Gonorrea: una puerta abierta para el VIH

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Piense en relaciones sexuales sin protección y seguramente aparecerá en su mente el fantasma del SIDA. Pero sin dejar de lado esa enfermedad, es importante que recuerde el nombre de otra infección que no sólo le puede provocar serios problemas, sino hasta facilitar el contagio con el VIH (virus de la inmunodeficiencia humana): la gonorrea.

«La gonorrea es causada por la bacteria Neisseria gonorrhoeae y puede afectar a cualquier persona que sea sexualmente activa«, explica el doctor Alberto Avendaño, director de los Servicios de VIH-SIDA de la Universidad de Miami.

Según el National Institute of Allergy and Infectious Diseases (Instituto Nacional de Alergia y Enfermedades Infecciosas) de Estados Unidos, esta bacteria crece y se multiplica rápidamente en áreas húmedas y cálidas del cuerpo, como el aparato reproductivo, la cavidad oral y el recto, por lo que cualquier tipo de relación sexual (vaginal, oral o anal) es propensa a difundir la bacteria.

De acuerdo con datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), en América Latina y el Caribe hay 7.1 millones de adultos con gonorrea. Sin embargo, la OMS indica que los adolescentes en edades entre 15 y 19 años por lo general se contagian más, debido a que no tienen tan fácil acceso a métodos de prevención y a que tienen parejas sexuales casuales y múltiples con más frecuencia.

Síntomas y consecuencias de la gonorrea

Desafortunadamente, la gonorrea es otra enfermedad de transmisión sexual (ETS) que suele presentarse asintomática (en más del 80 por ciento de las mujeres y cerca del 10 por ciento de los hombres) y, en consecuencia, los infectados no buscan tratamiento ni previenen su contagio a otras personas.

Si aparecen síntomas, esto sucede cerca de 10 días después del contagio. «Los signos incluyen una sensación dolorosa de ardor o quemazón al orinar, combinados con una secreción purulenta verde o amarilla que mancha la ropa interior«, señala el doctor Avendaño.

En las infecciones rectales también puede haber picazón, secreción y hasta movimientos intestinales dolorosos, mientras que la gonorrea localizada en la faringe (como consecuencia de las relaciones sexuales orales), provoca dolor de garganta, inflamación y enrojecimiento de la faringe y las amígdalas.

Pero cuando no hay síntomas o éstos se presentan en forma tardía, la enfermedad se descubre cuando ya ha ocasionado un daño mayor a nuestro organismo. «Para los dos sexos, la complicación principal es la infertilidad. En la mujer, esto se debe al desarrollo de la enfermedad pélvica inflamatoria (infección de los órganos reproductivos internos, como el útero y las trompas de Falopio), que también puede provocar embarazo ectópico (fuera de la matriz), una condición peligrosa para la vida del bebé y su mamá», afirma el profesional.

La gonorrea también puede evolucionar y producir una uretritis, es decir, un estrechamiento de la uretra, que es el conducto por donde la orina sale de la vejiga. Además, una mujer infectada puede contagiar a su bebé durante el parto y causarle infecciones en los ojos que pueden terminar en ceguera.

Pero quizá la consecuencia menos conocida y más riesgosa, es que la gonorrea incrementa cuatro veces la probabilidad de contagio con el VIH, el virus responsable del SIDA. Según la OMS, esto ocurre porque las células que forman una barrera normal se rompen por la acumulación de linfocitos (células susceptibles de ser infectadas con el VIH) en las zonas afectadas por la infección.

Diagnóstico de la gonorrea

Según los Centers for Disease Control and Prevention (Centros para el Control y Prevención de Enfermedades) de Estados Unidos, entre el 10 al 40 por ciento de las mujeres con gonorrea desarrollan la enfermedad pélvica inflamatoria cuando no se les efectúa un diagnóstico ni se les recomienda un tratamiento a tiempo.

Detectar la gonorrea, sin embargo, es relativamente fácil. «Se diagnostica por un examen que se realiza tomando una muestra de la vagina, de la uretra (en el pene del hombre) o del ano y, en algunos casos, por cultivo o muestra de la garganta», asegura el experto.

Lo importante es hacerlo apenas se experimentan los primeros síntomas o cuando usted sospecha que pudiera estar infectado, para que la enfermedad no le deje secuelas ni siga contagiando a otras personas.

Cómo prevenirla

La única forma de asegurarse de que no será contagiado es la abstinencia sexual. Una forma más realista de disminuir enormemente las posibilidades de padecer la gonorrea, es usando condones siempre y en la forma adecuada. «El uso correcto y constante de condones durante la actividad sexual puede prevenir la infección», dice el doctor Avendaño.

En el caso de las embarazadas infectadas con gonorrea, las medidas de prevención están destinadas a preservar la salud de su bebé. En ese sentido, los médicos pueden impedir las infecciones en los ojos de los recién nacidos, aplicando nitrato de plata u otros medicamentos a los ojos del bebé enseguida después del parto. Y precisamente por estos riesgos los doctores recomiendan que las mujeres embarazadas se hagan al menos un test para detectar gonorrea.

Tratamientos para la gonorrea

La buena noticia es que la gonorrea tiene cura si se reciben los cuidados médicos necesarios. El tratamiento consiste en antibióticos orales o inyectables, con frecuencia de una sola dosis, para la persona infectada y su compañero sexual. A veces la infección de gonorrea ocurre al mismo tiempo que la de clamidia, por lo que los doctores prescriben una combinación de remedios.