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¿Importa la edad cuando vas a tener un hijo?

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No hace mucho, si estabas por encima de los 30 años de edad, los doctores te habrían aconsejado tener un hijo muy pronto u olvidarte de él (los relojes biológicos corrían mucho más rápido entonces). Los tiempos claramente han cambiado. Hoy no es raro tener el primer hijo a los 40 años. Y aunque en su mayoría las futuras mamás todavía siguen siendo veinteañeras, los índices de natalidad para mujeres de 30 o más han estado aumentando a paso firme desde los finales de la década de 1970. Las mujeres cercanas a los 40 años muestran el mayor aumento: la tasa de nacimientos ha subido aproximadamente un 90 por ciento. Entonces, ¿importa la edad cuando vas a tener un hijo?

Como más mujeres están esperando más años antes de tener a sus bebés, no es sorprendente que haya aumentado nuestra preocupación sobre el impacto de la edad en el embarazo. Mucho de lo que escuchamos sobre los potenciales riesgos, sobre todo para las embarazadas mayores de 35, puede causar alarma innecesaria. La verdad es que no importa cuál es tu edad, es muy probable que tengas un bebé saludable, siempre y cuando tengas buena salud, tengas cuidado prenatal desde el principio y adoptes buenos hábitos. Aquí está lo que puedes esperar del embarazo en tus veintes, treintas y cuarentas.

Tener un hijo en tus 20 años

Las mujeres en esta edad tienen menos complicaciones médicas con el embarazo. La mayoría de las veinteañeras puede concebir luego de aproximadamente dos meses de intentarlo y tiene un riesgo relativamente bajo de aborto espontáneo (12 a 15 por ciento). Las probabilidades de tener un bebé con síndrome de Down (1 en 1,250 a la edad de 25) u otros defectos congénitos cromosomáticos también, también son bajas. Aunque el riesgo del síndrome de Down aumenta en madres mayores, más bebés con este desorden están naciendo a mujeres en sus veintes, porque las mujeres jóvenes son las que tienen más bebés. Además, los cuerpos más jóvenes pueden manejar mejor las demandas físicas del embarazo. Y en la sala de partos, más del 80 por ciento de las mujeres en sus veintes, tienen parto natural en lugar de tener una cesárea.

Pero ser más joven no es necesariamente mejor. Las mujeres entre 20 y 24 años tienen un riesgo ligeramente más alto que las mujeres en la mitad de los veinte y al inicio de sus treinta (el riesgo empieza a aumentar de nuevo a la edad 35) de una complicación relacionada con el embarazo llamada preeclampsia. La pre eclampsia está caracterizada por la presión alta de la sangre, el alza súbita de peso (más de 5 libras o 2 kilos en una semana), inflamación de la cara y las manos, y proteína en la orina, síntomas que normalmente se desarrollan después de las 20 semanas de gestación. Su causa es desconocida, pero este mal puede llevar a un retraso en el crecimiento fetal e incluso adelantar el parto. Otros síntomas incluyen visión borrosa, dolores de cabeza, vértigo y dolor severo de estómago. Contacta a tu médico si experimentas cualquiera de estos síntomas. Dejar de lado el tratamiento de la preeclampsia puede hacer que ésta progrese rápidamente hasta llegar a una condición rara, pero peligrosa, llamada eclampsia, caracterizada por convulsiones y coma, que amenaza las vidas de tanto la madre como el bebé.

Tu doctor chequeará la presión de tu sangre en cada visita prenatal. Si presentas señales de preeclampsia, ésta será diagnosticada y tratada. Generalmente se recomienda reposo en cama; los casos más severos requieren de estancia en el hospital.

Una explicación para que haya aumentado el riesgo de preeclampsia en las mujeres entre 20 y 24 años, es que las mujeres jóvenes son las que están teniendo sus primeros bebés, lo que de por sí es un factor de riesgo para el desarrollo de esta condición. Aun así, la probabilidad de desarrollar preeclampsia a principios de tus veintes sólo es aproximadamente de un 4 por ciento.

