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Enfermedades entéricas: Prevenir no cuesta nada

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Es verano en el hemisferio sur. Y, con el calor, los microorganismos responsables de las enfermedades entéricas se reproducen con mayor facilidad. Además, la abundancia de frutas y vegetales que existen en esta estación del año tienden a incrementar el riesgo de contagio, porque la gente suele comer alimentos crudos sin preocuparse demasiado de su origen.

Un contagio en tres etapas

Siempre es bueno cocinar bien las carnes, pescados y mariscos.

Una de las formas más frecuentes de contagio de este tipo de enfermedades es la transmisión directa entre el ano, la mano y la boca de las personas. Esto se da sobre todo en los grupos de menor edad. Casi todos los agentes responsables de estas afecciones se propagan por vía oral. Sin embargo, no siempre se corre peligro de contagio. De hecho, el riesgo de las personas expuestas a estas enfermedades varía de acuerdo con los siguientes factores:

  • Edad: los niños corren más peligro que los adultos porque no saben cuidarse.
  • Hábitos personales: se traducen en la higiene diaria del individuo.
  • Hábitos culturales: según el país, la etnia y la religión, existe una amplia gama de costumbres que no siempre incentivan el aseo personal.
  • Condiciones de vida: corresponden a los estratos socioeconómicos. Aquellas personas que viven en una condición de extrema pobreza corren un riesgo mucho mayor de contagiarse.
  • Convivencia dentro de grupos cerrados o con una cercanía importante: un ejemplo de ello son los jardines infantiles, colegios, internados y cárceles.

Las enfermedades entéricas son un problema importante de salud en Latinoamérica y están íntimamente relacionadas con las condiciones de saneamiento ambiental y la cultura de cada país. Las formas de contagio son las siguientes:

  • Ingestión de agua o alimentos contaminados con deposiciones humanas infectadas.
  • Consumo de verduras crudas regadas con aguas servidas.
  • Alimentos contaminados por manos sucias con deposiciones.
  • Manos, juguetes u objetos contaminados llevados a la boca, como los biberones o los lápices.
  • Consumo de mariscos crudos como los bivalvos (almejas, choritos y ostras) provenientes de zonas contaminadas con aguas servidas.

Juntas pero no revueltas

Aunque el Cólera, la Hepatitis A y la Fiebre Tifoidea son enfermedades entéricas, cada una tiene sus particularidades:

Cólera

Esta es una enfermedad infecciosa intestinal, de comienzo súbito producida por una bacteria llamada vibrio cholerae, que se aloja en el intestino delgado del enfermo. Sus síntomas son:

  • Diarreas frecuentes
  • Vómito
  • Deshidratación importante
  • Calambres musculares
  • Temperatura elevada

Cuidado: una diarrea o un dolor de estómago pueden tener consecuencias más graves de lo pensado. El cólera, la hepatitis A y la fiebre tifoidea son enfermedades de fácil prevención. Pero, para lograrlo hay que preocuparse.

El cólera puede incubarse en un período que va desde un par de horas hasta cinco días. Sin embargo, también existen las infecciones asintomáticas, o sea, personas que se infectan con el vibrio del cólera, pero lo eliminan a través de las deposiciones, sin enfermarse o presentar síntomas clínicos.

Hepatitis A

La hepatitis A es una enfermedad contagiosa de origen viral y, en este caso, está causada por el virus tipo A que provoca una inflamación en el hígado alterando su funcionamiento, particularmente la excreción de la bilirrubina. Los principales síntomas de esta enfermedad entérica son:

  • Decaimiento anímico
  • Orina de color oscuro
  • Deposiciones o heces blancas
  • Ictericia, tono amarillo en la piel y en los ojos
  • Náuseas
  • Vómitos
  • Dolor abdominal

El virus A es más frecuente en otoño e invierno ya que puede resistir por años en temperaturas inferiores a los 20 °C y permanecer vivo entre días y meses en ambientes líquidos.

Fiebre tifoidea

Las infecciones tíficas como la fiebre tifoidea son causadas por la Salmonella typhi. Los síntomas aparecen gradualmente:

  • Dolor de cabeza
  • Un importante letargo
  • Estreñimiento o diarrea
  • Una fiebre que sube durante dos días para llegar a un nivel estable muy elevado que se aproxima a los 41°C. Por lo general, se mantendrá por aproximadamente 3 semanas

Prevención a bajo costo

El alimento es vital para el ser humano. El problema es cuando esta necesidad implica también una despreocupación por la higiene. La mayoría de las personas contagiadas con enfermedades entéricas obtienen el alimento sin detenerse a pensar en los factores de riesgo que dañan la salud. Sin embargo, este tipo de enfermedades tiene una gran ventaja: su prevención es fácil y de muy bajo costo. Los pasos a seguir son los siguientes:

Higiene personal: después de ir al baño y antes de cada comida es muy importante lavarse bien las manos. Además, se recomienda mantener las uñas cortas y limpias.

Higiene en la preparación y el consumo de alimentos: las verduras crudas deben ser cuidadosamente sumergidas en una solución de cloro (una cuchararada de cloro por tres litros de agua) y luego enjuagadas con agua corriente. Sin embargo, lo ideal es comerlas hervidas. En general, se recomienda preparar la cantidad justa de alimentos para uso inmediato, y conservarlos dentro del refrigerador y a menos de 8 °C. También es aconsejable consumir carnes bien cocinadas, así como pescados o mariscos cocidos, fritos o asados. Aunque sean tentadores, hay que evitar ingerir alimentos que se venden en la calle y cuya procedencia es desconocida.

Higiene en el hogar: el cloro es un detergente muy eficaz pues tiene la capacidad de matar la gran mayoría de los microorganismos contaminantes. Sin embargo, es importante saber que si es expuesto a la luz disminuye su eficacia, y mezclado con agua caliente u otro detergente pierde su capacidad germicida.

Higiene del medio ambiente: hay que consumir sólo agua potable o hervirla durante cinco minutos, manteniéndola siempre tapada en recipientes limpios. Por otra parte, la basura debe ser colocada en bolsas de plástico y guardada en recipientes bien cerrados.

En Chile, el Estado ha hecho considerables esfuerzos para educar a la población con el fin de prevenir el contagio de las enfermedades entéricas.

A pesar de que en 1999 se registró un incremento de 5.8 % de Hepatitis A respecto del año anterior, la Fiebre Tifoidea ha mostrado una clara disminución en los últimos 7 años. En cuanto al cólera, los últimos casos se presentaron a principios de 1998 en San Pedro de Atacama. Estas son buenas noticias, pero no hay que confiarse y terminar olvidando que el secreto de una buena salud es también una buena prevención.

Fuente: María de los Angeles Viñas, Enfermera de la Unidad de Epidemiología del SESMA (Servicio de Salud Metropolitano del Ambiente), en Chile.
Por Helena Alzamora

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