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Trabas sexuales

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«De todas las perversiones sexuales, la más incomprensible es la castidad» (Oscar Wilde).

Para Soledad fue todo un logro. Llevar cinco años de noviazgo y finalmente casarse virgen -no es una meta que todos pueden cumplir-. Sin embargo, ella misma admite que todos esos años no fueron normales y que tampoco fue justo para quien hoy es su marido. Parte de las trabas sexuales

La educación y los mandatos culturales han afectado históricamente la sexualidad de las mujeres.

Las personas que sufren «trabas sexuales» pueden desarrollar varias disfunciones y un estilo de pareja anormal e hiriente.

Lo que pasaba con Soledad -porque ahora tener sexo no es un problema para ella- era que sufría de virginismo, una perturbación de orden psicológico que consiste en la necesidad de mantener la virginidad hasta un momento determinado.

Las personas que sufren de este problema están expuestas no sólo a múltiples disfunciones sexuales, sino también, a un estilo de pareja anormal y sufrido.

Los por qués

Al depender de las hormonas, el deseo sexual tiene una base biológica. Es por ello que cuando existe una disfunción sexual que implica, por ejemplo, la pérdida del apetito sexual, es necesario determinar las causas fisiológicas. Estas son:

  • Enfermedades como el alcoholismo y la drogadicción; anemia grave; anorexia nerviosa; hepatitis activa crónica; insuficiencia renal crónica; cardiopatía congestiva; hipotiroidismo; esclerosis múltiple y Parkinson.
  • Ingestión de medicamentos como antiandrógenos, hipotensores y tranquilizantes.
  • Situaciones que provocan un aumento de la prolactina, una hormona propia del embarazo y la lactancia; o un descenso de las endorfinas, sustancias básicas para sentir bienestar.

Pero a la hora de discutir las «trabas sexuales«, los especialistas coinciden en que éstas suelen tener una raíz psicológica, cultural y social. Por ejemplo:

  • La educación y los mandatos culturales que culpan a quienes buscan placer y que históricamente han afectado a las mujeres.
  • Las historias personales traumáticas, como violaciones o abusos.
  • Las preocupaciones como el exceso de trabajo, el cansancio y el estrés. Todo esto altera la atención, la memoria, la percepción y la ideación, elementos que componen el deseo.

Más mujeres que hombres

Para el Dr. Mariano Rosselló Barbará, urólogo, andrólogo y director del Centro de Urología, Andrología y Sexología (CUASBA) de España, «el virginismo, como patología, no existe ya que no se pierde nada. Se trata simplemente de un estado anatómico que se produce cuando la mujer considera que debe integrarse en una vida sexual si tiene un proyecto común con su pareja (dentro del matrimonio o fuera de él)».

La anafrodisia, otro trastorno, es una inhibición de la excitación sexual en general. Este problema se presenta por una falta de sentimientos eróticos. Para quienes la sufren -en su mayoría mujeres- las relaciones sexuales son un castigo.

Sus causas son, fundamentalmente, psicológicas:

  • Miedo a ser rechazada por el compañero.
  • Dificultad para manifestar los deseos sexuales.
  • Conflictos sociales, culturales y religiosos.

«Estas ‘trancas’ suelen ser más frecuentes en la mujer que en el hombre», agrega el especialista español. En definitiva, cuando una persona siente que sufre de algún tipo de problema para expresar su deseo sexual o para tener una relación sana, debe acudir a un sexólogo y con él analizar los orígenes de sus inhibiciones.

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