Los estudios de orina y de sangre se solicitan normalmente para todas las embarazadas, y sirven para ampliar los cuidados prenatales. Los primeros revelan posibles infecciones renales, que de otra manera quizá pasarían inadvertidas, pero causarían complicaciones; también sirven para detectar la diabetes y evaluar el nivel de proteínas, porque si éstas aumentan en las últimas etapas del embarazo, podrían indicar la presencia de preeclampsia.
En cuanto a los análisis de sangre, permiten determinar el tipo sanguíneo. Si tienes sangre Rh negativo, y tu futuro bebé ha heredado de su papá un tipo de sangre Rh positivo, tu organismo podría desarrollar anticuerpos dañinos para el bebé, para ti y para futuros bebés, lo cual se evita aplicando una inyección de globulina especial después del primer parto. Además, los análisis de sangre permiten confirmar o descartar la presencia de anemia o de otros trastornos y enfermedades que serían perjudiciales para el feto.
Estos estudios por lo general se solicitan en la primera consulta y te los practican de 7 a 10 días antes de tu próxima cita, con el fin de que puedas entregar los resultados a tu médico.
Para acudir al laboratorio, deberás estar en ayuno de por lo menos 8 horas antes. Acude sin haber orinado por la mañana, de tal manera que el personal del laboratorio te pueda practicar un aseo y tomar la muestra de orina, para obtener el estudio llamado urocultivo.
Otra opción es llevar la primera orina de la mañana en un frasco bien lavado, o proporcionado por el mismo laboratorio. Esta muestra es para el examen general de orina. Toma la muestra al despertar después de que comiences a hacer pipí, retirando el frasco antes de terminar, para que la orina que escurra no entre al frasco. Procura que el tiempo entre la toma y la entrega al laboratorio no sea mayor de 2 horas.
Estudios indispensables
Estudios opcionales
Estudios indispensables
Enviado por Deny Torres
Rebista