Nada te funciona. Probaste el conteo de ovejas, tomaste un té de tila, recorriste tu cama a lo largo y a lo ancho, pero aún así no logras dormirte. Te ha estado sucediendo por varios días y al final reconoces que se trata de un problema de insomnio.
El insomnio es un trastorno del dormir que se caracteriza por la dificultad de conciliar el sueño por más de 30 minutos, o despertarse durante la noche y no volver a quedarse dormido. Como consecuencia lógica, a la mañana siguiente la persona experimenta un estado de letargo y somnolencia que le impide llevar a cabo sus actividades cotidianas de forma adecuada.
Existen tres tipos de insomnio:
El insomnio transitorio: Es el que dura sólo unas pocas noches y se debe generalmente a la tensión nerviosa, excitación, o al cambio de ambiente o de las horas en que se duerme.
El insomnio de corta duración: Afecta durante dos o tres semanas y puede ser causado por tensión nerviosa constante o por problemas médicos o psiquiátricos. Los episodios recurrentes son comunes.
El insomnio crónico: Ocurre durante más de tres semanas y puede estar relacionado con problemas médicos, del comportamiento, o psiquiátricos, como la depresión.