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Recién nacido. Recién venido al mundo!

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En el momento de nacer, el bebé tendrá una urgente necesidad de aire, porque estará sufriendo una ligera hipoxia, es decir, una falta de oxígeno. Esto se debe a que en el momento del parto suele haber poco oxígeno en la sangre del cordón y en cuanto el cordón queda expuesto al aire, la circulación sanguínea umbilical se detiene y el bebé ya no obtiene oxígeno de su mamá.

¿Sabías que?
Al cortar el cordón umbilical, el médico suele dejar, unido al cuerpo del bebé, un trozo de entre 5 y 8 cms. de largo. Este pedacito de cordón umbilical se secará y se caerá a los dos o tres días, dejando una cicatriz que, por supuesto, todos tenemos y que conocemos como ombligo.

Pero, hay algo curioso e impresionante a la vez. Hasta este momento, tu bebé «respiraba» líquido, no aire. Así que sus pulmones están llenos de ese líquido, que aunque es expulsado en parte en cuanto la cabeza sale y el canal del parto presiona el pecho del bebé, todavía quedará algo en sus pulmones (no te apures, se reabsorberá más tarde), además de los alvéolos del árbol pulmonar están desinflados, y necesitan dilatarse y llenarse de aire.

Este primer aliento no es nada sencillo para el pobre bebé. Los expertos calculan que la primera inspiración necesita cinco veces más esfuerzo que la respiración normal. Para ayudarlo, el médico puede retirarle la sangre y el moco de la nariz y de la garganta con un aspirador, le frotará el pecho y le dará unas pequeñas nalgadas, o palmadas en las plantas de sus pies. No obstante, en la gran mayoría de los casos, no se necesita de ningún estímulo especial, puesto que la falta de oxígeno y el aire frío de la habitación (frío en comparación con su cálida cuna líquida en el útero), lo estimularán a respirar, incluso antes de que el médico corte el cordón umbilical.

Y por cierto, a los bebés no les duele que les corten el cordón, puesto que éste no tiene terminaciones nerviosas. Tampoco sangra, porque sus vasos sanguíneos están cubiertos de una sustancia gelatinosa, que se expande cuando el cordón es expuesto al aire, y actúa como un torniquete que comprime y obtura las dos arterias y la vena umbilical.

Inmediatamente que esto pasa, la presión interna del corazón obliga a que el orificio que comunicaba las dos aurículas del feto se cierre, provocando que llegue a los pulmones más sangre de la que llegaba cuando el bebé vivía en el útero. En este momento, el bebé ya no necesitará el cordón umbilical para abastecerse de oxígeno, sino que puede utilizar sus propios pulmones y su corazón.

¿Cómo se verá tu bebé al nacer?

A ti te parecerá hermosísimo (o hermosísima, según), pero la verdad es que un bebé que acaba de nacer, aunque tierno, no es precisamente un modelo de belleza.

Todos son bastante parecidos, y se ven más o menos, de la cabeza a los pies, así:

¿Sabías que?
Las mujeres aztecas no se acostaban para dar a luz, sino que se ponían en cuclillas, con las piernas lo más abiertas que les fuera posible. Esta posición favorece la distensión de los músculos pélvicos con ayuda del pujo, y la gravedad ayuda a que el bebé pueda ser expulsado más rápidamente.

Su cabeza será grande en proporción a su cuerpo, y no se ve muy redondeada que digamos, puesto que los huesos de su cráneo no están unidos con firmeza (si estuvieran unidos sólidamente, tu bebé no habría podido pasar por el canal del nacimiento). Sin embargo, su cabecita se redondeará un poco después.

Esta cabeza estará cubierta de un vello muy suave, parecido a una pelusa, que puede ser rubia (casi blanca), roja (si va a ser pelirrojo), castaña o muy negra. Algunos bebés nacen con mucho «cabello», y si es así, éste normalmente estará parado.

Sus ojos pueden estar un poco hinchados; después de todo, ha pasado por una verdadera odisea como es el proceso de nacer. Los médicos opinan que los bebés recién nacidos pueden ver, pero no enfocan bien. Su campo visual más o menos claro abarca unos 20 ó 25 centímetros.

Casi todos los bebés son chatos, y parecen tener barritos en la nariz; son sus glándulas sebáceas, que todavía están inmaduras. Esto desaparecerá por sí solo.

Sus manitas estarán un poco descarapeladas, pero vendrán completas con sus diez uñitas (a veces un poco largas), igual que sus pies.

Sus órganos genitales pueden estar un poco inflamados, en especial si resultó ser un varón.

Su piel se verá un poco moteada, algo morada, y puede estar cubierta de una sustancia aceitosa y blanquecina, que se llama vernis caseosa. También puede estar cubierto de un vello muy fino, que desaparecerá al cabo de unas semanas.

Este bebé tuyo nacerá, idealmente, con todos sus mecanismos perfectos. Incluso, si pones un dedo en su manita, lo apretará con bastante fuerza y, desde luego, ya viene preparado con el reflejo de succión, para poder alimentarse de tu pecho.

Enviado por Juan Carlos Mory

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