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Cáncer de piel

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Descripción

El cáncer de piel es un término genérico que engloba a un conjunto de cánceres que se originan en distintos tipos de células de la piel.

Los cánceres más comunes, por orden de más a menos malignidad son:

  • melanoma maligno.
  • carcinoma epidermoide.
  • basalioma o carcinoma basocelular.

El 18% de todos los cánceres que se diagnostican en un año se asientan en la piel. Su incidencia ha aumentado de forma espectacular en los últimos 10 años. La exposición al sol y quizás determinados cambios atmosféricos inducidos por la contaminación, parecen explicar este aumento.

En España, se diagnostican del tipo melanoma unos 4.000 casos nuevos al año. Esto representa un 11 por 100.000 habitantes. De ellos 980 mueren por esta causa.

Causas

Existen dos grandes tipos de cánceres de piel:

melanocíticos, que se producen en los melanocitos que son células de la piel que fabrican la melanina que da el color moreno a nuestra piel.
no melanocíticos, que se derivan de otras células cutáneas. Éstos a su vez se pueden clasificar según su comportamiento en benignos o agresivos y éste depende del tipo de la célula de origen.

La accesibilidad a la inspección simple, permite asegurar de forma genérica que el cáncer debe diagnosticarse pronto y por tanto tiene un tratamiento bastante eficaz, exceptuando los melanomas malignos que pueden comprometer la vida del paciente. En cualquier caso la prevención (evitando los factores de riesgo), el diagnóstico y el tratamiento en fases precoces permiten luchar con más eficacia frente a la enfermedad.

Está demostrado que la incidencia de cánceres de piel está relacionada proporcionalmente con la exposición a los rayos ultravioleta, cuya fuente más común es la luz solar. A este respecto hay que llamar la atención de las personas que acostumbran a visitar instalaciones de rayos ultravioletas, pues representan un riesgo similar al de los rayos del sol.

Además, son las personas de tez más clara las más susceptibles frente a las quemaduras solares y al desarrollo de cánceres de piel. Por tanto, nuestro llamamiento es más intenso para los rubios y personas de piel menos morena.

Respecto al melanoma, la exposición a los rayos ultravioleta no parece tener tanta influencia, pero sí las quemaduras cutáneas tan típicas de las primeras exposiciones al sol sin protección.

Síntomas

Los cánceres de piel se manifiestan por la aparición en la piel de lesiones persistentes y que en algunos casos se caracterizan por su apariencia elevada, bordes duros y una depresión central a modo de cráter. Su color suele ser nacarado y brillante y, aunque destruyen tejidos localmente, no suelen extenderse a otras partes del cuerpo. En otros casos son más planos, irregulares, a veces con costras y lecho más ulcerado.

En el caso concreto de los melanomas son tumores de color pardo y a veces negro que sangran con facilidad y puede picar.
Excepto los melanomas, estos cánceres tienen, por lo general, posibilidad de ser diagnosticados pronto aunque ha de actuarse cuanto antes.

Los melanomas por el contrario, tienen una mortalidad alta, pues pronto se extienden.

Prevención

Podemos seguir las siguientes recomendaciones:

Tomar el sol con moderación, especialmente si se tiene la piel poco pigmentada. Debe comenzarse con exposiciones progresivas y cortas, siempre utilizando filtros y cremas protectoras con factor de protección alto para que la piel se vaya acostumbrando progresivamente a los rayos solares. Siguiendo este consejo iremos aumentando el tiempo de exposición y reduciendo el factor de protección del filtro.
Evitar el sol entre las 10 y las 14 horas o en todo caso en las horas centrales del día, pues en esta franja la radiación es más intensa y los riesgos más altos. No olvidar que el sombrero y la ropa ligera sobre la piel son una buena protección. Recordar que la luz se refleja en el agua, en la nieve y en la arena. En estos lugares el riesgo de exposición son mayores.
No abusar de las lámparas ultravioleta para broncearse, y en todo caso iniciar la pauta de exposición progresiva y con protección.
Vigilar las manchas y las lesiones que aparezcan en la piel, y estar al tanto de cambios que se produzcan en el color, forma o tamaño. También consultar con el médico en caso de picores, sangrado y en aquellas lesiones que duren más de lo razonable.

Tratamiento

La extirpación quirúrgica, y en algunos casos la radioterapia u otros tratamientos farmacológicos, son las opciones terapéuticas más útiles.

Enviado por Juan Carlos Mory

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