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Fitofármacos

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Según estadísticas de la Organización Mundial de la Salud (O.M.S.), se estima que el 80% de la población mundial satisface sus necesidades de salud usando hierbas y plantas silvestres. Esto no es de extrañar, si se conoce que la utilización de plantas medicinales para sanar enfermedades es una costumbre milenaria.

Y es precisamente su origen ancestral el fundamento que sostiene a la fitofarmacología. Claro, por siglos se sabe que una infusión de boldo puede aliviar un dolor de estómago. Sin embargo, los medicamentos hechos de plantas medicinales son mucho más que una «agüita de hierba».

Los remedios fabricados con plantas medicinales son cada vez más populares en Latinoamérica, debido a la eficacia que han demostrado al momento de actuar.

En la actualidad, la fabricación de remedios a partir de arbustos, árboles o pepas de frutos cuenta con la misma tecnología avanzada utilizada por los laboratorios clínicos que hacen medicamentos alopáticos (con ingredientes sintéticos o que sólo extraen uno o dos compuestos del vegetal medicinal, los aíslan y los sintetizan).

En Europa la fitoterapia ya es algo común, y fue muy bien recibida también en Estados Unidos. En Latinoamérica es un concepto relativamente nuevo, pero que de a poco ha ido tomando fuerza.

Alexander Macguire, microbiólogo de la University of British Columbia y especializado en nutrición clínica en la Packard School of Nutrition de Canadá, explica que «cuando se prepara un producto a partir de alguna planta medicinal, lo que se hace es concentrar un extracto del vegetal, por lo que cuando ya está en tabletas, cápsulas, jarabe o gotas es mucho más terapéutico que una infusión de la planta. Entonces, esto ya pasa a ser un medicamento, por lo que se debe considerar como un fitofármaco, que se debe vender en farmacias y no en cualquier parte».

Estos remedios de compuesto natural no necesitan receta médica porque no presentan graves efectos colaterales. Pero es por esta misma razón que quien los vende debe estar informado de los componentes de los productos y para qué sirven. «Es muy importante implantar en la carrera de farmacéutica ramos que eduquen sobre los fitofármacos, porque si una persona quiere adquirir uno de estos productos, seguramente va a recurrir a estos profesionales para obtener información sobre ellos y éste deberá estar capacitado», afirma Macguire.

Miguel Angel Morales, profesor de farmacología de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile en Santiago asegura que lo mismo debe hacerse en las escuelas de medicina: «hoy el paciente, a la hora que le recetan un medicamento, le pregunta a su doctor si hay alguna alternativa natural para tratar su enfermedad»

Vademécum natural

Los fitofármacos, además de tratar la enfermedad del paciente, tienen propiedades antioxidantes. Estimulan, también, el sistema inmunológico, preparándolo para combatir las enfermedades.

Algunos fitofármacos y sus propiedades:

  • Ginkgo biloba: es la número uno en ventas. Ayuda a la circulación, a la oxigenación cerebral y tiene muchos antioxidantes naturales. Se recomienda para la pérdida de memoria asociada con el envejecimiento. A las personas con problemas de circulación en las extremidades.
  • Hypericum perforatum: conocido como la Hierba de San Juan. Antidepresivo para casos que se están iniciando o que son leves. También mejora la capacidad de concentración, receptividad y memoria. Facilita la digestión y el funcionamiento de la vesícula biliar.
  • Passiflora: es un sedante suave. Se utiliza contra la ansiedad, insomnio y neuralgias. Es una alternativa a las benzodiazepinas. También es antiespasmódico.
  • Echinacea: es una de las plantas medicinales más populares en Norteamérica. Previene el resfrío y la gripe y disminuye sus síntomas. Es útil para las infecciones recurrentes, como amigdalitis muy seguidas, ya que estimula los procesos inmunológicos del organismo.
  • Serenoa repens: ha dado excelentes resultados en el tratamiento de la hiperplasia prostática benigna.
  • Caléndula officinalis: tiene gran acción antioxidante. Es antiinflamatoria, antibacteriana, antimicótica y antiviral. Es muy efectiva contra los flujos vaginales producidos por agentes bacterianos y micóticos (hongos).

Cosa de gusto

El gran crecimiento que ha tenido el consumo de fitofármacos se puede explicar por tres ventajas que presentan frente a los medicamentos alopáticos:

  • Los componentes están probados desde hace miles de años, debido a que la medicación con vegetales es una de las primeras incursiónes del hombre en la medicina.
  • El margen terapéutico es menor. El rango de dosis a las cuales se puede someter el paciente sin que exista proximidad en la que empieza a hacer efecto y en la que comienza a ser tóxico. Los medicamentos alopáticos o sintéticos necesitan control porque este margen es menor.
  • Hay fitomedicamentos que tienen la misma eficacia terapéutica, pero los efectos adversos tienen menor frecuencia y menor intensidad. Por ejemplo, los antidepresivos tricíclicos provocan problemas físicos a mayor cantidad de personas y más acentuados que la Hierba de San Juan (antidepresivo natural).

Que exista, a la hora de enfermarse, la opción de recurrir a remedios naturales, no significa que se deba dejar de considerar a los alopáticos. Los dos tipos de medicamentos son importantes en el mercado farmacéutico. «Para ciertas patologías tienen mejor resultado los alopáticos, para otras los fitofármacos. No obstante, para muchas enfermedades se pueden complementar. Por ejemplo: remedios alopáticos para la epilepsia provocan daño hepático y el Cardo mariano logra revertir este daño», afirma el profesor Morales.

Alexander Macguire advierte que estas combinaciones deben ser recetadas por un médico, «porque los fitofármacos entregan al organismo tantos principios activos, pueden tener alguna contraindicación con algún remedio alopático, por lo que la persona se debe informar antes de medicarse».

L.L.H.
Fuente: Alexander Macguire, director ejecutivo de la fundación Reinaldo Knop. Microbiólogo de la University of British Columbia y especializado en nutrición clínica en la Packard School of Nutrition en Toronto, Canadá.
Fuente: Miguel Angel Morales, profesor de farmacología de la Escuela de Medicina de la Universidad de Chile, en Santiago.

3 comentarios

  1. fernando díaz torres

    09/12/2015 at 17:04

    me aparecieron dos piedras en la vecicula

  2. fernando díaz torres

    09/12/2015 at 17:03

    donde puedo adquirir sus medicamentos?

  3. danghelo

    19/06/2013 at 16:55

    quiero sacar una tarea de los animales preistoricos

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