen ansiosos ante la inactividad y se entusiasman fácilmente, aunque la mayoría de las veces su fervor dura poco tiempo. En el otro extremo, los sujetos que muestran una tendencia menor hacia este tipo de personalidad son más rígidos, reflexivos y leales que aquellos definidos como buscadores de emoción.

Los genes rebeldes

El estudio de las características de este rasgo de personalidad se ha intensificado con el desarrollo de la genética. Hoy, diversos científicos reconocen el que podría ser el origen la conducta de los novelty seeking. Se encuentra en un gen del cromosoma 11, el cual se manifiesta en una versión más larga en los poseedores de esta conducta.

Además, se descubrió que la característica de personalidad de los amantes del riesgo se relaciona directamente con patologías como el alcoholismo, abuso de drogas, compulsión por la comida, adicción al cigarrillo y con las conductas enfermas de los asesinos en serie y cierto tipo de ladrones. Pero no todos los buscadores de sensaciones desarrollan esta predisposición de forma negativa. Otros rasgos de personalidad y el medio ambiente influyen en cómo se expresan las predisposiciones.

Así, una persona con esta personalidad se puede convertir en un líder y permanecer allí si logra manejar correctamente sus impulsos. Se cree que cerca de un 20% de la población de Israel, Europa y Estados Unidos posee este tipo de personalidad. Y, según piensan los investigadores como el doctor Ernest Noble de la UCLA, Universidad de California, en Los Angeles (EE.UU.), los nuevos descubrimientos de la genética ayudarán a diseñar nuevas terapias para las enfermedades ligadas con la conducta de los «buscadores de sensaciones».

En la misma línea, el doctor Cristian Prado elaboró el proyecto llamado «Elaboración de un Estimador de Riesgo para Cocaína y Alcohol» (1998) que buscaba desarrollar una herramienta para establecer el grado de inclinación de los niños hacia este tipo de personalidad. Además, explica el doctor, se pretendía desarrollar un instrumento de evaluación que permitiera identificar y tratar las patologías asociadas al fenómeno del «novelty seeking».

La iniciativa del Doctor Prado quedó congelada por la falta de fondos. Pero los científicos dedicados a la genética ya plantean la posibilidad de revelar características de personalidad incluso, en los bebés que aún no nacen. El problema que se plantea, según uno de los profesionales dedicados a esta tarea, el Doctor Richard Ebstein del Herzog Memorial Hospital en Jerusalem, es la posibilidad de que los empleadores pidan pruebas genéticas para saber que no están contratando a un «buscador de emoción» o, en otro ámbito, las posibles demandas de los padres por tener hijos sin «fallas» de este tipo.

Enviado por Carlos Mory.

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