Aguas termales

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Beneficios de las aguas termales

Las tendencias a retornar a lo natural, muy en moda actualmente, incluyen recurrir también a medios naturales para el tratamiento de ciertas enfermedades y lograr el equilibrio del organismo logrando una mejor calidad de vida. En este aspecto, particular relevancia adquieren las aguas termales, ideales para mitigar dolores de huesos, combatir el estrés y hasta para mejorar el aspecto.

Las aguas termales provienen de manantiales subterráneos de agua caliente que brotan durante todo el año y a temperaturas elevadas por su procedencia. Desde la antigüedad se le han atribuido propiedades curativas y están compuestas por gran variedad de minerales. Según narraban antiguamente, fueron los animales y las aves quienes habrían descubierto las propiedades curativas de estas aguas, adonde se dirigían para curar sus heridas y fue recién entonces que los hombres comenzaron a valorar esa bendición de la naturaleza, recurriendo a los manantiales para curar sus dolencias. Si es cierto o no, dependerá de cada cual creerlo o no, pero lo que si es innegable, es el valor terapéutico de los baños termales.

Antigua alternativa moderna

Los centros de aguas termales se conocieron en Europa ya desde el siglo X y no constituyen algo nuevo. Ya desde la época de los romanos los hombres trataban de lograr la armonía con el mundo que los rodeaba a través de los elementos naturales como la tierra, el agua, el aire etc. Si bien los baños termales son utilizados para contribuir a mitigar diferentes dolencias, las causas de las mismas deben necesariamente ser establecidas médicamente, razón por la cual la terapia de baños termales adquiere mayor sentido si está acompañada de dichas medidas.

Los beneficios proporcionados por las aguas termales son variados, pero todos ellos se relacionan de manera directa a los altos contenidos de minerales en disolución en las aguas ricas en sulfuro, el lodo que las acompañan y el aspecto termal, aprovechado en las piscinas termales y a través de las fumarolas (baños de vapor). Para una mejor dilatación (calor) y contracción (frio) de los vasos sanguíneos, es aconsejable tomar baños de aguas termales combinados con baños fríos, terapia que además permite una mayor eliminación de las toxinas del organismo.

Aplicaciones de las aguas termales

Este tipo de terapia se utiliza mucho en personas que padecen enfermedades inflamatorias, las que alivian sus dolencias gracias a la eliminación de toxinas del organismo. Los procesos inflamatorios tales como la artritis generan una especie de calor interno, constituyendo las aplicaciones de barros termales en las zonas afectadas, un alivio para el dolor al actuar como absorbente de dicho calor.

Las atrofias musculares y afecciones similares también se ven aliviadas mediante la utilización de los baños termales , toda vez que las aguas termales facilitan la movilización al disminuir la rigidez muscular, transformándose el hecho de movilizar el cuerpo dentro de las aguas, en un verdadero ejercicio. La estética no es ajena a los beneficios aportados por la utilización de las aguas termales y ello se debe justamente, a la depuración que se lleva a cabo a través de las mucosas y la piel, lo que mejora el aspecto y textura de esta última. Actualmente son muy utilizadas las mascarillas de barro termal para afecciones como acné, soriasis y algunos tipos de eritema.

Este tipo de terapia está contraindicada para personas con afecciones cardiovasculares, debido a que la temperatura de las aguas termales puede acelerar el ritmo cardíaco. No obstante ello, existen casos en los cuales los médicos admiten la terapia con períodos cortos de inmersión.

La cura de dolencias con aguas termales

Los baños termales son muy utilizados para el tratamiento de enfermedades reumáticas, esto es, que afectan al sistema músculo-esquelético, provocando rigidez y dolor en los huesos, músculos y articulaciones de diversas partes del cuerpo como columna, región lumbar, cuello, cintura, hombros, rodillas, etc. Los baños termales son una excelente combinación para tratamientos paralelos, ya que el calor húmedo mitiga el dolor y relaja músculos y articulaciones. Es importante recordar que siempre se requiere una consulta previa con el médico de cabecera y la participación de fisioterapeutas calificados. No es casual que la ciencia utilice terapias de calor como rayos infrarrojos o ultrasonido para dar mayor tonicidad muscular o relajar determinadas zonas, mitigando el dolor.

Hay que tener en cuenta que las aguas termales no constituyen una cura milagrosa para las afecciones reumáticas aún cuando puedan colaborar en mejorar la calidad de vida de quienes recurren a su utilización. Otros efectos destacables además de aumentar la movilidad del paciente y de sus articulaciones son: la disminución de contracturas musculares, el favorecimiento de la irrigación sanguínea, la disminución del dolor y permitir un mayor equilibrio psicológico.