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Cólicos y dolores en bebés

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Contenido del artículo:


¿Qué son los cólicos y por qué se presentan?

Vamos a ver una de las preocupaciones más importantes y más frecuentes a los que se enfrentan los padres que tienen un bebé recién nacido, sobre todo por las diferentes opiniones por parte de amigos o familiares que no dejan de estar bien intencionadas, pero muchas de ellas son de acuerdo a la «tradición» algunas funcionan y otras en vez de mejorar empeoran.

Aunque todavía no se cuenta con un consenso acerca de las causas del síndrome de cólico infantil, en la actualidad se considera a esta entidad como el resultado de la interacción de factores fisiológicos y características conductuales. Entre los factores gastrointestinales que pueden causar irritabilidad están: incapacidad de absorción de la lactosa, síndrome de intestino irritable y reflujo gastroesofágico. La orientación de apoyo y la modificación de conducta de los padres, pueden reducir el cólico a corto plazo.

El síndrome de cólico infantil aun es un problema que causa confusión y preocupación. La bibliografía abunda en pruebas contradictorias y aquellas que sustentan una posición u otra son débiles. No se obtiene de ello un consenso acerca de si el cólico es un problema orgánico o de conducta, si el llanto excesivo resulta de dolor visceral o no, si el cólico es en realidad un problema de la madre o del niño, si influye mas la lactosa o la proteína de la leche de vaca, o sí el problema esta en la digestión en la luz del aparato digestivo o en su motilidad.

En la actualidad se considera al cólico como la interacción entre los factores fisiológicos que producen el llanto y las características conductuales que determinan su variabilidad.

Debe estudiarse mas extensamente al lactante cuyo llanto sea excesivo, dure mas de lo normal o se relacione con datos indicativos de un trastorno orgánico especifico. Este punto de vista se basa en que hay lactantes que lloran en exceso por una combinación de factores desencadenantes fisiológicos y respuesta de conductas normales, muchos lactantes con cólicos se calman cuando los padres modifican su respuesta al llanto. El cólico es un síndrome heterogéneo cuya minoría corresponde a difusiones especificas del aparato digestivo y que puede identificarse a través del interrogatorio, cuadro clínico y respuesta a tratamiento especifico.

El cólico se describe como paroxismos de irritabilidad, agitación o llanto, que duran mas de tres horas diarias y ocurren en mas de tres días de cualquier periodo de siete, durante al menos tres semanas. Sin embargo en diversos estudios se encuentra que muchos lactantes lloran mas de tres horas diarias durante los primeros tres meses, lo que plantea dudas acerca de la validez de esta definición y hace válida la hipótesis de que, en muchos lactantes, el cólico es el extremo de una gama de variabilidad del llanto normal.

La descripción clásica del lactante con cólicos lo define como: el llanto indicativo de dolor, la distensión abdominal, los flatos excesivos, los esfuerzos por defecar y la tranquilización con los cambios de posición observados en algunos lactantes con cólico, apuntan a trastornos de la motilidad intestinal y se correlacionan con síntomas de niños mayores y adultos con síndrome de intestino irritable, en quienes se supone influyen las anormalidades de tránsito intestinal, presión intracolónica y motilidad, lo cual es apoyado por estudios con un medicamento anticolinérgico llamado clorhidrato de diciclomina.

En estudios con formulas de proteínas de soya complementadas con fibra, se observó disminución de la presión intraluminal y la normalización de motilidad colónica en algunos pacientes, pero en estudios aleatorios con formula de soya contra la formula anterior no hubo diferencias estadísticamente significativas en los resultados, aunque los padres consideran que la formula complementada con fibra fue más beneficiosa para disminuir los síntomas. También se ha considerado a la motilina (hormona que apresura el vaciamiento gástrico y disminuye el tiempo de tránsito intestinal), como predictor de una predisposición biológica al cólico infantil, ya que se encuentran valores altos de dicha hormona en neonatos que posteriormente desarrollan síntomas de cólico. En un pequeño numero de lactantes con reflujo gastroesofágico no hay manifestaciones de irritabilidad extrema a causa de esofagitis péptica, en algunos de ellos no ocurre regurgitación y vómito importante, y el llanto excesivo es el signo predominante. Estos lactantes rechazan el alimento, giran la cabeza al lado contrario, lloran poco después de iniciar la toma del alimento y pueden despertar una o dos horas mas tarde con llanto excesivo.

