Saludisima
×

Salud en el buceo deportivo

Compartir esta páginaShare on FacebookShare on Google+Tweet about this on Twitter

La sensación que experimentan bajo el agua quienes practican buceo es similar a la vida dentro del útero materno: un entorno líquido, en el cual sólo se puede escuchar la propia respiración.

El mar siempre ha sido un misterio para el hombre. Mitos como el continente perdido de la Atlántida o realidades como el naufragio del poderoso Titanic han impulsado al ser humano a querer descubrir esos fascinantes secretos. Así nació el buceo, un deporte cuyo objetivo va mucho más allá de quemar calorías.

«Bajo el agua, los brazos no sirven ya que los músculos que se emplean son los de las piernas, pero lo ideal es no hacerlo porque se necesita demasiado oxígeno. El ritmo es tranquilo, relajado, pausado… A medida que vas adquiriendo destreza te desplazas más y con menos desgaste», asegura Rolf Pollak, un instructor de buceo que lleva prácticamente toda su vida dentro del agua.

«Un buzo debería tener un buen estado físico, saber nadar y no fumar, pero eso no es excluyente», explica Rolf Pollak.

La experiencia del buceo va más allá del simple placer por hacer deporte. Para Pollak, «el fin del buceo es disfrutar maravillas y emociones que no existen afuera. La sensación de estar colgados, suspendidos, es algo que se da sólo dentro del agua», destaca.

En este deporte, todo se puede aprender. Incluso hay gente que bucea y le falta alguna extremidad como las piernas o un brazo. Sin embargo, el buceo no es recomendable para enfermos del corazón, claustrofóbicos o personas con enfermedades muy graves.

«Como el traje es apretado, la máscara limita la visión y es necesario respirar por la boca. Entonces, la gente que tiene ciertos niveles de claustrofobia sufre mucho… Como terapia, el buceo es fantástico. De hecho, hay mucha gente que le tiene terror al agua y toma esta opción para sacarse todas las trancas. Eso es muy frecuente, gente que va con mucho temor y al final termina buceando como cualquier experto», destaca Pollak.

Más vale prevenir…

El secreto del submarinismo -como también se le conoce- es la responsabilidad. Un buceador que estudia bien sus opciones antes de la inmersión tiene muy pocas posibilidades de sufrir accidentes, pues la mayor parte de éstos se generan por culpa de los descuidos de los deportistas novatos.

Existe la creencia de que el aire comprimido se acaba de un segundo para otro. Pero en realidad, los problemas más comunes son los siguientes:

  • Pánico: esta sensación generalmente se traduce en la pérdida de control de la situación.
  • Narcosis: es la llamada «embriaguez submarina», la cual produce el entorpecimiento de los sentidos y mareos, efectos muy similares a los del exceso de alcohol en el organismo. Se manifiesta a partir de los 25 metros de profundidad.
  • Descompresión: es el exceso de nitrógeno en el cuerpo cuando hay un cambio de presión muy brusco. Generalmente se gesta a partir de los 12 metros de profundidad y, para evitarlo es necesario no volver a la superficie de manera brusca.

Una de las reglas básicas de este deporte es practicarlo siempre acompañado, nunca solo (para eso están los partners o socios) y hacerlo siempre con un buzo más experimentado. Además, para controlar la situación es necesario aprender a observar los signos de alarma en los demás:

  • Ver cómo se mueve y patalea la persona: si este movimiento es pausado significa que la persona está tranquila.
  • La cantidad de burbujas que suelta: un buceador relajado debería soltar muy pocas.
  • La expresión de la cara: los ojos desorbitados son, por ejemplo, una clara indicación de miedo e incomodidad.

Un tercio más grande y un cuarto más cerca

El ser humano está diseñado para vivir sobre la superficie terrestre. Bajo el agua, aunque el entorno no sea agresivo, la vida es muy diferente. De hecho, todos los objetos se perciben un tercio más grandes y un cuarto más cerca, lo que implica necesariamente una pérdida del sentido de las proporciones.

El mundo submarino presenta varios inconvenientes para el ser humano. Estos son algunos elementos para hacer del agua un entorno más cómodo:

Problemas de visión: bajo el agua, la vista se nubla. La solución es utilizar una máscara que sea la ventana al mundo subacuático. Ésta debe ser de un material no corrosivo, tener un lente de cristal templado, una correa ajustable y alguna forma de obstruir la nariz, impidiendo el paso del agua hacia las fosas nasales.

Problemas de frío: en el cono sur se utilizan los «trajes húmedos» para evitar la disminución de la temperatura corporal. Éstos son fabricados de goma (neoprén) y su función es proteger el cuerpo de la pérdida de calor, cortaduras y raspones en general. Deben quedar bien ajustados para que el contacto con el agua sea mínimo.

Problemas de respiración: los tanques de aire comprimido le proporcionan al buzo un mayor tiempo de inmersión. Almacenan una gran cantidad de aire en un tanque pequeño: la botella convencional es de 12 litros y su duración depende de la profundidad y tiempo de buceo.

Problemas de movimiento: para evitarlos existen las aletas, cuyo objetivo es proporcionar impulso y estabilidad en el agua.

Problemas de flotabilidad: para poder hundirse, emerger o flotar existen los chalecos compensadores de flotabilidad.

Practicar buceo, tal como ocurre al caminar, es una forma de mantenerse saludable. Bucear es relajarse, y durante su paseo bajo el agua, el buzo se transforma en un voyerista: ése es su mayor beneficio.

Bajo el agua no hay clases sociales ni diferencias económicas. «El botero tiene la experiencia de toda una vida, sabe más que cualquiera. El buceo se hace siempre de a dos, como mínimo. Por lo tanto, el hecho de compartir, disfrutar con otra persona es una sensación maravillosa. Son vivencias muy fuertes a nivel emocional y visual», concluye Pollak.

Fuente: Rolf Pollak Makuc, Instructor Dos Estrellas de CMAS (Confederación Mundial de Actividades Subacuáticas).
Por Helena Alzamora

Agregar comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

*