Pese a que el cáncer de ovarios es una realidad posible, las estadísticas indican que es una enfermedad menos frecuente de lo que se imagina y constituye sólo el cuatro por ciento de todos los tipos de cáncer en mujeres, informó la Asociación del Cáncer de Estados Unidos.
La realidad es que las posibilidades de desarrollar cáncer de ovarios son relativamente pocas, alrededor del 1,5 por ciento, y que cuando se detecta y trata el tumor antes de que se propague fuera de los ovarios, la tasa de supervivencia es del 95 por ciento. Sin embargo, sólo el 25 por ciento de los tumores en los ovarios son detectados a tiempo, entre otras razones porque se trata de una enfermedad silenciosa en sus primeros estadíos.
Los síntomas son poco específicos e incluyen dolor en la pelvis, hinchazón del abdomen, indigestión y dolor durante el coito. Además, los métodos actuales de detección del cáncer de ovarios no son muy confiables ni ofrecen la certeza de otros métodos, como por ejemplo la mamografía en el caso del cáncer de mamas. Pero mientras no se desarrollen mejores métodos de detección, las mujeres que corren mayores riesgos de desarrollar el cáncer deben considerar con el médico cuáles son sus alternativas.
¿Quiénes corren mayor riesgo?
La mayoría de los tumores en los ovarios aparecen después de la menopausia, pero además de la edad, algunos de los factores de riesgo asociados son:
En la mayoría de los casos, el cáncer de ovarios comienza como quistes en los ovarios. Las células malignas luego se propagan por el abdomen o el sistema linfático hacia otros órganos. Pero es necesario destacar que una enorme cantidad de quistes en los ovarios no son cancerígenos. De hecho, el normal funcionamiento de los ovarios requiere la presencia de quistes durante un ciclo mentrual regular. Sin embargo, estos quistes benignos rara vez aparecen en mujeres que han superado la menopausia y es necesario examinar cuidadosamente cualquier tipo de quiste que se detecte en la etapa post menopáusica.