Aunque los síntomas continúan hasta el cuarto o quinto mes de vida en 30% de los lactantes con cólico, su persistencia debe hacer considerar el reflujo gastroesofágico, esofagitis u otras causas de irritabilidad. Es importante el diario de conducta infantil que incluya llanto, defecación y alimentación por cuatro a siete días. Se puede dividir a estos lactantes en dos grupos: en el primero hay llanto frecuente y agitación, con la variación circadiana esperada, mientras que en el segundo hay episodios mas prolongados, de llanto que ocurren durante todo el día y promedian cuatro a seis horas en la mayor parte de la semana. En el primer grupo es probable que se modifique el llanto con instrucciones detalladas que cambien la interacción paterno-infantil. En el segundo lo más factible es que estén incluidos algunos pacientes con alergias a proteínas de leche de vaca u otras causas orgánicas. La diarrea, heces con moco, estreñimiento o vómito, apuntan hacia la posibilidad de un trastorno gastrointestinal primario. La sangre oculta o macroscópica en heces no secundarias a una fisura anal, indica la posibilidad de colitis eosinofílica por intolerancia a la leche de vaca o a las proteínas de soya. El examen físico completo debe orientar a otras posibles causas de llanto e irritabilidad crónicos.

En el tratamiento es importante tranquilizar a los padres y explicarles las pautas de desarrollo normal del lactante, además de enfatizar las conductas adecuadas. Se han usado anticolinérgicos como clorhidrato de diciclomina, sulfato de hiosciamina, sola o combinados con atropina, escopolamina o fenobarbital, difenhidramina o hidrato de cloral. No hay pruebas claras de la eficacia de los anticolinérgicos, y dados sus posibles efectos graves, no se aconseja su administración para el tratamiento del cólico infantil. Los antiflatulentos como simeticona son útiles en lactantes que degluten grandes cantidades de aire y expulsan gases con frecuencia. Se sabe que remedios caseros como té de manzanilla (matricaria camomila), canela y menta tienen propiedades antiespasmódicas leves, pero poco se sabe de las dosis adecuadas y los efectos farmacológicos son desconocidos al administrarse en exceso. La fatiga y la ansiedad extremas de los padres podrían llevar a considerar el uso juicioso de sedantes, para inducir periodos más largos de sueño al lactante con cólicos. Ante la sospecha de maltrato infantil, se justifica la hospitalización breve para aclarar la situación y mitigar las hostilidades. Puede considerarse un régimen de prueba con una formula basada en caseína hidrolizada en lactantes con episodios graves y prolongados de llanto, antecedente familiar importante de alergias, asma y eccema u otros síntomas como heces con moco, diarrea, sangre oculta en heces o vómito. Puede intentarse complementar con fibra (metilcelulosa o malta de centeno) la fórmula y la leche materna extraída en lactantes con defecación infrecuente, heces duras o explosivas o con pujo. Esta justificado un esquema de prueba con antiácidos en lactantes irritables con llanto, regurgitación y vómito excesivo; en aquellos que parecen tener aversión a los alimentos, y en quienes los síntomas empeoran en lugar de mejorar en el tercero y cuarto mes.

¿Por qué llora el bebé?

Durante los primeros meses el pequeño llora muy a menudo, alrededor de Unas 3 hrs de las 24 hrs que tiene el día. Al ser el llanto el único medio de comunicación, llorando expresa sus necesidades y deseos. Es sin duda, un medio eficaz, porque es prácticamente imposible que la madre y el padre ignoren su persistente mensaje.

En su primer periodo, lloran instintivamente bajo la presión de una exigencia interna de la cual no es del todo consciente, o que más falta una idea. Pero a partir del momento en que su llamada instintiva es satisfecha, empieza a aprender el significado de sus diversas sensaciones y a diversificar su llanto.

