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Estrés y gimnasia mental

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«Llamamos estrés a cualquiera de los estados de crisis que afectan a las personas cuyas defensas mentales (no fisiológicas) no están preparadas adecuadamente para las demandas del medio ambiente en el que viven», dice Rupert Salvadeau, sicólogo humanista, doctorado en las universidades de Barcelona y Madrid.

Salvadeau se ha dedicado, durante los últimos 17 años, a impartir clases universitarias sobre la cibernética del ser humano, que en su nueva etapa ha llamado sicología en cuarta dimensión, porque incluye el aspecto espiritual del individuo para la sanación.

«Es un problema de programación mental. Cuando una persona con una mente vulnerable, insegura, o no desarrollada en su autosuficiencia, choca con los compromisos, las responsabilidades, o las dificultades, la respuesta es el estrés», afirma Salvadeau, que trabajó muchos años en la neoyorquina Universidad de Columbia antes de pasar a la Universidad de Miami.

«La gente no se responsabiliza sicológicamente, y cuando tiene estrés toma pastillas, y eso no funciona. Un estado emocional, producido por una causa sicológica, no lo resuelve un fármaco. «Si la causa del estrés sigue adentro, el estrés sigue adentro», asegura el doctor, pero reconoce que en muchos casos, el sicólogo no puede empezar a trabajar si el paciente está demasiado nervioso.

«Entonces se justifica un medicamento para calmarlo momentáneamente. A través de la pastilla se reduce la tensión parasimpatica del individuo, porque es en el sistema nervioso parasimpatico donde reside el estrés, que se calma a través de un cambio en la química orgánica. En realidad, lo que se consigue desde el punto de vista de la mente, es reducir la frecuencia de ondas de la corriente electromagnética del cerebro», apunta.

Según Salvadeau, la pastilla reduce al individuo a nivel de alpha, «pero es que el nivel alpha se consigue con una facilidad prodigiosa, y eso es lo que yo muestro en el curso sobre estrés que imparto en la universidad». El sicólogo le enseña a sus estudiantes a relajarse, y con un mínimo de entrenamiento, ellos logran el nivel de alpha, «que es lo mismo que se consigue con una pastilla de Prozac o de Zanac».

Entonces, el individuo empieza a trabajar con su propia mente, y modifica por sí mismo las causas que están provocando la situación de alteración.

«El estrés se tiene que trabajar de acuerdo con su naturaleza. Para los que trabajan con la farmacia a nivel siquiátrico o médico es lógico que no existe más que un tipo de estrés. Pero para el sicoterapista, además del estrés físico, existen el intelectivo, el emocional sicológico y el espiritual», explica Salvadeau.

«La señora que trabaja en una factoría tiene un estrés físico tremendo, porque cobra por cada pieza que termina y tiene que ir a una velocidad muy grande para reunir un sueldo aceptable».

Pero el sicólogo aclara que cuando un pensamiento se convierte en idea fija, entonces se está hablando de un estrés intelectivo, «que luego se convierte en una obsesión, hasta llegar a la monomanía, como en el caso de los celosos. La tensión se manifiesta neurológicamente, pero depende del pensamiento».

Por otra parte, el estrés emocional lo puede producir tener a una persona negativa al lado, alguien que lo critica todo. «Esto provoca alteración e incomodidad, y es el tipo de tensión que llega a producir una úlcera péptica, una gastritis o asma. Este es completamente sicosomático», afirma Salvadeau.

El estrés espiritual es mucho más profundo, explica el sicólogo, porque viene de no encontrarle sentido a la vida. «Hay circunstancias que producen frustración, y la persona siente que se ha equivocado en todo, que no ha hecho nada que sirva para algo, y no sabe cómo salir de ese atolladero. Esa presión no la cura el Prozac, sólo la anestesia».

Para Salvadeau, hay muchas personas que están viviendo una vida de tanta tensión, que no vale la pena. «El estrés puede llegar a malograr por completo la existencia de un ser humano», dice. «Quienes lo padecen deben saber que de la misma manera que se ha producido en su mente, por la debilidad de esa mente, ellos pueden conseguir invalidarlo creando una mente fuerte y poderosa».

«Igual que un niño enclenque se puede convertir en un atleta, a base de ejercicio; a través de gimnasia mental se puede conseguir que una mente débil se convierta en atlética». Esta realidad es la que se enseña en los cursos que se están llevando a cabo en el Koubek Center.

ELENA IGLESIAS

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