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El encanto de la Danza

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En su larga estancia con el Ballet Nacional de Cuba, Rosario Suárez ascendió del cuerpo de baile hasta llegar a primera bailarina, culminando con el cotizado papel de Giselle. Bailarina profesional desde los quince años, actualmente dirige su propia escuela de danza, la Academia Rosario Suárez en Miami.

«Lo más importante es querer hacerlo y tener mucha dedicación, mucha paciencia,» dice Rosario de su vocación. «El cuerpo es una cosa que toma tiempo formarlo. Muchas veces tenemos una imagen de lo que queremos ser. Entonces para alcanzar la imagen que tenemos, toma tiempo. Lo que tenemos en mente no es lo mejor (…). Hay que tener mucha paciencia y hay que ejercitarse diariamente. No es lo que se hace mucho en un día, es lo que se hace todos los días. Una hora y media, dos horas, lo que realmente forma la memoria del cuerpo», añade.

«Estoy segura de que alguien no puede llegar a ser bailarina profesional empezando a los 30 años», admite la bailarina. «Pero sí estoy segura del disfrute del baile, de oir la música, de conseguir cosas con tu cuerpo. Porque sí se consiguen cosas con el cuerpo, el cuerpo aprende, es muy agradecido. Uno lo maltrata mucho realmente. El ballet es tan buen ejercicio como el gimnasio. La combinación del ballet y el gimnasio me parece muy buena, porque en el gimnasio vas a tener la tendencia a ponerte duro. En el ballet, su técnica es tan perfecta, que va del estiramiento a la total contracción del músculo. Es el ejercicio a tope.

«La danza es un ejercicio pero estoy segura de lo que me pasa a mí pasa a mucha gente,» concluye Rosario. «Es una medicina para el estrés tremenda. Tienes que poner toda tu atención en lo que vas a hacer. La música te conquista, te conquista la tranquilidad del ambiente y lo interesante es la técnica. La técnica de la danza es muy, muy interesante. Mientras más años pasan, más yo descubro. Cuando yo doy una clase de ballet, el mundo no existe. Y lo compruebo con los alumnos que les pasa exactamente igual».

JUDY CANTOR

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