La madre, por su parte, está un poco angustiada durante los primeros días y duda acerca del significado del llanto del pequeño ¿le dolerá la barriguita o todavía tendrá hambre? o quizá ¿querrá ser tomado en brazos y acunado? Sin embargo, al poco tiempo podrá ya interpretar perfectamente el mensaje de su hijo y responder con rapidez a sus necesidades, sin correr el riesgo de empezar a mimarlo en exceso.

A pesar de ser muy pequeño, el recién nacido, aprende pronto cómo llamar la atención de su madre.

¿Qué quiere comunicar el niño llorando y cómo se diversifica el llanto según el tipo de mensaje?

Si tiene hambre, el bebé lo demuestra con un llanto de alarma que interrumpe inmediatamente apenas le das el biberón. Sólo la leche tendrá el poder mágico de hacerle dejar de llorar, ni el chupón ni un poco de agua lo conseguirán, y al darse cuenta de que no se trata de leche comenzará de nuevo su llanto.

Si tiene dolor, la mayoría de las veces debido a dolor de vientre o simplemente a gases, el llanto es fácilmente reconocible porque es interrumpido y desesperado. A menudo basta con levantarlo de la cuna, tenerlo un poco en brazos y darle pequeños masajes en la barriguita para que todo pase; otras veces un pequeño eructo puede resolver el problema. Si el llanto no cesa, será preciso consultar a un pediatra para averiguar que le ocurre.

– Si necesita ser confortado y desea ser mecido, el simple hecho de tomarlo en brazos le tranquilizará. El niño llora a menudo, y lo hace cuando se siente solo y abandonado, privado durante un tiempo del contacto físico con la madre y fuera del alcance de los sonidos y olores de su presencia, que le dan seguridad.

– Si tiene frío o demasiado calor, el llanto será de un tono irritado y colérico; será fácil averiguarlo comprobando si tiene las manos heladas o si están empapadas de sudor.

– Si tiene miedo, el llanto será angustioso y con hipo. El pequeño puede asustarse a causa de un sonido o ruido imprevisto, de una voz demasiado fuerte o de un movimiento demasiado brusco. Casi siempre basta la presencia tranquilizadora de la madre y alguna caricia para que todo pase. Muchos lloran de miedo cuando se les mete en el agua para bañarlos o cuando se les desnuda. Sin embargo, todas estas reacciones de miedo pasarán a medida que el pequeño se acostumbre a estos actos cotidianos.

– Si tiene el pañal mojado y le molesta, será un llanto de malestar. En tal caso, una vez cambiado y lavado volverá a estar tranquilo. En realidad, lo que le tranquiliza no es tanto el pañal seco, como el hecho de ser mecido, acariciado, mimado.

– Si llora porque sufre un cólico, frecuente en los lactantes, su llanto será frenético y no podrá tranquilizarlo de ninguna manera. Otra señal puede ser el hecho de que llore principalmente después de la comida de la noche y en la típica posición con las piernas flexionadas y las rodillas sobre el estómago. En este caso se puede intentar consolarlo tomándole en brazos y acunándole, antes de llevarlo al pediatra para el oportuno tratamiento.

– Si es que simplemente se aburre, el llanto será de lamento y se interrumpirá de repente cuando aparezca un estímulo que lo distraiga. A menudo, el recién nacido llora de aburrimiento cuando se le deja solo. Cuando adquiere la capacidad de ver las imágenes, desea tener al alcance de la mano cualquier cosa que estimule su atención.

