Saludisima
×

Síndrome de déficit de atención

Compartir esta páginaShare on FacebookShare on Google+Tweet about this on Twitter

Se llama Rubén y todos se apartan de su camino. Lo que se interponga a su paso es destruido, sin siquiera ser examinado.

Síndrome de déficit de atención e hiperactividad (SDAH) corresponde a un trastorno del desarrollo neurológico que origina hiperactividad, comportamiento impulsivo y problemas de atención.

No muestra atención por los cuentos y la televisión no consigue tranquilizarlo, pues comienza a montarse encima de ella. Cuando va al cine no mira la película y se para en su asiento o corre por los pasillos. Si va de tiendas es un desastre y su madre termina pagando por los objetos que rompe. Sin mostrar cansancio abre todas las gavetas, pero no busca nada en ellas.

En la escuela no se integra a los grupos, canta cuando otros callan, baila sobre las tizas, raya las paredes, golpea a sus compañeros y huye del salón a cada momento.

La maestra intenta enseñarle pero todo le sale mal, lanza los creyones e inicia otra actividad. Si se le insiste, dramatiza una rabieta histérica. Cuando aprende algunas letras, las escribe al revés, pero se enfurece si se le corrige porque para él están correctas.

Pero no es un retardado mental, probablemente sea mucho más inteligente que otros. Lo que lo diferencia de otros niños tremendos es su dificultad en focalizar la atención y la carencia de propósito de su excesiva actividad psicomotora.

Anteriormente se catalogaba a los niños parecidos a Rubén, como «hiperquinéticos» o enfermos del mal llamado «síndrome de disfunción cerebral mínima».

El nombre aceptado en la actualidad para este desorden es «Síndrome de déficit de atención e hiperactividad» (SDAH), que corresponde a un trastorno del desarrollo neurológico que origina hiperactividad, comportamiento impulsivo y problemas de atención.

Causas

A pesar de años de investigación, se desconocen las causas que lo originan. Numerosos factores pueden contribuir a su aparición, por ejemplo: susceptibilidad genética, antecedentes de traumatismos o infecciones cerebrales, prematurez, exposición fetal a drogas o alcohol e intoxicación por plomo.

Esta condición afecta a 3 a 5 % de todos los niños, siendo dos a tres veces más común en los varones que en las niñas. Recientes estudios sugieren que su prevalencia se ha duplicado en los últimos años, debido a un mejor reconocimiento, pero también por sobre-diagnóstico.

Síntomas

La mayoría sufre afectación de su capacidad para adaptarse a los cambios, junto a síntomas de «hiperactividad». Sus acciones son desorganizadas y no tienen propósitos reales. A pesar que los síntomas pueden variar entre los niños, en general muestran las siguientes características:

  • Dificultad para organizar su trabajo (dando la impresión que no escuchan instrucciones).
  • Se distraen fácilmente
  • Desasosiego excesivo, son incapaces de mantenerse sentados o esperar su turno.
  • Comportamiento impulsivo (que frecuentemente conduce a errores)
  • Son descuidados y pierden fácilmente sus cosas.
  • Incapaces de seguir instrucciones de padres o maestras.
  • No logran enfocar su atención en los juegos, moviéndose de una actividad a otra sin completar ninguna, lo que disminuye su capacidad de aprendizaje y comunicación.
  • Presentan dificultad para jugar en silencio, hablan excesivamente e interrumpen a los otros, aparentando no escuchar.

Diagnóstico

En determinados momentos de su vida, muchos niños pueden mostrar dos o tres de las características mencionadas, sin que ello signifique que sufran el SDAH. La clave del diagnóstico es la persistencia a través del tiempo de la mayoría de síntomas que caracterizan el SDAH.

Existen otros trastornos, como la ansiedad, la depresión, dificultades del lenguaje o aprendizaje que pueden ser confundidos con el SDAH.

Para llegar al diagnóstico se requiere una evaluación comprensiva, mediante entrevistas con el niño y sus padres. Adicionalmente se requieren pruebas de atención y funcionamiento ejecutivo, tales como la «Prueba de Tareas de Funcionamiento Continuo».

Tratamiento

Existen diversos tratamientos, sin embargo, más de 200 estudios científicos han demostrado la efectividad del tratamiento combinado: farmacológico y psicosocial. En el tratamiento farmacológico se prescriben drogas psico-estimulantes, tales como metilfenidato, dextroamfetamina, pemolina de magnesio y varios antidepresivos.

Estos fármacos calman y mejoran el comportamiento del niño, sin embargo, pueden producir numerosos efectos adversos, por lo que solo deberán ser utilizados luego de un diagnóstico preciso y bajo estricta supervisión médica.

Los tratamientos psicosociales incluyen:

1) Terapias de modificación conductual, utilizando recompensas para cambiar las conductas indeseables.
2) Entrenamiento en habilidades sociales.
3) Educación y soporte para los padres.
4) Para promover el mejor ambiente para el aprendizaje, las escuelas deben proveer ajustes educacionales (como planes educativos individualizados).

Pronóstico

En la mayoría de los niños los síntomas persisten durante la adolescencia y 60% de los casos pueden continuar hasta la vida adulta. No hay manera de predecir quienes superarán la enfermedad.

Indudablemente el SDAH puede causar importantes problemas emocionales, sociales y educativos, sin embargo, con ayuda profesional la mayoría aprende a convivir con su trastorno. Cuando se logra un diagnóstico y tratamiento precoz, la condición puede ser manejada efectivamente, de manera que el niño crezca y se convierta en una persona plena, productiva y exitosa.

«La información ofrecida no sustituye el consejo médico profesional. No utilice esta información para diagnosticar o tratar enfermedades sin consultar con su médico».

Dr. Meyer Magarici

Agregar comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

*