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Embarazo: Cambios en la pareja no preparada

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Cambios en el hombre no preparado

Cuando el hombre no está preparado para la paternidad, puede sufrir algunos cambios que le afectan a él y repercuten en su pareja. Después del nacimiento, repercutirán también en el bebé. Los cambios más comunes que se presentan en el hombre no preparado son:

Se siente desplazado. Generalmente siente celos de los hijos por que le arrebatan la atención constante de la mujer. Esto significa que ha habido importantes errores de parte de los dos en cuanto a la construcción de una relación estable.

Propensión a la depresión e irritabilidad. Esto se debe a que siente que ya no puede esperar mucho de su esposa en cuanto a cariño y dedicación. Esto hace que se sienta inseguro, lo cual puede dar origen a que se deprima y ande de mal humor.

Temor ante la responsabilidad. Muchos hombres se sienten incomprendidos y enojados ante la esposa que les pide que asuman su rol de padres, cuando ellos piensan, erróneamente, que es suficiente el ser proveedores.

Incertidumbre económica. Si hay presión económica, ésta causará estrés en el futuro papá y ocasionará fricciones, peleas y agresiones destructivas. Cuando los dos trabajan se producen altercados graves dependiendo de si él quiere o no que la mujer siga trabajando.

Frustración sexual. Cuando no tienen conocimiento y aceptación de los cambios que pueden producirse relacionados con la sexualidad, o cuando se excluye el sexo más tiempo del necesario, se puede perder el anclaje emocional y algunos buscarán este anclaje en otro lado (trabajo, amigos, padres o amantes).

Cambios en la mujer no preparada

Se siente dividida. La mujer que no está preparada para ser madre, se puede encontrar prisionera de contradictorias demandas en la división de su tiempo y su lealtad.

Rivalidad. Puede surgir un fuerte sentimiento de rivalidad frente a los privilegios del rol masculino, sintiendo falta de libertad para su desarrollo personal y actividades recreativas. Cuando los dos trabajan, pueden producirse muchas fricciones, ya que ella puede sentirse agobiada, incomprendida y subestimada.

Expectativas poco realistas. Aumentan sus expectativas con respecto a su esposo, a la atención que debe brindarles tanto a ella como al recién nacido. Si el esposo no conoce estas expectativas, ella se ofende e incluso puede deprimirse. El problema es que generalmente ella no le dice a él cuáles son esas expectativas, e irracionalmente espera que él las adivine. Si él no puede cumplirlas, ella se sentirá frustrada e irritada contra él.

Sentimiento de inadecuación. Su inexperiencia, unida al peso de su nueva responsabilidad, le produce tensión emocional, y el sentimiento de que el esposo no le ayuda de manera equitativa. Esto hace que aumente su propensión a la depresión y a la irritabilidad.

Rechazo a la actividad sexual. Muchas mujeres con miedo a la intimidad, han admitido haber preferido ser madres antes que amantes y esposas.

Enviado por Luz

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