En 1990 la medicina tomó conciencia de la importancia de la salud femenina. Antes, muchos médicos asumían que lo que es válido para ellos también lo es para ellas.
Luego de mucho andar, finalmente la medicina ha reconocido que la salud de la mujer implica mucho más que vigilar el funcionamiento de su sistema reproductor. Hoy los médicos se preocupan por las estadísticas que indican que las enfermedades cardíacas son la principal causa de muerte de las mujeres en Estados Unidos. Sin embargo, durante mucho tiempo las mujeres casi fueron excluidas de los estudios que se realizaban sobre padecimientos de ese tipo. Muchos investigadores asumían que lo que averiguaban con estudios en hombres era válido para las mujeres. Ahora se han dado cuenta de que eso es falso, que los síntomas de un ataque cardíaco en una mujer son muy distintos de los de un ataque en el caso de un hombre.
La depresión es otro tema femenino: es una enfermedad que se da en mucho mayor grado en las mujeres que en los varones. El desarrollo de los antidepresivos, llamados inhibidores selectivos de recaptura de la serotonina, expandieron las opciones de terapia.
En los últimos años se han desarrollado al menos una decena de métodos para tratar la incontinencia. Hoy la mujer puede optar por anillos de estrógeno, descargas eléctricas, técnicas como biorretroalimentación y nuevos medicamentos, así como nuevas técnicas quirúrgicas.
Una sustancia poco estudiada, el estrógeno, parece desempeñar un papel mucho más importante en la salud de la mujer que lo que se creía previamente. Los científicos hoy aseguran que esa hormona podría estar, en última instancia, relacionada con la inmunidad, la depresión y la demencia, en mucho mayor grado que en el caso de los hombres.
Las doctoras Pregler, Milliken y Elizabeth Kennard, catedráticas de la Universidad Estatal de Ohio en Columbus, en una entrevista con la CNN consideraron que la siguiente lista refleja los avances más destacados en el campo de las salud femenina durante la décade del novente:
Se desarrollaron pruebas genéticas que pueden identificar a las mujeres que tienen una probabilidad hereditaria mayor de contraer cáncer de mama.
Las enfermeras, los médicos y otros profesionales de la salud han tomado conciencia en la década del 90 de la peligrosa incidencia de la violencia doméstica: es mucho más común de lo que se creía. Según estadísticas de los centros para el Control y Prevención de Enfermedades, con sede en la ciudad estadounidense de Atlanta, hasta un 30 por ciento de las mujeres que son atendidas en las salas de emergencia tiene lesiones o síntomas relacionados con abuso físico.