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El secreto del arte de seducir

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«Cuando ella se quedó sola con su pequeño hijo, él se acercó amablemente a ayudarla. Inconscientemente sabía que esa era la única manera de que ella se fijara en él, porque no era ni apuesto, ni tenía poder. Adoptó al pequeño como si fuera propio, defendiéndolo y dándole todo el cariño que el padre no le otorgó. Ella, enternecida por su bondad, se entregó a él, aún sabiendo que era de una clase inferior». – El secreto del arte de seducir.

Tanto hombres como mujeres realizan actos inconscientes que los delatan cuando están seduciendo.

Según los psicoanalistas es una forma de tener poder sobre otras personas. Los zoólogos, en cambio, creen que se trata de un instinto para atraer al sexo opuesto. Pero, ¿Qué es realmente la seducción? ¿Cuál es su finalidad?

Esta historia de amor, que perfectamente podría haber sido sacada de una telenovela, es de una pareja de monos de la especie de los Papiones.

Hombres y animales tienen formas similares de seducir al sexo opuesto, aunque cada uno tiene particularidades propias de su especie.

Pero ¿Qué es realmente la seducción? ¿Qué finalidad puede tener este instinto natural?

El etólogo y zoólogo de la Universidad de Chile Marcial Beltrami, dice que la seducción es el mecanismo que utilizan machos y hembras para atraer al sexo opuesto.

De esta manera se entiende que en los animales, su único objetivo sea llegar al apareamiento, de modo de conservar la especie.

Sin embargo, Beltrami reconoce que hay ciertas situaciones que entrarían a cuestionar esta afirmación. «Se ha visto que las hembras, de una especie de mono llamado Macaco, que se aparean con machos de alta jerarquía, tienen una mayor frecuencia de orgasmos que las que lo hacen con cualquiera», afirma el especialista.

Esto lleva a la interrogante de si en la seducción de los animales existen estímulos sociales, tal como ocurre en los seres humanos.

Seducción humana

El psicoanalista de la Universidad de Chile, en Santiago, León Cohen, explica que la seducción tiene más que ver con el poder que con el amor. Así como los mecanismos y conductas de seducción de los animales tienen como propósito llegar al apareamiento, en los hombres se trataría de lograr la posesión del otro.

«La seducción tiene una cierta familiaridad con los mecanismos hipnóticos, ya que se emite un mensaje para que el otro quede en poder del emisor», afirma el psiquiatra.

Pero esto no es algo premeditado, agrega Cohen. «Buena parte de la seducción es inconsciente: La persona transmite una comunicación que no está siendo planificada ni conscientemente elaborada».

Por ello, el especialista en la mente humana advierte que la persona enamorada se encuentra en un estado de permanente peligro, ya que no piensa en este afán de posesión del otro y realiza cosas que de otra manera jamás haría.

Por ello, el psicoanalista recalca que no hay que confundir seducción con amor, puesto que ésta sólo forma parte del enamoramiento que podría eventualmente llegar a ser amor.

Misterio sin resolver

Para seducir a una persona no existe una receta mágica. No depende solamente de la apariencia, ni de la simpatía, ni de la inteligencia. Se trata de un conjunto de situaciones que generan empatía con el otro.

«Los buenos seductores son aquellos que están conectados con la otra persona, siguiendo paso a paso su estado mental. Debe ser una persona lúcida para saber si está presionando a su objeto de deseo porque, de ser así, a la larga va a ser un costo para él», afirma Cohen.

A pesar de que la seducción y el enamoramiento no se han podido explicar con un patrón esquemático, como ocurre con la mayoría de los animales, los psicoanalistas identificaron un mecanismo psicológico, llamado identificación proyectiva, que se refiere a la forma en que proyectamos aspectos centrales de nuestra identidad en la mente de los otros.

El decir «él me gusta» tiene consistencia dentro de los vínculos de seducción. Se refiere al hecho de que existen ciertas personas que, de alguna manera, nos son familiares y, tal como ocurre con las manadas de animales, incitan a las personas a elegirse entre ellas.

«La única excepción se da en el caso de los inmigrantes, que al igual que los animales perdidos, buscan una manada para refugiarse».

Enviado por AUgusto Camba.

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