Tu hijo o hija está en una etapa de descubrimiento, y los sabores y olores son una parte importante de su entorno. Es importante introducirlo a este mundo en forma paulatina, lo más agradable posible, y de una forma saludable.
Como en su dieta hay ya otros elementos, tu hijo o hija no necesita tomar tanta leche como cuando era un bebé. Unas dos o tres tazas al día serán suficientes. De hecho, el tomar demasiada leche puede ser perjudicial, ya que se llenará con ella y no querrá comer tantos alimentos sólidos, lo que puede provocar anemia.
Si a tu hijo o hija no le gusta la leche sola, prueba a dársela en sopas, budines, flanes, helados de crema, leche en polvo en los cereales cocidos, puré de papa, rollos de carne, etc.
– Incorpóralo al horario de comida familiar; esto regularizará su ciclo digestivo y se sentirá integrado.
– Sustituye el biberón por la taza. A veces él o ella te lo pedirá, pero si no lo hace, es hora de descartar el biberón, que no favorece el buen desarrollo de los dientes y la «mordida».
– Trata de que coma con la cuchara.
– No le des refrescos, dulces, golosinas ni pasteles, salvo en ocasiones especiales.
– No lo «premies» con comida; si lo haces, estarás programándole para desarrollar una actitud que después le será muy difícil superar, y que puede conducirle a trastornos de la alimentación.
– No es conveniente darle salsas jugosas.
– Sírvele porciones pequeñísimas (de una a dos cucharadas soperas).
– Dale la opción de rechazar los alimentos que le desagraden. Desde luego, aquí tendrás que manejar las cosas con cuidado, y ver si está rechazando el alimento por capricho, o porque realmente no le gusta o incluso, porque le causa alguna reacción de tipo alérgico.
¿Sabías que?
La hora de la comida no sólo sirve para alimentar a tu hijo o hija, sino que también es una verdadera ocasión social, de interacción y convivencia.
Es muy importante tomar en cuenta que si no recibes una buena orientación, los alimentos y la comida pueden llegar a ser un verdadero campo de batalla entre tu hijo o hija y tú. Las actitudes equivocadas con respecto a la comida y la alimentación pueden dar origen a la anorexia, así como a trastornos emocionales relacionados con los alimentos, que con tanta frecuencia ocurren en los preescolares. Si tienes dudas, o sientes que tu hijo o hija te da muchos problemas para comer, no dudes en acudir a un nutriólogo o a un psicólogo infantil.
También tienes que tener muy presente que ambos extremos son malos, tanto la falta como el exceso de peso. Y por supuesto, hay que prevenir la obesidad desde la infancia, ya que esta enfermedad puede durar toda la vida, y pondrá en riesgo tanto la salud como el desarrollo psicosocial del niño o de la niña.
Enviado por Taylor Wells