El primer año de vida de tu bebé constituye un pilar muy importante, ya que los cambios que se dan en el ámbito de su desarrollo motriz influyen notablemente en su evolución posterior. Hay que tener en cuenta que entre movimiento físico y desarrollo psíquico existe una estrecha interrelación, de manera que a través de estímulos físicos se puede influir también en el desarrollo intelectual de tu hijo.
Haciendo un repaso de lo que implica el desarrollo motor para un niño, veremos que es una tarea muy ardua; el reto es vencer a la gravedad para llegar hasta la vertical, es decir, tu bebé debe de desarrollar ciertos mecanismos, tanto posturales como de enderezamiento y equilibrio, que le permitan contactar con el medio ambiente, por ejemplo, levantar su cabeza, ya sea para oír, ver, sentir o intentar atrapar un objeto, para pasar después a cosas más sofisticadas, como es el poder desplazarse de un lugar a otro, es decir, conseguir la locomoción.
Todo este reto está motivado principalmente por el interés de un niño sano y alerta que quiere contactar con el medio, para explorarlo, comunicarse, sentir, conocer y reconocer su entorno. El movimiento surge en él de una manera espontánea, impulsada por esa necesidad que a su vez se convierte en un logro cuando ciertos mecanismos neuromotrices se ponen a su servicio.
Enviado por Javier Delgado