Las enfermedades alérgicas constituyen un amplio grupo de enfermedades que se caracterizan por la respuesta exagerada o inapropiada de nuestro organismo a determinadas sustancias extrañas que entran en contacto con él y que, en condiciones normales, a otras personas no les causan ningún daño.
Son muy frecuentes, ya que aproximadamente entre un 10% y un 20% de la población general padece algún tipo de enfermedad alérgica.
Las enfermedades alérgicas son muy antiguas (el Faraón Menes murió por la reacción anafiláctica a la picadura de una avispa, en el año 2621 a. De C.), pero su frecuencia está aumentando considerablemente en los últimos años.
Dependiendo del lugar en el que tiene lugar la reacción alérgica nos podemos encontrar con distintas enfermedades como: anafilaxia, rinoconjuntivitis, asma bronquial, urticaria, angioedema, alergia gastrointestinal y dermatitis atópica.
La excesiva sensibilidad del organismo de una persona alérgica frente a una sustancia extraña es la base de las reacciones de hipersensibilidad y alérgicas.
En las enfermedades alérgicas se produce siempre una reacción denominada de tipo I. En ella, inmunoglobulinas E (anticuerpos) reaccionan frente a las sustancias extrañas (antígenos) liberando de las células cebadas que existen en nuestro cuerpo mediadores químicos y como consecuencia de ello, se produce una reacción inflamatoria y los síntomas correspondientes. Siendo las bases químicas comunes en todos los casos, las manifestaciones clínicas son distintas según se trate de la mucosa de la nariz, de las de los bronquios o de la piel.
Las enfermedades alérgicas son producidas por antígenos alérgicos (sustancias extrañas) o alérgenos. En personas no sensibilizadas, estos antígenos en las cantidades habituales son inofensivos.
Los grupos de alérgenos más frecuentes son: polen, ácaros, ciertos medicamentos (especialmente antibióticos), algunos alimentos, ciertos productos químicos, venenos de insectos, etc.
Los síntomas más comunes que aparecen son:
Las alergias se pueden diagnosticar mediante diferentes pruebas:
Consisten en poner sobre la piel una gota en solución de la sustancia que se quiere probar y se hace penetrar por medio de una lanceta (instrumento de acero que sirve para sangrar, abrir tumores, etc.). Se utiliza un control positivo (histamina) y otro negativo (suero fisiológico) con los que se compara.
Como no se pueden hacer pruebas a los cientos de posibles alergenos, éstas van dirigidas por la sospecha del médico. Son rápidas, bastante seguras y muy sensibles.
Cuando hay dudas razonables entre los resultados de otros análisis y la historia que refiere el paciente, puede intentarse reproducir la enfermedad sobre el órgano en cuestión (nariz, ojos, bronquios, etc.) administrando la sustancia sospechosa.
Estas pruebas comportan un riesgo y deben ser pautadas bajo control médico.
Analizando en sangre las tasas de inmunoglobulinas E, lo que aporta otra gran ayuda para el diagnóstico, pues están elevadas en los pacientes alérgicos.
Sin embargo, estas pruebas aún siendo muy específicas, son menos sensibles que las pruebas cutáneas y muy costosas.
El tratamiento de las enfermedades alérgicas debe ser individualizado, valorando la gravedad y la intensidad de los síntomas, así como los costes y los posibles efectos adversos de ciertos medicamentos como los corticoides.
Los fundamentos básicos del tratamiento consistirán en:
Evitar los alérgenos que provocan las causas de la alergia en cada caso.
Utilizar juiciosamente los fármacos disponibles siguiendo estrictamente las pautas marcadas por el médico.
En los casos en los que esté indicado utilizar la inmunoterapia (vacunas), que consisten en aplicar al paciente alérgico una serie de inoculaciones (generalmente una o dos por semana de dosis progresivamente mayores) de extractos de los alergenos purificados y estandarizados. NO TODOS LOS PACIENTES ALÉRGICOS SON SUSCEPTIBLES DE TRATAMIENTO CON INMUNOTERAPIA (VACUNAS).
En los alérgicos al polen o ácaros, aplicar medidas de control ambiental como:
EN CASO DE ALERGIA AL POLVO DE CASA, ÁCAROS Y MOHOS:
EN CASO DE ALERGIA O HIPERSENSIBILIDAD AL POLEN:
EN CASO DE ALERGIA A LAS AVISPAS, ABEJAS Y OTROS INSECTOS:
EN CASO DE ALERGIA A ALIMENTOS:
EN CASO DE ASMA BRONQUIAL:
Será de interés la gimnasia respiratoria. Al levantarse y al acostarse, durante un periodo de 10 minutos, realizar los siguientes ejercicios:
Enviado por Analí Gomez.