Cuando en el libro «La vida es sueño«, de Calderón de la Barca, el rey le explica a su vasallo que «… en el mundo, Clotaldo, todos los que viven sueñan», en nada hace referencia a la calidad del tiempo que dedicamos a dormir.
Malos hábitos, como usar el dormitorio como centro de actividades, pueden dañar la calidad de nuestro sueño.
Y en la vida actual, con el estrés de las grandes ciudades, las preocupaciones y la cantidad siempre creciente de trabajo, el tema de la calidad del dormir se hace cada vez más notorio. Aún más cuando las presiones del día comienzan a deformar nuestro quehacer nocturno.
La neuróloga de la Clínica del Sueño de la Universidad Católica en Santiago de Chile, doctora Julia Santín, explica que al menos la mitad de la población ha sufrido episodios de insomnio en algunos períodos de su vida.
Si bien para un insomne dormir ya es un regalo muy preciado, tan importante como dormir es la calidad del sueño. Lo cierto es que no existe un canon universal; los dormidores cortos -de 5 horas o menos- y los dormidores largos -de más de 8 horas- pueden quedar satisfechos con el tiempo y la calidad que ocupan en el descanso nocturno.
La especialista aclara que el sueño es un asunto muy personal y que, por lo tanto, su duración y las horas en las que se realiza varían en cada caso.
Sin embargo, para aquellas personas que tienen problemas ocasionales o crónicos para dormir existen ciertas claves que se deben seguir para asegurar un mejor sueño:
Así, los resultados de un sueño reparador debieran traducirse en un sentimiento de descanso en la mañana, en una mayor capacidad de concentración durante el día y en un sentimiento de estar refrescado y relajado al despertar.
Extrañamente, las personas con insomnio se quejan de somnolencia durante el día, sino de otras reacciones derivadas de la falta de sueño, como la alta fatigabilidad, la falta de atención y concentración, y la irritabilidad.
Sin embargo, si el problema principal es hipersomnia o exceso de sueño diurno, tal vez el origen puede estar más allá de un mal dormir y se centren en patologías como la apnea -pausas en la respiración durante el sueño- o el mioclono crónico, síndrome que se caracteriza por movimientos períodicos de las extremidades durante el sueño.
De cualquier forma, si los consejos más sencillos no logran hacer que la persona duerma bien, puede ser tiempo de visitar a un especialista que se encargue del tema.
Fuente: Dra. Julia Santín, neuróloga del Centro Médico del Sueño de La Universidad Católica (CEMS), en Santiago de Chile.
Por Miguel Valdivia