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Zonas erógenas

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El cuerpo es un mapa. Cada zona tiene su riqueza sensitiva propia y descubrirla es una misión que puede requerir mucho ensayo. Mientras se logra, esta tarea puede resultar muy agradable: las zonas erógenas.

Como explica Giorgio Agostini -sicólogo, sociólogo y Director de la Sociedad Chilena de Sexualidad-, cuando dos personas se atraen, sienten una necesidad imperante de estar juntas. Todo comienza con una mirada, luego vienen las sonrisas, pequeñas conversaciones, hasta llegar a un encuentro físico que puede comenzar con pequeños acercamientos.

Una buena técnica de estimulación, puede convertir el cuerpo entero en una zona erógena.

«Una forma de coquetear consiste en tocar al otro, de una forma que parezca casual, pero que implica una insinuación, así, estos pequeños roces desprevenidos pueden producir destellos eléctricos que pueden ser muy atractivos y que invitan a acercarse más», agrega el especialista.

Conocimiento del cuerpo

Para vivir la sexualidad plenamente es necesario tener un autoconocimiento de los propios gustos y de los del otro. En el plano intelectual todo depende del desarrollo de la personalidad y de la educación, pero en el plano físico es necesario experimentar.

«Las caricias son una forma de dar y de recibir afecto y si son de orden erótico, pueden ser la clave para excitar al otro. Sobre todo a la mujer, cuyo cuerpo entero es una zona erógena», explica Agostini.

Como describieron los autores Masters y Johnson -quienes investigaron cómo solucionar las disfunciones sexuales-, el cuerpo de la mujer, si es bien estimulado, puede ser una fuente de placer en toda su extensión, aunque obviamente tiene áreas más sensibles que otras.

En cuanto al hombre, su cuerpo también puede ser muy sensible si las manos o boca de la compañera son capaces de encontrar cómo provocarlo. Aunque, muchas veces esto depende no sólo del contacto físico, sino del mutuo conocimiento y de un alto grado de atracción y de fantasías.

Mapa erótico (zonas erógenas)

No se debe olvidar que todos los estímulos nerviosos llegan al cerebro. El encéfalo es el órgano receptor de las sensaciones, por lo que gran responsabilidad de la excitación se encuentra allí.

El cuerpo de los hombres y de las mujeres está lleno de terminaciones nerviosas que transmiten las sensaciones provienenientes de la piel, al cerebro. Estas percepciones pueden ser de muchos tipos, como la relajación de un masaje, la electricidad de un beso apasionado o la excitación de una relación sexual.

Las zonas más sensibles tanto para el hombre como para la mujer, si se estimulan en el preámbulo de la relación sexual pueden hacer de ésta un acto memorable. Las más conocidas son:

Cabeza: acariciar lentamente el cuero cabelludo produce una sensación de relajo y placer, lo que ayuda a liberar tensiones.

Orejas: esta zona resulta muy sensible a la estimulación bucal. Durante la relación sexual el lóbulo, el pabellón interno y la zona posterior de la oreja aumentan su sensibilidad.

Ojos: los nervios parasimpáticos de los párpados pueden ser estimulados a través de besos, lo que genera mucha relajación.

Boca y lengua: esta zona por excelencia es muy erógena, el tejido de los labios tiene la misma cantidad de terminaciones nerviosas que los genitales, por lo que un simple beso bien recepcionado puede generar el orgasmo en el hombre y en la mujer.

Cuello y hombros: la parte posterior del cuello es muy sensible al tacto, lo mismo pasa con los hombros. Si se estimulan con los dedos o con la boca se pueden generar agradables escalofríos.

Zona axilar: siempre y cuando no se produzcan cosquillas, esta zona puede ser muy erógena.

Dedos: las manos buscan tocar al otro y las sensaciones que reciben recepcionan formas y texturas. Los dedos son un medio para sentir el cuerpo de la pareja, sus líneas, su piel y su sudor.

Cara interna de los brazos: la mayor parte del tiempo, esta zona se encuentra muy protegida, por lo que un simple contacto, puede gatillar un estallido de electricidad.

Cintura y cadera: esta zona puede producir espasmos y electricidad, porque está muy cerca de los genitales.

Espalda: los costados de la columna vertebral son muy sensibles a las caricias y a la estimulación bucal.

Pirineo: la zona comprendida entre los genitales y el ano es sumamente erógena, debido a su tejido y a la proximidad con los genitales.

Geografía femenina

La mujer posee una plataforma orgásmica en su cuerpo formada por la zona pelviana-perineal-genital. Esta recibe un cúmulo de sangre durante la excitación que la hace especialmente sensible.

En esta zona se produce la llamada «tensión sexual», aqulla que la mujer libera parcialmente durante el orgasmo, lo que la deja dispuesta para comenzar otra vez. En cambio, el hombre se libera por completo por lo que necesita un mayor tiempo de recuperación.

Según lo estudios realizados por Marster y Johnson, la mujer puede iniciar un nuevo encuentro únicamente si se reanuda la estimulación en lo cinco minutos siguientes al orgasmo, aunque en algunas puede llegar a los 20 minutos. De lo contrario, requiere al menos de media hora para que una nueva actividad no le resulte desagradable.

Zonas erógenas en las mujeres

Senos: reaccionan rápidamente ante el estímulo sexual y constituyen una de las zonas más erógenas de la mujer. La estimulación manual, bucal y de succión en los pezones, puede propiciar el orgasmo sin necesidad de la penetración.

Monte de venus: es una zona muy sensible, debido a su cercanía con el clítoris.

Clítoris: este es el órgano de placer por excelencia, pero debe ser tratado con mucho cuidado y sutileza. Además, hay que tomar en cuenta que para estimularlo debe haber un cierto grado de excitación previa, porque si no, puede ser molesto. Durante la relación sexual esta zona recibe un aumento de irrigación sanguínea, situación que la hace extraordinariamente sensible.

Labios mayores y menores: al ser acariciados producen una excitación considerable y en el caso de los menores, su estimulación puede ser tan placentera como la del mismo clítoris.

Entrada de la vagina: su tercio exterior es el más sensible al tacto, donde se ubica el discutido punto G de Grafënberg.

Geografía masculina

Aunque el cuerpo entero de la mujer puede convertirse en una zona erógena cuando es estimulado con las caricias adecuadas, el caso del hombre es distinto. Pese a poseer terminaciones nerviosas en toda la piel, la zona más suceptible es la genital.

Para él, el tiempo de recuperación después del orgasmo es variable, pero difícilmente bajará de los diez minutos. En todo caso, la reacción de los genitales determina de forma inequívoca el momento adecuado.

Zonas erógenas en los hombres

Tetillas: su estimulación puede ser muy placentera, pero también si es muy intensa puede molestar.

Muslos: las caras interna y superior de los muslos son muy sensibles.

Pene: debido a que está lleno de terminaciones nerviosas, resulta muy estimulable en toda su extensión, pero especialmente en el glande.

Escroto: reaccionan con la estimulación del pene, porque su capacidad erótica es escasa.

Fuente: Giorgio Agostini, sicólogo, sociólogo y Director de la Sociedad Chilena de Sexología de Chile.
Por M. Francisca Beseler

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