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Primeras relaciones del bebé

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Unida al interés por las personas, en el segundo mes de vida de tu bebé, aparece la sonrisa social como respuesta a estímulos externos, aunque no existe aún un reconocimiento de las personas ni diferenciación entre ellas. Es hasta los 7 u 8 meses que se forman lazos más estrechos con una o varias personas específicas, con la madre o la persona que cuida más del bebé.

Aparece la ansiedad por la separación, con manifestaciones de disgusto cuando ésta sucede. Tanto la separación como el reencuentro tienen un marcado carácter emocional. Si el niño es separado de su entorno por adopción a esta edad (aproximadamente a los 2 – 5 meses), pueden producirse desajustes por el cambio de rutinas, aunque las separaciones que ocurren después de los 7 – 8 meses de edad tienen efectos más significativos pues ya se han formado apegos.

Desde los primeros días de nacido, el bebé establece los primeros vínculos en una relación con la(s) persona(s) que satisfacen sus necesidades primarias de alimentación, sueño, limpieza, comodidad.

Hacia esta edad se presenta el miedo a los extraños, que antes no se presentaba. Meses antes podían ser cargados en brazos por diferentes personas. A partir de los 7 – 8 meses se manifiestan reacciones de disgusto y rechazo hacia desconocidos y se orientan con apego hacia los conocidos.

Con el crecimiento varía la manera de expresar las emociones y la manera como éstas influyen en las acciones. La sonrisa es un elemento importante en las relaciones sociales: inicialmente es una reacción refleja, pero pronto es una expresión de satisfacción y bienestar al reconocer objetos o situaciones anteriores: sonríe cuando aparece el móvil que está en su cuna, el patito de plástico que le pone mamá en la bañera, etc. Los padres, los hermanos, los abuelos, los tíos y primos refuerzan la expresión de la sonrisa con expresiones de alegría, mimos, expresiones vocales, lo que produce que vuelva a aparecer y se convierta en una forma de comunicación social.

Muy pronto también reconoce las emociones de los demás, las interpreta. Ya desde los tres meses manifiestan cara de disgusto ante una cara inmóvil, inexpresiva o de tristeza de la madre. A partir de los dos años son más sensibles a las situaciones de tensión y son capaces de reconfortar a otro en una situación negativa con una palabra, un gesto o una caricia.

Desde los primeros días de nacido, el bebé establece los primeros vínculos en una relación con la(s) persona(s) que satisfacen sus necesidades primarias de alimentación, sueño, limpieza, comodidad. Con el tiempo, la relación se independiza de la satisfacción y encuentra placer en la relación y el contacto con la persona por sí misma. Es tan importante esta primera relación para el desarrollo del niño, que el creador del psicoanálisis, S. Freud, defendió que la relación con la madre constituye el modelo de todas las relaciones afectivas posteriores.

Enviado por Grecia Alemán

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