Fobos era el dios griego que, con su presencia en el campo de batalla, aseguraba la estampida aterrorizada de los enemigos. La palabra fobia deriva de phobos, un término de origen griego que significa miedo intenso, terror, pánico y huida.
Entre un 40 % y un 50 % de la población declara haber sido tímido en algún momento de su vida.
Aunque parezca exagerado, sólo un 18% de la población se define como seguro de sí mismo y sin rasgos de timidez. Mientras, entre un 40 % y un 50 % declara categóricamente haber sido tímido en algún momento de su vida. Probablemente, el resto se encontraría en una posición intermedia.
«Cuando entraba a un lugar lleno de gente, me ruborizaba y sentía que los ojos estaban todos puestos sobre mí. Me daba vergüenza pararme en un rincón sola, pero no se me ocurría ningún tema para conversar.
Tenía ansiedad incluso antes de salir de mi casa, pero iba en aumento cuando me acercaba al lugar de la reunión. Sentía el estómago descompuesto y casi creía tener gripe. Mi corazón latía muy fuerte, las palmas de la mano se me llenaban de sudor y tenía la extraña sensación de estar separada del resto y también de mi propio cuerpo». Daniela, 36 años.
La vergüenza y el temor de estar con más gente son parte de las emociones, sentimientos y cogniciones dentro de la adquisición de las habilidades sociales. Este aprendizaje se inicia con el nacimiento y termina recién con la muerte, pues cada etapa tiene sus propios códigos de conducta.
Las personas experimentan diferentes emociones cuando se enfrentan a situaciones que les son desagradables:
Hipócrates, en el siglo IV a.C., observó el carácter absurdo de ciertos temores, y advirtió el caso de un enfermo con miedo angustioso a las alturas que experimentaba un terror incomprensible con sólo acercarse a una pequeña acequia. Otro enfermo, presentaba el mismo tipo de sintomatología al escuchar música de flauta.
Esta dolencia es la ansiedad paralizante que surge cada vez que el individuo se encuentra en una situación que lo expone a la mirada del resto.
Sin embargo, fue recién en 1966 que el término fobia social -como se le conoce hoy- fue acuñado por los doctores Marks y Gelder, momento en que esta dolencia se independizó del resto de las fobias.
La fobia social es la ansiedad paralizante que surge cada vez que el individuo se encuentra en una determinada situación en la que es objeto de la mirada del resto. Esta enfermedad es un trastorno de ansiedad que se genera en situaciones específicas. Un cierto grado de aprehensión es normal e incluso adecuado para que las personas se preparen bien, por ejemplo, para una reunión de trabajo o una conferencia pública. Sin embargo, cuando esta sensación impide un buen desempeño social, la persona debe buscar ayuda.
«Este tipo de fobia limita la vida, ya que el que la padece tiende a evitar ese estímulo amenazante y no se expone a las situaciones públicas que le producen un temor irracional», explica el Director del Centro Neuropsiquiátrico de Santiago, Dr. Sergio Gloger. «El que padece esta fobia -prosigue- le atribuye una esperanza desmedida a la opinión de los demás y el pánico al rechazo es tal, que se paraliza y deja de llevar una vida normal».
Según la clasificación propuesta por Herbert, Holt y Haimberg, existen varios tipos de fobia social:
En los últimos 20 años se han consolidado tres formas efectivas de tratamiento de la fobia social:
«Una buena terapia logra que la persona deje de evitar y termine por sanarse completamente. Para ello el especialista debe buscar las raíces de la fobia y combinar la terapia sicológica con la administración de los fármacos», explica Gloger. «Es necesario recalcar que la fobia social acarrea consecuencias graves, como el aumento de la ingesta de alcohol -que tiene poder ansiolítico e incentiva la comunicación- la depresión e incluso problemas físicos», concluye.
Fuente: Dr. Sergio Gloger, Director del Centro Neuropsiquiátrico de Santiago, en Chile.
Fuente: «¡Atrévase! Reconozca y venza desde la timidez hasta las fobias sociales», escrito por el Dr. Jorge Mahaluf. Editorial Grijalbo. 1999.
Por Helena Alzamora