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Extracción de la leche materna

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Antes de la extracción de la leche materna, debes darte un masaje en el pecho, haciendo círculos alrededor del pecho con los dedos índice, medio y anular. Después sacude los pechos desde la parte de abajo y por último, hazte una «caricia» desde el hombro hacia el pezón, con toda la mano abierta.

Para extraer la leche, coloca los dedos índice y pulgar en la areola (parte oscura que rodea el pezón), uno arriba y el otro abajo. En seguida, el dedo que esta arriba lo haremos hacia arriba, y el que esta abajo hacia abajo, como si quisieras abrir el pezón. Ahora, hunde un poco los dedos hacia la glándula y júntalos en una especie de pellizco. Finalmente, jala el pezón: este es el movimiento que hará que la leche fluya.

Si después de un rato ya no sale leche, es hora de cambiar los dedos de posición, es decir, a la derecha e izquierda del pezón.

Es importante estimular con intervalos de descanso, es decir, estimula un pecho por 5 minutos al comenzar, y después descansa ese pecho al menos por 3 minutos; en seguida vuelve a estimular por 3 minutos y descansa 3 minutos; finalmente, estimula 2 minutos y descansa otros 2 minutos. Con esto terminarás el estímulo de cada pecho, y lo volverás a estimular después de dos horas.

¿Sabías que?
El tamaño de los pechos no tiene relación alguna con la cantidad de leche que producen.
Una mujer suele producir un litro de leche al día, pero si tiene que alimentar gemelos, su rendimiento puede aumentar hasta a 2 ó 3 litros diarios

Es posible que cuando comiences con este tipo de estímulo, la cantidad de leche que salga no sea mucha, lo cual puede preocuparte; lo importante aquí es que deberás acostumbrar a tu organismo a este tipo de estímulo, así que sin importar la cantidad de leche, te sugerimos que respetes el tiempo del estímulo y sus descansos.

Y el biberón… ¿cuándo?

La cantidad de leche que tienes en tus pechos cuando vas a alimentar a tu bebé depende de lo que haya mamado la vez anterior. Mientras tu bebé succiona, tu pezón manda impulsos al cerebro, que se traducen en producción y flujo de prolactina, la hormona que estimula la secreción de la leche por las glándulas mamarias. Si le das un biberón al bebé, tomará menos del pecho, y pronto tu producción comenzará a disminuir, o bien cesará por completo.

Aun si al principio tu bebé no obtiene suficiente leche, lo mejor es no darle el biberón, sino ofrecerle el pecho más a menudo. Esta es la única manera de que tu cuerpo logre satisfacer las necesidades de tu bebé, porque suele haber un equilibrio entre la demanda y la oferta.

Tu propia angustia y tu estrés puede reducir también la producción de leche; en este caso, debes saber que eres perfectamente capaz de amamantar a tu bebé.

¿Cuándo puedes comenzar a darle el biberón? Una vez que la lactancia esté bien establecida. Entonces puedes sustituir el pecho por el biberón una vez al día, sin poner en peligro tu producción de leche. Este biberón de relevo te dará un espacio para organizar tus actividades, para salir, para dormir un poco más por las noches, o incluso para salirte un poco de la rutina que te impone alimentar a tu bebé a horas fijas.

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