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El sexo puede ser más romántico después de la menopausia

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Uno de los mitos más extendidos y más dañinos para la mujer es que la menopausia supone el fin del atractivo, del placer y de la vida sexual femenina.

El Dr. Barnaby Barratt, director del Instituto de Sexología del Midwest (EEUU), afirma sin embargo, que al igual que la cúspide sexual masculina (en cuanto a erecciones y a eyaculaciones) es a los 20 años, la de la mujer es, justamente, antes de la menopausia, y se va desarrollando a lo largo de los años alcanzando la plenitud al llegar a la madurez.

De hecho, según un reciente estudio realizado por los Laboratorios Wyeth-Ayerst, 9 de cada 10 mujeres post-menopáusicas permanecen sexualmente activas.

Sin lugar a dudas, la menopausia conlleva una serie de cambios fisiológicos que pueden afectar la sexualidad femenina si no se atienden. La disminución de la producción de estrógeno, por ejemplo, produce resequedad y falta de lubricación en la vagina. Esto se puede solucionar con cualquiera de las cremas lubricantes que se venden sin receta en las farmacias (y que deben ser solubles en agua, ya que las de petróleo debilitan el látex de los condones y pueden causar infecciones vaginales).

Las paredes vaginales, además, suelen volverse más delgadas y menos flexibles, causando a veces picazón, ardor, dolor o sangramiento durante el coito. Igualmente, el tejido que recubre el clítoris también se adelgaza, produciendo mayor sensibilidad e irritabilidad, lo que puede resolverse con un simple cambio de presión o una estimulación menos directa y contínua.

Todos estos cambios físicos pueden durar unas semanas, unos meses o incluso años, dependiendo de la rapidez y constancia del tratamiento pero, definitivamente, todos tienen remedio.

Lo que es más difícil de manejar es la parte psicológica del asunto. Para la Dra. Arianna Sholes-Douglas, obstetra-ginecóloga del Mercy Medical Center de Baltimore, Maryland, y directora del Centro de Diagnóstico Antenatal, uno de los problemas más graves de la mujer postmenopáusica es la pérdida del deseo sexual, lo cual ella relaciona con un problema de tipo psicológico.

«No se trata de los cambios del cuerpo ni de las hormonas, sino que es una combinación de todo», dice la Dra. Sholes-Douglas. «Preocupación por la flacidez, las arrugas y las canas, soledad al marcharse los hijos de casa, perder los padres o enviudar, volverse abuela, retirarse del trabajo… y, encima, ¡todos estos molestos cambios en tu cuerpo!».

En su opinión, la clave para mantener una sexualidad sana tras la menopausia es la aceptación de los cambios y el ajuste a ellos, así como una buena dosis de autoestima.

Otro de los problemas sexuales que encuentran algunas mujeres postmenopáusicas es la tardanza en excitarse y en lograr el orgasmo. «Eso es porque no se comunican bien con sus parejas», opina Hilda López, una trabajadora social de Miami de 56 años.

A Hilda le extirparon los ovarios a los 45 años, provocándole inmediatamente la menopausia. «Yo no he tenido problema con los cambios físicos, pero sí he sentido los emocionales,» confiesa. «Estoy más susceptible y valoro como nunca la intimidad y el romanticismo. Mi marido y yo disfrutamos ahora lo que no tuvimos de jóvenes: romanticismo, sensualidad, caricias, besos, ternura… esta «demora» nos proporciona una maravillosa intimidad que es la que nos excita», comenta. «Todo eso de la falta de lubricación y de deseo yo creo que es psicológico y que tiene mucho que ver con cómo te sientas con tu compañero. Aunque tengas 30 años, si el hombre no te estimula ni sabe lo que te gusta, no tienes secreción suficiente, ni mucho menos ganas».

Para ella, lo más importante es hablar claro: «Ahora yo tengo más experiencia que a los 30, sé lo que quiero y cómo lo quiero, lo busco y se lo dejo saber a él para poder sentir. Esa es la única forma de disfrutar».

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