– Establece reglas y límites claros y atente a ellos. Si puedes, escríbelos y fíjalos en la pared.
– Dale a tu hijo o hija advertencias y señales cuando comienza a comportarse mal. Es la mejor manera de enseñarle autocontrol.
– Define el comportamiento positivo reforzando la buena conducta con elogios y afecto, ignorando la conducta que sólo apunta a llamar la atención.
– Edúcale conforme a sus expectativas. En general, los padres no emplean el tiempo suficiente para hablar con sus hijos acerca de los valores y las normas, y el por qué estos son importantes.
– Prevé los problemas antes de que se produzcan. Según la psicología de la conducta, la mayoría de los problemas se producen como resultado de un estímulo específico. La comprensión y la eliminación de dichos estímulos le ayudarán a evitar situaciones que dan lugar a una mala conducta.
– Cuando viole una norma o un límite claramente establecido, en forma intencional o no, aplica de inmediato una consecuencia adecuada. Sé coherente y haz exactamente lo que dijiste que harías.
– No le mandes dobles mensajes, es decir, no lo regañes sólo para apapacharle al momento siguiente. El o ella no podrá identificar tu actitud, y se desconcertará.
– Cuando un castigo es necesario, asegúrate de que guarde relación con la infracción a la regla o la mala conducta.
– Reprimendas: es lo primero que debes hacer. Utilízala con suficiente frecuencia y analiza la forma de reprender a tus hijos para que su conducta cambie sin que desarrollen resentimiento hacia ti o una autoimagen negativa.
– Consecuencias naturales: esta estrategia se refiere a dejar que tus hijos experimenten las consecuencias lógicas de su mala conducta a fin de que perciban por qué una norma en particular es importante. Sin embargo, hay veces en que las consecuencias naturales pueden ser irreales o peligrosas, como cuando enseñas a tu hijo, en forma demasiado gráfica, por qué no debe jugar con fuego.
– El rincón: la medida del rincón consiste en ubicar a tu hijo o hija en un rincón neutro y poco estimulante durante un periodo breve (un minuto por cada año de edad del niño). Esto también puede ser efectivo cuando se comporta mal en algún lugar público.
– Quitar un privilegio: si tus hijos son demasiado grandes para ir al rincón, puedes eliminarles un privilegio. La televisión, el tiempo para jugar con un videojuego y el tiempo para utilizar el teléfono, suelen funcionar bien. Sin embargo, es importante evaluar el privilegio a quitar, evitando la eliminación de privilegios que representen experiencias importantes en el desarrollo de tu hijo o hija, como algunas clases particulares o viajes escolares.
– La sobrecorrección: cuando tu hijo o hija se porte mal, deberá repetir la conducta correcta por lo menos 5 veces o durante 10 minutos. Por ejemplo, si regresó a casa de la escuela, arrojó su chamarra y sus libros al piso, e ignoró el saludo, pídele que vuelva a salir y entrar a la casa cinco veces en forma adecuada, con un saludo cordial, guardando sus libros y colgando su chamarra.
– Sistema de puntaje: aquí, tus hijos ganan puntos por conductas positivas claramente definidas. Dichos puntos pueden ser canjeados por recompensas inmediatas o de largo plazo. En este sistema, las malas conductas dan como resultado la resta de puntos.
Enviado por Grecia Alemán