La sensibilidad y la excitabilidad del sistema nervioso de tu hijo o hija influyen decisivamente en su personalidad. Tradicionalmente, se distinguen tres tipos de temperamentos en los niños: difícil, tranquilo o lento en reaccionar, y fácil; sin embargo, se ha descubierto que estos tres temperamentos básicos pueden traslaparse y presentarse en forma distinta según las situaciones.
Los niños de temperamento difícil suelen ser hiperactivos: es misión imposible mantenerlos quietos y entretenidos más de diez minutos seguidos. Reaccionan inmediatamente a todo tipo de estímulo, y con frecuencia suelen llorar y gritar a pulmón herido. Son inconstantes para comer, dormir y despertar; se frustran con gran facilidad, y no les gusta que los toquen.
¿Sabías que…?
Es necesario predicar con el ejemplo. No puedes pedir a tu hijo o hija que haga lo que tú no haces, por ejemplo, perder la calma cuando se enfrenta a una situación difícil, o descontrolarse cuando pierde los estribos.
En contraste, los niños tranquilos, o lentos en reaccionar, suelen ser retraídos, incluso un poco indiferentes. De hecho, hacen tan pocas exigencias, que desconciertan a sus papás, y como son tan poco expresivos, no siempre es fácil entenderlos.
Finalmente, los niños fáciles son, afortunadamente, la mayoría. Por lo común están de buen humor, se adaptan a las rutinas y a las situaciones, y casi siempre responden positivamente a los estímulos, a la gente y a las circunstancias.
Desde luego, aunque los expertos piensan que los bebés nacen ya con un patrón de conducta, es posible ayudarlos a modificarlo, ya que, en muchos sentidos, son como los proverbiales «libros en blanco».
– Estimula su creatividad con colores, sonidos, texturas, formas, movimientos. Un niño creativo es siempre un niño feliz, que tendrá muchos intereses. Enséñale libros, cuéntale cuentos, haz que libere su imaginación.
– Estimula su curiosidad. No frenes su natural curiosidad; limítate a guiarla para que no se ponga en riesgo.
– Ayúdale a sobreponerse a la frustración. La baja resistencia a la frustración es fuente de graves problemas, que pueden llegar al alcoholismo o a la drogadicción.
– Interactúa con él o con ella. Jueguen, salgan de paseo, realicen actividades juntos. Esto le dará la seguridad y la estabilidad emocional que necesita.
– Demuéstrale que es importante para ti. Tú eres su primer amor, y recibe de ti las primeras lecciones de cariño y seguridad. Si él o ella siente que lo rechazas, que no te importa, o se siente abandonado, reaccionará con agresividad, o bien con introspección.
– Proporciónenle un hogar seguro e integrado. En muchos sentidos, el buen o mal carácter de un niño es el reflejo de su mundo inmediato, es decir, de la situación emocional que impera en casa.
Enviado por Ursula Portales