Sugerencias para tranquilizar el llanto del bebé

Si su mensaje no es interpretado de modo correcto y su necesidad no se ve satisfecha se pondrá a llorar con más intensidad. Llorará así cuando, por ejemplo, no sepas de qué humor está y quieras jugar con él cuando tenga sueño. Es un ser pequeñito pero exigente, que no admite mucho margen de error. Dentro de poco sabrás descifrar con exactitud todos los mensajes en código que tu hijo te manda, pero algunas sugerencias para confortarlo rápidamente o incluso para prevenir muchas crisis de llanto puede ser de utilidad:

El contacto: mantén al pequeño en contacto con tu cuerpo el mayor tiempo posible. Esto le dará seguridad, evitará crisis de soledad y favorecerá la relación madre-hijo, tan importante para el desarrollo psicológico del niño. Puedes sentarlo en tus rodillas o llevarlo a la espalda o delante, tal y como hacen las mujeres de muchas poblaciones indígenas. Siéntalo en tu regazo mientras lees o descansas, báñalo contigo, llévalo a pasear, en resumen no desaproveches ninguna ocasión para estar en contacto con él, durante estos primeros meses de vida, en los que cuentas con más tiempo disponible para dedicarle.

La proximidad: una de las causas de llanto frecuente durante los primeros tres meses es, como hemos visto, la soledad. El pequeño estará más tranquilo si se siente cerca de la presencia tranquilizadora de la madre. Por eso no siempre es aconsejable dejarlo solo en una habitación silenciosa, ya que en ocasiones se obtiene justamente el efecto contrario.

La manta: es símbolo de seguridad para el recién nacido, al que le gusta sentirse cubierto por un tejido blando y cálido, y sujeto por brazos de protección. Cuando lo tapes, déjale las manos fuera para que pueda llevárselas libremente a la boca si quiere.

La respuesta inmediata: responder de inmediato a la llamada apremiante es un buen método para evitar largas crisis de llanto. Sólo cuando se tiene la certeza de que se trata de un auténtico capricho se puede dejarlo llorar un poco hasta hacerle entender que este falso mensaje también ha sido descifrado, lo cual le disuadirá poco a poco de repetir el experimento, al ver que no obtiene la respuesta deseada.

Los sonidos rítmicos: los expertos aseguran que el sonido rítmico de los latidos cardíacos de la madre posee un poder calmante muy eficaz sobre el recién nacido, porque le recuerda la atmósfera intrauterina. Sin embargo, cualquier sonido suave y rítmico es capaz de calmarle. Pronto descubrirás los motivos musicales que prefiere.

Los movimientos rítmicos: el movimiento de oscilación típico de la mecedora es el método, tan antiguo como el mundo, de tranquilizar a un niño que llora, y sigue siendo el más eficaz. Se puede obtener el mismo efecto caminando de una punta a otra de la habitación con el pequeño en brazos.

El calor: tu hijo siente malestar si tiene frío, asegúrate pues de que siempre esté calientito, sin excederte al taparle ni hacerle sudar.

Los estímulos: para prevenir el aburrimiento, déjale al alcance de la mano pequeños objetos sujetos a la cuna, que pueden atraer su atención, y, si le gusta, un radio conectado que le sirva de compañía.

Sugerencias para calmar el cólico en los bebés

El bebé que sufre de cólico tiene dolores de estómago que lo hacen llorar de dolor. Este llanto agudo puede durar unos minutos o varias horas y usualmente se produce a la misma hora todos los días. A veces un bebé con cólico no deja de llorar aún después de intentar los remedios usuales. No es culpa suya ni del bebé. Intente lo siguiente:

– Acueste al bebé boca abajo encima de sus rodillas y masaje o dé palmadas suaves en la espalda.
– Acune al bebé 60 veces por minuto — camine a paso lento, use un columpio de bebé, camine con el bebé en sus brazos con su mano en la barriga, o cárguelo en posición vertical para que pueda mirar a su alrededor.
– Trate de cambiar la hora del baño a la noche.
– Ofrézcale la comida nocturna en posición derecha y no acostada.
– Déle golpecitos en la espalda para que eructe y salga el aire del estómago.
– Ofrézcale un chupón. Chupando se le relaja el estómago.
– Llévelo a pasear en el carro, sentándolo en un asiento para bebé.
– Cántele o ponga música suave. Algunas veces el ruido de la aspiradora, el ventilador, o el radio mal sintonizado ayuda a calmar el bebé.

Dr. Ramiro Gerardo Villarreal

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