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Consejos de salud para viajes largos

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Consejos

– Es aconsejable usar ropa cómoda y adaptada a la climatología del país al que se vaya a viajar. El calzado debe ser cómodo y hay que evitar el contacto directo de los pies con el suelo.

– En los países donde no se pueda garantizar la potabilidad del agua, se debe consumir agua embotelladas, de marca conocida y abiertas delante de uno mismo, así como para la higiene dental y de la cara.

– Ante un brote epidémico de cólera se deben extremar las medidas de control sobre el agua y los alimentos, y si hay riesgo de contagio puede estar indicada la administración de doxicilina, medida que proporciona protección durante 10-14 días.

– El viajero debe asegurarse de estar correctamente vacunado según la normativa vigente, y de no ser así, proceder a administrar las vacunas pertinentes.

Los viajes intercontinentales suponen un cambio importante en las condiciones medioambientales, en especial cuando se viaja a zonas del Tercer Mundo, donde muchas enfermedades, que han sido erradicadas en los países industrializados, constituyen aún un problema de salud.

En los últimos años ha aumentado considerablemente la frecuencia con que la población realiza viajes internacionales, lo que ha comportado un aumento del número de enfermedades infecciosas importadas, que en algunos casos llega a afectar anualmente al 25% de la población viajera, aunque por fortuna casi siempre se trata de enfermedades banales, como la ‘diarrea del viajero’. Las enfermedades más graves son mucho menos frecuentes, especialmente si se siguen las medidas profilácticas recomendadas.

Tomar precauciones

Es aconsejable usar ropa cómoda y adaptada a la climatología del país al que se vaya a viajar. El calzado debe ser cómodo y hay que evitar el contacto directo de los pies con el suelo. No son aconsejables las sandalias y zapatos descubiertos si se tiene previsto adentrarse en zonas de bosques y pantanos, puesto que ir con los pies descalzos expone a picaduras de insectos y a la penetración de parásitos y larvas.

Si se va a viajar a zonas calurosas hay que tomar precauciones para evitar el golpe de calor. Además, se aconseja el uso de gafas de sol, sombrero y cremas solares con factor de protección elevado.

Los viajeros que se dirijan a países no industrializados, donde no puede garantizarse la potabilidad del agua, deben guardar unas normas de seguridad en su consumo, pues las aguas contaminadas pueden ser un eficaz vehículo de trasmisión de muchas enfermedades. Por ello, las bebidas que se consuman deben ser siempre embotelladas, de marca conocida y abiertas delante de uno mismo. También se aconseja el uso de agua embotellada para realizar la higiene dental y de la cara. Las frutas, por su parte, deben pelarse bien, y justo antes de consumirlas. No es aconsejable el consumo de helados o zumos de fruta de los puestos callejeros, así como tampoco de cubitos de hielo en las bebidas. Se puede consumir el agua de coco.

Las carnes, los pescados y mariscos deben estar bien cocidos, evitando su consumo crudo o macerado (en adobo). Se debe evitar comer ensaladas si no se tiene la seguridad de que han sido correctamente lavadas con agua embotellada. No deben consumirse productos lácteos que no tengan garantía de pasteurización.

La diarrea y el cólera

Aunque los consejos anteriores van encaminados a evitar la diarrea del viajero, a veces ésta es inevitable. A pesar de la efectividad de los tratamientos utilizados contra la diarrea no es recomendable su uso de forma indiscriminada, debido a la posibilidad de efectos secundarios importantes y porque induce la aparición de resistencias bacterianas. Sólo se recomienda la quimioprofilaxis en pacientes inmunodeprimidos, personas con acidez gástrica disminuida y en aquellos que vayan a realizar viajes cortos en circunstancias especiales, como deportistas de elite.

Si el viajero se desplaza a una zona endémica de cólera y ocurre un brote epidémico durante su estancia, se deben extremar las medidas de control sobre el agua y los alimentos, y si hay riesgo de contagio puede estar indicada la administración de doxicilina, medida que proporciona protección durante 10-14 días. No debe tomarse en caso de embarazo, siendo recomendable abandonar la zona lo antes posible.

Las zonas de cólera deben ser conocidas antes de iniciar el viaje; la OMS edita un boletín epidemiológico conteniendo esta información, que se actualiza regularmente y puede ser consultado a través de Internet (http://www.who.ch/programmes/pll/emc/spanish). Este boletín informa de las zonas infectadas de cólera, peste y fiebre amarilla.

Además es recomendable el uso de medidas de protección contra los insectos, tanto de día como de noche, pues algunos mosquitos transmisores de enfermedades, como el dengue, pican durante el día. La ropa y el calzado debe cubrir la máxima cantidad de piel posible. Pueden ser útiles los productos repelentes de insectos aplicados sobre las zonas de la piel sin cubrir. Durante la noche, el uso de una mosquitera en la cama es una medida eficaz.

Una vacuna para cada ocasión

En cuanto a las vacunas recomendadas a los viajeros, antes de iniciar ninguna inmunización específica para el viaje, hay que asegurarse que el viajero está correctamente vacunado según la normativa vigente, y de no ser así, proceder a administrar las vacunas pertinentes. Deben diferenciarse dos grupos de riesgos muy diferentes. El grupo de viajeros de bajo riesgo son los viajeros con una estancia inferior a 2-3 semanas, en zonas urbanas, que pernoctan en hoteles dentro de las rutas turísticas habituales. En estos casos es suficiente la vacuna de la fiebre amarilla y considerar la vacuna de la hepatitis A.

La vacuna de la fiebre amarilla es necesaria en África subsahariana hasta África Austral y en Latinoamérica desde el canal de Panamá hasta el norte de Argentina. La vacuna está contraindicada en embarazadas y niños menores de nueve años y confiere inmunidad durante diez años.

El grupo de alto riesgo lo constituyen los viajeros de estancia de más de tres semanas, y aquellos que se desvían de las rutas turísticas habituales a áreas rurales. En estos casos debe añadirse a las anteriores la vacuna de la hepatitis B y de la fiebre tifoidea, especialmente si se viaja al continente indio.

En algunos casos puede ser aconsejable administrar la vacuna antirrábica, por ejemplo en viajes prolongados a zonas donde no se puede disponer de vacuna antirrábica en caso de mordedura, y especialmente en personas de riesgo como son veterinarios, zoólogos, espeleólogos, etc. Los países donde la rabia es aún un problema de salud importante son Bangladesh, Bolivia, China, Ecuador, Etiopía, México, India, Filipinas y Tailandia. La vacuna contra la meningitis A y C es necesaria en personas que viajen a zonas endémicas por períodos de tiempo superiores a cuatro semanas, especialmente si pretenden residir en zonas rurales y en estrecho contacto con la población local. Se consideran endémicas el norte de la India, Nepal, Bhutan, Pakistán y el África subsahariana.

Enviado por Juan Alberto Ramos

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