Lo que los padres deben saber, sobre la higiene de los oídos

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La doctora puertorriqueña Sandra González, especializada en Pediatría en el Children Hospital de la ciudad de Miami, explico que a su consulta como médico de emergencia del Kendall Regional Hospital, llegan muchos niños con diferentes tipos de dolencias en los oídos.

«Los casos más comunes son los cuerpos extraños que los niños introducen en sus oídos, que van desde esferas de cristal, maíz, arveja, palitos, crayolas hasta bolas hechas de papel periódico.

Al estar por mucho tiempo un cuerpo extraño en el oído puede causar perforación de la membrana timpánica y en un caso extremo el paciente puede perder definitivamente la audición. Generalmente estos cuerpos se extraen con pinzas especiales, pero cuando están muy profundos y el oído se inflama hay que sedar al niño para evitar que se mueva y produzca un daño permanente en el órgano», agrega la doctora González. «Por otro lado, tenemos que tener mucha precaución cuando el niño tiene gripe constantemente o éste se prolonga, ya que el conducto que une el oído con la nariz, (trompa de Eustaquio) se congestiona y las bacterias llegan al oído y producen infección. Esta infección se trata generalmente con antibiótico por vía oral».

Otro tipo de infección muy común es la del nadador, que como su nombre lo indica, es producida cuando el agua entra con mucha presión en el oído del niño, irritando el canal externo y produciendo la infección.

Por eso es muy recomendable que el niño use los tapones al nadar. Es recomendable mantener las piscinas bien limpias para evitar gérmenes y hongos. También a manera de prevención se pueden aplicar unas gotitas de vinagre en el oído antes de nadar creando un ambiente alcalino el cual evita que crezcan las bacterias. Este tipo de otitis se combate generalmente con antibiótico en gotas que van directamente al oído.

La limpieza del oído

Es muy importante mantener el oído bien aseado para evitar infecciones; el mejor método es utilizar las bombitas que tienen un conducto especial que entra al canal y lo irriga con agua tibia la cual sale naturalmente llevándose los gérmenes e impurezas. También es recomendable el hisopo de algodón siempre y cuando la cera no se endurezca y forme una masa compacta, la cual al introducir el algodón se hunda más y lastime la membrana timpánica; en ese caso lo más recomendable son unas cuantas gotitas de agua oxigenada la cual diluye la cera y la extrae naturalmente.

MARIA TERESA CASTAÑEDA