La artritis reumatoide es un tipo inflamatorio de artritis que causa problemas en las articulaciones, así como también daños en otros órganos. El dolor y la rigidez son importantes problemas de la artritis reumatoide y los síntomas son más intensos al comienzo del día, disminuyendo su efecto a medida que el día avanza.
Este dolor y rigidez son síntomas de articulaciones inflamadas y las primeras manifestaciones son el color rojo de la piel, inflamación y calor en la articulación afectada.
Esta enfermedad no sólo afecta las articulaciones inflamadas, sino que a todo el cuerpo (ojos, corazón, pulmones e incluso músculos).
Es una enfermedad autoinmunitaria, o sea, el propio sistema inmune ataca las articulaciones porque no las reconoce como propias y por ello se inflaman. Parece haber ciertas proteínas, conocidas como marcadores en la superficie de las células que se trasmiten por herencia familiar y predisponen a esta enfermedad.
Afecta más a las mujeres que a los hombres, y suele comenzar entre los 20 y los 40 años.
Para diagnosticar la artritis reumatoide se utiliza un análisis del historial médico, un examen físico y pruebas de sangre. Por ejemplo, la artritis reumatoide por lo general ataca a las articulaciones de un modo simétrico.
El objetivo del tratamiento es mejorar la movilidad de las articulaciones y disminuir el dolor. Para ello, se usan antiinflamatorios no esteroidales (AINES) y si no responde bien, se utilizan medicamentos que modifican la respuesta inmunitaria.
Un buen programa de ejercicios de rehabilitación es necesario para mantener la funcionalidad de las articulaciones.
La cirugía se utiliza para casos de incapacidad funcional de ciertas articulaciones llegando incluso a realizarse el reemplazamiento total de las articulaciones.
Enviado por Silvia Gómez