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Desarrollo mental de bebé

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Tu bebé viene a un mundo terriblemente confuso, lleno de estímulos de todos tipos, muy distinto a su cómodo paraíso intrauterino, donde todo era tenue y sutil.

En sus primeras semanas, el bebé tiene que comenzar a encontrar un poco de orden en este caos, a distinguir entre los distintos estímulos y a familiarizarse con ellos. Mientras él hace esto, su cerebro va estableciendo conexiones entre sus neuronas y aprendiendo. Y por cierto, aprende muy rápidamente.

Según el eminente psicólogo suizo Jean Piaget, en los dos primeros años de vida el niño aprende gracias a su inteligencia sensomotora, un constante proceso de exploración de su entorno, durante el cual el pequeño prueba diversas soluciones para ver si funcionan, en un verdadero sistema de prueba y error, ayudado por dos facultades cerebrales básicas: la asimilación, que le permite adquirir cada vez más datos y experiencia, y la acomodación, gracias a la cual adapta sus respuestas a un mundo cada vez más vasto.

Piaget distingue seis etapas sensomotoras en este proceso elemental de aprendizaje, que ilustra el desarrollo mental de los niños.

Primera etapa

En el primer mes de vida, el bebé no tiene un control consciente sobre sus actos, sino que reacciona por reflejo. Sin embargo, al cabo de una semana, ya será capaz de reconocer tu voz, y de responder a tus tonos. A las dos semanas, dará señales de reconocerte, lo cual, seguramente, te hará muy feliz.

Segunda etapa

Del primero al cuarto mes de vida, tu bebé consigue repetir a voluntad ciertos actos reflejos, como succionar y asir objetos con la mano. Ya es capaz de sonreír, voltea en dirección a los sonidos y observa todo con gran interés. Se vuelve consciente de su cuerpo, y moverá las manos, mirándolas maravillado.

Tercera etapa

Del cuarto al octavo mes, tu bebé repite las respuestas que va aprendiendo, como golpear un juguete para que haga ruido. En este momento se despierta su curiosidad por todas las cosas. También reconoce objetos familiares, y será capaz de reconocer las rutinas, por ejemplo, cuando vas a darle de comer.

A los seis meses hará ruiditos para llamar tu atención, y le «hablará» a su propia imagen en el espejo. Es conveniente que le enseñes esta imagen al tiempo que dices su nombre, para que él o ella vaya adquiriendo consciencia de su propia identidad. A los siete meses, ya comenzará a entender el significado de palabras sencillas, como «no», y su memoria comienza a desarrollarse.

Cuarta etapa

Del octavo al doceavo mes, ya es capaz de imitar actos simples, como caras y gestos, y provocar esta especie de juego para que tú le respondas. Reconocerá su nombre y a las personas cercanas, recordará las rutinas, y aprender «gracias». Es que su memoria ha dado un gran salto hacia delante. También rechazará lo que no le gusta apartando la cabeza.

En esta etapa, disfrutan mucho jugando a las escondidas: tápalo y pregunta: «¿dónde está (su nombre)?» El o ella bajará el trapo para mostrarse. Aquí, habrá aprendido que las cosas y las personas están ahí, aunque no pueda verlas. Otra cosa que se desarrollará es su sentido del humor, su interés por los dibujos de los libros, y su comprensión de conceptos como aquí y allá, dentro y fuera, arriba y abajo.

Quinta etapa

Entre el primer año y el año y medio, comienza a resolver problemas, es decir, ya tiene un razonamiento básico. Prueba varias soluciones, aunque todavía no puede dilucidar cuáles funcionan o cuáles no antes de probarlas, es decir, no cuenta con un razonamiento lógico o deductivo.

Dará besos y dirá algunas palabras. Recogerá un juguete y te lo dará, y hasta es posible que reconozca tu rostro y el de su papá en una fotografía. También comenzará a comprender preguntas simples.

Sexta etapa

De los 18 a los 24 meses, da comienzo el inicio de la inteligencia representativa, es decir, en vez de usar la prueba y error, el pequeño comienza a pensar y se vuelve más selectivo en cuanto a las soluciones que intenta.

A partir de aquí, su desarrollo mental avanzará a pasos agigantados. Pronto comenzará a hablar, a resolver problemas mentalmente, a usar su imaginación y su creatividad para jugar, a inventar ficciones, a captar la diferencia entre ayer y mañana, y a familiarizarse con conceptos abstractos.

Enviado por Joseline Pérez

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