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Cuando llega el bebé

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Cuando llega un bebé… ¡todo cambia!

¿Hasta ahora, han sido sólo ustedes dos, lo cual facilita mucho las cosas. Pueden salir adonde quieran, cuando quieren, volver a la hora que se les antoje. Pueden hacer el amor libremente, sin preocupaciones ni inhibiciones. Pueden calcular sus presupuestos y darse tal vez pequeños lujos. Cada uno sigue adelante con sus propios planes personales y tienen todo el tiempo del mundo a su disposición.

Y entonces, llega el bebé, perfectamente adorable, el sueño de sus vidas… mismo sueño que se va, en un nivel muy físico, cuando comienzan los biberones de las tres de la mañana. Hay más gastos, más preocupaciones, menos libertad… pero también una sensación maravillosa, que no se parece a nada, de tener entre ustedes a un pequeño ser de su creación, de conocer ese amor incondicional, instantáneo, inacabable y sublime que sólo puede sentirse por un hijo, o por una hija.

Aquí necesitamos hacer una reprogramación. La vida de la pareja comienza a girar alrededor del recién llegado. Cambian los horarios, cambian las rutinas, cambia la libertad para ir y venir. Cambian los gastos y la visión misma del futuro. Cambia la esencia misma de la pareja y la dinámica toda de la relación.

Quizá el cambio más importante, y que puede causar cierto deterioro en la relación, es que el hombre se siente como echo a un lado. Su esposa le dedica al bebé toda la atención y el tiempo que antes le dedicaba a él. Sexualmente ya no está tan dispuesta, y en muchas ocasiones la presencia del bebé inhibe las sesiones amorosas («puede despertarse, voy a ver si está respirando, en este momento no, porque ya le va a tocar su biberón, estoy muy cansada de atenderlo todo el día…»

Que esos cambios sean benéficos o perjudiciales depende esencialmente de una cuestión de actitud. Una actitud positiva es básica para que la llegada del bebé sea, como debe serlo, un motivo de felicidad. ¿Algunas sugerencias? Aquí las tienes:

Consideren a ese bebé como una responsabilidad compartida. El bebé no es responsabilidad tuya nada más, sino de tu esposo también. Si los dos se reparten los deberes, si permites que tu esposo participe de todo, él no se sentirá aislado y podrán divertirse juntos a la vez que juntos aprenden a ser padres.

Disfrútenlo, no lo sufran. El sentido del humor es absolutamente esencial. Si toman los cambios con filosofía y buen humor, sin dejar que el estrés los controle, todo será mucho más sencillo y divertido. Después de todo, un bebé es un motivo de alegría, ¿no?

No pierdan la perspectiva de su relación. El hecho de ser padres debería acercarlos, no alejarlos. La relación no tiene por qué sufrir por la llegada del bebé: esto no es justo para nadie. Así que cuiden la relación y sigan enamorándose y conquistándose como cuando eran novios. El bebé es importante, pero desde el punto de vista de su desarrollo, y de su propia felicidad como personas, la pareja sigue teniendo prioridad.

Cómo prepararse emocionalmente para un embarazo

Dado que es completamente necesario que ambos participen en la concepción del bebé, y que él o ella será responsabilidad de ambos, tanto tú como tu esposo deben prepararse juntos desde el principio, y participar en todo. Aquí te damos algunos consejos útiles:

¡No eviten el sexo durante el embarazo! Las relaciones sexuales no afectan el desarrollo del embrión, y de hecho resultan benéficas. Además, les dará un sentimiento de unión muy especial, y les hará sentir la seguridad emocional y afectiva de que el amor entre ustedes sigue creciendo.

Evalúen su relación, y resuelvan cualquier conflicto que puedan tener. El bebé debe llegar al seno de una pareja saludable, tanto física como emocionalmente.

Visiten juntos al ginecólogo o ginecóloga, y plantéenle todas las dudas que puedan tener.

Lean, infórmense, y documéntense juntos sobre el embarazo. Vivan cada etapa del embarazo y disfruten cada parte del proceso.

Si acudes a un curso de psicoprofilaxis, procura que tu esposo te acompañe.

Dialoguen sobre la forma en que quieren formar a su futuro hijo o hija; cada uno querrá aportar sus ideas, y éstas deben estar de acuerdo y no en contraposición, para no crear problemas entre ustedes y no desconcertar al bebé a través de dobles mensajes.

No permitan que nadie tome decisiones por ustedes: ni siquiera dónde va a llevarse a cabo el bautizo, ni qué nombre le van a poner al futuro bebé.

Tienen nueve maravillosos meses para prepararse para la llegada del bebé: qué espacio físico va a ocupar, qué cuidados básicos deben de tener, aprender a cambiar pañales, a bañarlo, en fin, aprender todo lo que debe uno de saber para ser padres.

Una buena idea, que después evita muchos quebraderos de cabeza, es hacer una programación de gastos, que incluya tanto el embarazo como el parto y, después, los gastos propios del bebé. Algunos padres encuentran útil, incluso, crear un fideicomiso o adquirir un seguro para garantizar la educación del bebé, desde preescolar hasta la universidad.

Esperen al bebé con alegría e ilusión. Y, sobre todo, hagan de este proceso maravilloso, un asunto de ustedes dos.

Enviado por Jorge Urbano

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