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Carbunco (ántrax)

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El Carbunco (Ántrax) es una infección poco frecuente causada por el Bacillus anthracis, que puede infectar la piel, pulmones o tracto gastrointestinal. La afectación pulmonar es sumamente rara y se produce por la inhalación de esporas vaporizadas. Los casos aparecidos recientemente en el estado de Florida, EEUU, de los cuales se ha sospechado intencionalidad criminal o guerra bacteriológica, corresponden a esta presentación clínica.

Se trata de una enfermedad altamente contagiosa y potencialmente fatal que usualmente se disemina a las personas desde los animales, especialmente ganado vacuno, caprino y ovejas. Las esporas pueden permanecer en los suelos y en productos animales (como lana o cuero) durante décadas. Las muñecas y juguetes importados decorados con pelo o cueros infectados han constituido una fuente de infección.

Síntomas

Luego de un período de incubación de 1 a 7 días, se pueden presentar las siguientes Formas clínicas:

1) Carbunco cutáneo: se presenta principalmente en agricultores como resultado del contacto con animales, pelo, lana, cuero o, raramente, suelos infectados. Se caracteriza por un abultamiento cutáneo enrojecido indoloro, que progresa desde una vesícula hasta una pústula con inflamación importante, finalmente la ruptura con secreción líquida, necrosis y formación de escara. Los ganglios linfáticos en las zonas vecinas se inflaman y la persona padece dolores musculares, cefalea, fiebre, náusea y vómitos.

2) Carbunco pulmonar: es sumamente raro y se produce por la inhalación de esporas vaporizadas durante el procesamiento industrial de subproductos animales o en trabajos de laboratorio con el bacilo. Los casos aparecidos recientemente en el estado de Florida, EEUU, de los cuales se ha sospechado intencionalidad criminal o guerra bacteriológica, corresponden a esta presentación clínica. Las esporas inhaladas se multiplican en los ganglios linfáticos pulmonares que posteriormente se rompen, diseminando la infección. Los fluidos infectados se acumulan en el espacio comprendido entre los pulmones y la pared torácica.

Los síntomas iniciales son vagos y se asemejan a infecciones respiratorias leves, sin embargo, luego de 2 a 5 días, se presenta dificultad respiratoria severa, cianosis (coloración violácea), taquicardia, taquipnea (respiración rápida), sudoración excesiva, fiebre, estertores pulmonares (ruidos), shock, coma y, habitualmente la muerte. Aún con tratamiento precoz, esta forma clínica es casi siempre fatal.

3) Carbunco Gastrointestinal: por ingestión de carnes contaminadas insuficientemente cocidas. El bacilo crece en las paredes intestinales y libera una toxina que produce sangramiento extenso y muerte celula. Se caracteriza por dolor y distensión abdominal, vómitos, diarrea sanguinolenta y, con frecuencia, septicemia y shock.

4) Carbunco Septicémico o Meníngeo: constituye una complicación por diseminación de otras formas clínicas y, casi invariablemente, conduce al shock, coma y muerte.

Los mosquitos y otros insectos pueden servir como vectores contaminantes. Las secreciones de las lesiones cutáneas también son potencialmente infecciosas, aunque no se ha descrito la transmisión de persona a persona.

Diagnóstico

1) Visualización directa del bacilo en extendidos, obtenidos de lesiones o secreciones.
2) Identificación de anticuerpos fluorescentes de los bacilos en líquidos de vesículas, cultivos o cortes de tejidos.
3) Detección de anticuerpos contra la toxina bacilar por inmunoblot.

Prevención

Las personas en alto riesgo de contraer la enfermedad, como veterinarios, técnicos de laboratorio y empleados de industrias textiles que manejan lana, pueden ser vacunados. No existen datos sobre la eficacia de la vacuna o su reactividad en niños, por lo que su aplicación no está autorizada. Tampoco en embarazadas.

Tratamiento

La Penicilina es el antibiótico de elección y se administra durante 5 a 7 días. La eritromicina, tetraciclinas (en mayores de 9 años), el cloramfenicol y la ciprofloxacina también son eficaces, sin embargo, este último no debe utilizarse en menores de 18 años, a menos que se considere que los posibles beneficios son mayores que sus riesgos potenciales.

Meyer Magarici

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