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Embarazo: Los cambios en tus emociones

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En los diferentes momentos del embarazo, tus hormonas están en plena actividad. Todo tu cuerpo está concentrado en esa nueva vida que se está gestando. Y como todo en el organismo está relacionado, esos cambios en tus niveles hormonales provocan que tus emociones estén en un verdadera montaña rusa.

Tan pronto lloras, como te ríes. Te sientes triste, te sientes feliz, te sientes angustiada, te sientes tranquila. Puedes pensar que estás fea (en realidad estás preciosa), o que tu pareja ya no te ama, lo cual desde luego no es cierto. Estás más irritable y sensible que de costumbre, y hay que tratarte con alfileres. Todo es cuestión hormonal y por lo tanto natural, no hay nada de malo en ti.

Si entiendes que estos cambios repentinos de humor son algo natural, podrás comprenderlos y controlarlos. Mientras menos te estreses, menos te angusties, más normal sea tu vida diaria y más ilusión tengas de ese nuevo bebé que pronto llegará, más feliz, tranquilo y saludable será tu embarazo.

Tus emociones básicas

Estar embarazada es un cambio mayor en tu vida, que te está preparando para un cambio aún mayor, que es el de tener un hijo. Todos los cambios mayores generalmente provocan una mezcla de emociones, y en este caso, tu esposo tampoco estará exento del efecto que todo este nuevo estado de cosas causa en sus propias emociones.

Con toda la felicidad y la ilusión que seguramente sientes, es completamente normal que a veces haya algunas nubes negras de preocupación en tu horizonte, que te causen temor y ansiedad.

Por ejemplo, no sabemos por qué obscuro motivo la gente, cuando está en presencia de una mujer embarazada, se suelta hablando de bebés que han nacido mal, de mujeres que han tenido accidentes horribles, de todos los peligros que se enfrentan durante el embarazo. Eso, claro, pone a la pobre embarazada en un estado de espanto mayúsculo.

La primera regla es, entonces: NO ESCUCHES A ESA GENTE. Pídeles que hablen de otra cosa o, si no tienes confianza, retírate con cualquier pretexto.

Es cierto que hay muchas cosas que pueden salir mal, pero hay muchas más que seguramente saldrán bien, sobre todo si tienes buena salud, y si llevas tu embarazo de una manera saludable y feliz, constantemente vigilada por tu médico, y constantemente apapachada por tu esposo y tus seres queridos.

Otro motivo frecuente de ansiedad, es el futuro de ese hijo o hija que todavía no ha nacido: ¿podrán darle una buena educación? ¿Tendrán dinero suficiente para cubrir todas sus necesidades? ¿Qué harán si se enferma? ¿Qué pasa si uno de ustedes, o ambos, falta? Bueno, aquí entramos a la segunda regla: CRUZA CADA PUENTE CUANDO LLEGUES A EL. Aun cuando siempre es bueno planear las cosas con tiempo, sobre todo en lo referente al dinero, la vida está llena de imprevistos, y no tiene caso angustiarse por cosas que pasarán en el futuro, o que incluso ni siquiera sucederán. Tu visión del futuro debe incluir a un bebé sano y feliz, creciendo y desarrollándose en el seno de un hogar estable y armonioso. ¡Nada más!

por Luz

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