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Deportes extremos

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Cada vez son más los adeptos a este tipo de aventuras. Algunos las prefieren en aire, otros en agua, y los más aterrizados en tierra. Unos incluyen velocidad, otros vértigo y otros desafían la fuerza de la naturaleza. Pero sea cual sea su nombre específico, a todos se los ha bautizado por igual: deportes extremos o X-games.

Bungee, rafting, escalada y parapente son algunas de las actividades consideradas «extremas».

La adrenalina y la convivencia con el medio ambiente son las principales características que tienen en común todos los fanáticos de los deportes extremos. Ah! Y el valor de desafiar a la muerte.

Se trata de todas aquellas actividades que requieren un buen estado físico, mucha disciplina, gusto por la adrenalina, amor por el riesgo, necesidad de superar situaciones extremas y, sobre todo, valor.

Ignacio Grez, escalador e instructor de montañismo en las Torres del Paine, en Chile, explica que «son deportes atípicos, orientados a la búsqueda de emociones nuevas y adrenalínicas, que incluyen aventura y riesgo«.

Y si bien para muchos la palabra riesgo puede parecer exagerada, estos deportistas saben que cada vez que lo practican tienen posibilidades de sufrir una lesión muy grave, o más aún, morir.

«Sabes que tienes el riesgo de morir, pero eso no te quita las ganas de hacerlo. Además, no estás pensando en ese momento que te vas a morir, sino que quieres disfrutar», comenta José Ignacio Canevaro, instructor de buceo y surfista chileno.

Personalidad

Está claro que no cualquier persona va a llegar y practicar algún deporte que implique alto riesgo y mucha acción. Se trata de individuos especiales que cuentan con una personalidad muy particular.

«Es gente que busca salir del sistema y de la rutina, que quiere dejar su escritorio en busca de cosas nuevas. Pero una vez que lo conoces, más que un deporte se convierte en un estilo de vida», enfatiza Grez.

Canevaro opina que «la gente que busca los deportes extremos es gente que tiene harta adrenalina, que lleva la cuchara a mil y que le gusta esa sensación. Se trata de personas inquietas, con harta energía, apasionados por la naturaleza y con muy buenas condiciones físicas».

Pero la adrenalina no es lo único que necesitan estos deportistas para lanzarse a la aventura. También se requiere de mucha precaución y sentido común para salvar ileso.

Y aunque suene contradictorio, a la vez se trata de personas que buscan el misterio de la tranquilidad y el silencio. Esto porque en general se trata de deportes solitarios, máquina-hombre o naturaleza-hombre. El único contrincante es la persona misma que intenta superarse cada día más.

Deportes en sí

Enumerar uno por uno a cada uno de los deportes que caben dentro de la categoría de extremos sería una larga tarea.

  • Buceo en profundidad
  • Bungee
  • Parapente

Sin embargo, algunos de los más practicados son:

Raffting: consiste en retar la fuerza de los ríos, tratando de atravesar sus rápidos en balsas de hule, goma o plástico, o en kayacs fabricados en diferentes fibras sintéticas o madera.

Bungee: salto al vacío en caída libre, alcanzando una velocidad superior a los 100 kilómetros por hora, sujetado únicamente por una gruesa cuerda elástica. Los más atrevidos realizan piruetas durante el descenso. Esta actividad tiene sus orígenes en el Pacífico Sur, claro que quienes lo practicaban no lo hacían como turismo aventura, sino para pasar del estado joven al adulto.

Escalada: al igual que los deportes de alta montaña, la escalada desciende del montañismo y consiste en el ascenso de paredes verticales hasta las alturas, utilizando brazos y piernas para poder apoderarse de la montaña. Se puede hacer de forma libre o amarrado a una cuerda como medida de seguridad para alivianar las caídas. Aquí la persona pone todo su cuerpo y mente en un solo objetivo: la cima. Las cuerdas están fabricadas con materiales especiales, capaces de aguantar toneladas de peso. La escalada puede ser en roca, nieve o hielo.

Parapente: hace más de veinte años, algunos practicantes de paracaidismo en los Alpes Suizos decidieron «volar en planeo», es decir, inflar sus paracaídas en una inclinada pendiente y correr con fuerza contra el viento, hasta empezar a volar. Esta actividad, que comenzó como una aventura de un grupo de osados, hoy en día se independizó y bautizó como parapente. Consiste en una especie de paracaídas, pero que puede ser maniobrado, de manera de poder regular la velocidad y la altura.

Buceo en profundidad: inmersión en la profundidad del océano que supere los 55 metros. Aquí, más que la profundidad misma en la que se encuentra el buzo, el peligro está en la presión, que puede efectar en forma negativa a la persona. Esto sin tomar en cuenta el frío, las corrientes, la oscuridad y lo rápido que se gasta la botella de aire a esas profundidades.

Enviado por Jorge Urbano.

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