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Disfunción erectil

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Los médicos prefieren llamar disfunción eréctil a la incapacidad de alcanzar y mantener una erección que permita una relación sexual satisfactoria. Es un paso para terminar con el tabú de la impotencia, una enfermedad que afecta a un gran número de hombres, y de gran complejidad, ya que influye en la pareja en su aspecto más íntimo: la sexualidad.

Hablar y conocer qué es la impotencia es el primer paso para solucionarla.

Todo el mito que existe en torno al rol del hombre en el sexo ha contribuido a que muchos de quienes han sufrido algún trastorno eréctil les sea muy difícil hablar del tema.

Nuestra cultura exalta el éxito de todo tipo, incluso el sexual. Los medios de comunicación muestran un modelo de relación siempre glamoroso y excitante. Por otra parte, desde la adolescencia los niños son educados para ser siempre vigorosos y activos en el sexo.

Pero la naturaleza juega malas pasadas y destruye el mito del hombre «siempre listo». Hay una larga lista de factores que contribuyen a que en un momento determinado el juego sexual no funcione tan bien como debiera.

Un proceso múltiple

Para entender porqué se producen problemas en la erección, hay que comprender su funcionamiento, en el que confluyen múltiples factores. Por lo tanto, numerosas causas para fallar.

El Dr. Reynaldo Gómez, urólogo y vicepresidente de la Sociedad Médica de esta especialidad explica: «El pene es una vaina fibrosa rellena por una esponja formada por un músculo delgado que en condiciones normales está contraído. Cuando se produce la excitación sexual se envía una señal por vía neurológica a este músculo, que se relaja y se empieza a llenar de sangre».

Este mecanismo puede fallar por diversos motivos, como la existencia de enfermedades vasculares artereoscleróticas, diabetes mellitus, (que tapan las arterias que irrigan al pene), traumatismos de la pelvis o de la columna vertebral, entre otras. También pueden incidir el tabaquismo, el consumo excesivo de alcohol y drogas.

Teniendo en cuenta este panorama, no es casualidad que a mayor edad, más ocurrencia de trastornos eréctiles. Sin embargo, la longevidad no tendría que traer aparejada una deficiencia en la erección.

El factor psicológico

Hasta hace poco tiempo se daba mucha importancia a los factores sicológicos como causas de la disfunción eréctil, sin embargo actualmente se ha comprobado que por lo menos el 50% y hasta el 80% de los casos tiene base orgánica.

Lo que sí sucede es que la falla eréctil produce rápidamente una reacción sicológica, que se suma a los factores físicos. «Inmediatamente surgen problemas de temor, de ansiedad que lo único que hacen es aumentar la anomalía», asegura el Doctor Gómez. Y es un círculo vicioso: si se ha tenido una mala experiencia se enfrenta con mayor temor una nueva relación y aumentan las posibilidades de fallar.

La pareja tiene gran responsabilidad en este punto, ya que si no comprende al hombre o se lo rechaza, el cuadro de complica aún más. «Las mujeres no saben que el hombre puede tener problemas en su erección y tienen en su mente la imagen del macho fuerte y copulador, que dista mucho de la realidad» asegura el Dr. Gómez.

El hombre es muy dependiente de la actitud de la mujer y contrariamente de lo que le sucede a ella, la respuesta sexual del hombre es evidente. Ante cualquier falla tiene la obligación de dar explicaciones.

Además, ocurre otro fenómeno del cual poco se habla: cuando una mujer se excita y no puede lograr un orgasmo, tiene una sensación muy desagradable, («casi de rabia», asegura el Dr. Gómez) que le es muy difícil de manejar. Asumir el problema de a dos, conocer las reacciones tanto del hombre como de la mujer es fundamental para la solución.

«La comprensión y conocimiento mutuo de la pareja también es importantísima para una experiencia satisfactoria», asegura Gómez.

Los tratamientos funcionan

Sin embargo, el panorama de la disfunción eréctil no es tan sombrío. Cuando el paciente se decide a consultar ya hay un gran paso ganado. El Dr. Gómez señala que en este sentido hay un amplio espectro de casos: desde los que se demoran 10 años en pedir ayuda, a los que vienen a solicitar tratamiento porque no pueden tener relaciones más de tres veces seguidas, ignorando completamente el funcionamiento natural de la sexualidad masculina.

«Hay pacientes que antes de entrar a la consulta se van, otros que lloran, que tartamudean, hasta individuos que vienen con su pareja y se lo toman con mayor naturalidad», comenta.

En esta etapa, la solución dependerá del factor que produce la impotencia, de las características del paciente, de sus expectativas y de su pareja.

Cuando la causa es puramente sicológica es fácilmente reconocible y se soluciona con terapia sexual, la cual posee un alto índice de éxito. En el caso de falla física, hay múltiples tratamientos. La lista es larga: inyecciones de sustancias que producen erección, dispositivos físicos al vacío, prótesis, entre otros. Sin embargo, ninguno ha concitado tanta atención como el Sildenafil, conocido comercialmente como viagra.

Este medicamento actúa a nivel del músculo liso del pene, favoreciendo su relajación, la entrada de sangre y por lo tanto, la erección. Lo revolucionario en él es que no produce una erección automática, sino que ayuda a este proceso si hay una estimulación erótica.

Es de fácil administración (sólo hay que tomarlo unas horas antes de tener una relación sexual) y tiene pocas contraindicaciones. La más conocida es para los pacientes con enfermedades cardíacas que están tomando medicamentos con nitrito.

Lo revolucionario del viagra es que ayuda al hombre a reencontrarse con experiencias sexuales gratas, lo que en muchos casos soluciona el problema.
«Cuando todos los componentes están en orden: una pareja relativamente comprometida, situaciones aceptables y la erección no aparece o no es satisfactoria, uno tiende a pensar que solucionando ese punto, el rompecabeza podría volver a funcionar», asegura el doctor.

Sin embargo, el viagra no es para todo el mundo, y no reemplaza totalmente a los otros tratamientos. Lo que sí es cierto es que su irrupción y toda la publicidad aparejada, ha obligado a hablar del tema, el primer paso para su solución.

Reynaldo Gómez, urólogo y vicepresidente de la Sociedad Médica de esta especialidad, en Santiago de Chile.

1 comentario

  1. Pharma9

    17/06/2013 at 12:00

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