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Embarazo: Los cambios en tu vida

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Tu vida, desde el momento en el que quedaste embarazada, ya no será la misma. Tampoco la de tu esposo, por supuesto, pero como eres tú quien está gestando al nuevo bebé, eres la que tiene que afrontar los cambios más importantes.

Lo primero que tienes que asimilar es que estás embarazada, no enferma, así que, en general, puedes continuar con tu vida normal. Quizá duermas un poco más, o te canses más fácilmente, pero el embarazo no tiene por qué interferir con tus actividades diarias, ni con tu trabajo, ni siquiera con tu vida sexual.

Claro que si normalmente llevas una vida acelerada, o realizas actividades peligrosas, será necesario suavizar las cosas. Lo más recomendable es que evites saltar, montar a caballo, realizar aeróbicos de alto impacto, bajar corriendo las escaleras, «escalar» el clóset, cargar cosas pesadas y todas las actividades que impliquen riesgo de caída o esfuerzos fuera de lo común.

El exceso de actividad física y la falta de agua frecuentemente se reflejan en la mujer embarazada con la presencia de contracciones, de las cuales puedes o no darte cuenta (lo notarás sólo si tienes cólicos), pero que el médico puede ver cuando hace un ultrasonido, especialmente en aquellas mujeres que acuden con dolor o sangrado.

Trata de evitar complicaciones en tu embarazo bajando tu actividad física. El secreto es que tomes las debidas precauciones, según tu actividad normal. Si tu cuerpo te pide descanso haciéndote sentir fatigada, un poco mareada o con la presión baja, escúchalo y cuídate.

Otro cambio importante debe darse en ciertos hábitos. Si eres fumadora, lo mejor que puedes hacer es dejar el cigarrillo por completo, cuando menos mientras estés embarazada. El cigarrillo es vasoconstrictor (contrae el diámetro de los vasos capilares), lo cual puede afectar tanto al feto como a la placenta, y además causa problemas de bajo peso en el recién nacido, entre otras muchas cosas.

Así mismo, tu consumo de alcohol debe reducirse al mínimo, y desde luego, ahora y siempre debes mantenerte alejada de las drogas.

Si bien la placenta es impermeable a las células sanguíneas y a las bacterias, no lo es a los pequeños virus y a la mayoría de los medicamentos y las drogas. El alcohol es una de esas sustancias que sí pueden traspasar la barrera placentaria. Cuando una mujer embarazada bebe, es como si el feto bebiera también, por eso el hijo de una alcohólica puede hacerse adicto en el útero, igual que ocurre con las drogas como la cocaína, la heroína, el LSD y las drogas de diseñador, entre otras.

El lado bueno de esta semi permeabilidad de la placenta es que además del oxígeno y los nutrientes, por ella pasan algunos de los anticuerpos de la mamá. Es decir, el feto comparte los riesgos bioquímicos de su madre, pero también se beneficia temporalmente con sus defensas .

Enviado por Luz

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