Un riesgo más común para las mujeres jóvenes es tener un bebé con bajo peso (menos de 5½ libras o menos de 2.5 kilogramos). Esto puede explicarse casi totalmente por el hecho de que a principios de sus veintes, las mujeres son propensas a tener malos hábitos de salud. Por ejemplo, es más probable que las mujeres entre los 20 y 24 años fumen cigarrillos que las mujeres de 25 años o más, y fumar duplica el riesgo de tener un bebé bajo de peso. Las mujeres jóvenes también son más propensas a tener una dieta pobre, retrasan el cuidado prenatal y aumentan menos de 16 libras (7.2 kilos) durante el embarazo (mucho menos de lo recomendado para una mujer de peso normal, que es entre 25 y 35 libras, equivalente a 11 y casi 16 kilos). Todo esto aumenta el riesgo de tener un bebé de bajo peso. Durante el periodo de recién nacidos, los bebés de bajo peso tienen un riesgo más alto de sufrir complicaciones que pueden llevar a la invalidez de por vida e inclusive, la muerte. Pero lo importante es que este riesgo se puede reducir fácilmente con el cuidado prenatal y una dieta mejorada y mejores opciones de estilo de vida.

Tener un hijo en tus 30 años

El embarazo en tus treinta puede ser un poco más duro, incluso desde el principio. En primer lugar, puede ser más difícil quedar embarazada porque ovulas menos frecuentemente. Las mujeres de treinta y algo pueden demorarse el doble de tiempo más en concebir que el tiempo que a las de veinte. La posibilidad de quedar embarazada continúa disminuyendo gradualmente a medida que la mujer se acerca a los 35 años de edad o más, y algunas parejas pueden optar por los tratamientos de fertilidad. Interesantemente, la probabilidad de concebir gemelos o trillizos alcanza su punto más alto entre los 35 y 39 años, porque las mujeres de esa edad tienen más probabilidades de soltar más de un óvulo cuando sí ovulan.

Si estás comenzando tus trientas, tus riesgos de embarazo difieren poco de los que afectan a las mujeres en sus veintes. La mayoría de las mujeres de 35 años o más también tiene bebés saludables, pero los estudios muestran que ellos pueden tener más problemas y enfrentar algunos riesgos especiales, incluyendo las mayores probabilidades de dar a luz a un bebé con una anormalidad cromosomática. Mientras una mujer 30 años tiene un 1 de 952 oportunidades de tener un niño con síndrome de Down, por ejemplo, ese riesgo aumenta de 1 a 378 cuando se tienen 35 años.

Para las mujeres mayores de 35 rutinariamente se les ofrece una prueba del saco amniótico (amniocentesis) o un muestreo de la vellosidad coriónica, para diagnosticar o (lo que es más probable) descartar estos problemas.

La presión alta de sangre y diabetes se pueden desarrollar por primera vez durante el embarazo y las mujeres mayores de 35 años de edad tienen más riesgo de sufrir estas dolencias. Un estudio encontró que las mujeres embarazadas mayores de 35 desarrollan estas condiciones el doble de veces que las veinteañeras.

Una mujer de cualquier edad que tiene hipertensión, diabetes, u otra enfermedad crónica tienen más riesgo de desarrollar complicaciones del embarazo, incluyendo un bebé de bajo peso o tener un bebé prematuro (nacido antes de las 37 semanas de gestación). Puedes reducir los riesgos asociados con estas condiciones consultando a tu doctor antes de que intentes quedar embarazada.

Incluso sin problemas de salud crónicos relacionados con la edad, los estudios sugieren que las mujeres que postergan su primer embarazo hasta después de los 35 años, tienen un riesgo más alto de un parto prematuro y tener un bebé de bajo peso, así como el desarrollo de problemas en la placenta durante el embarazo. El más común de éstos es la placenta previa, en la que la placenta cubre parte o toda la apertura de la cerviz. La placenta previa puede causar una hemorragia severa durante el parto, pero las complicaciones se pueden prevenir con una cesárea. Con el diagnóstico temprano y tratamiento, estos desórdenes no tienen que ser una amenaza para la mamá o el bebé.

Cuando llega el momento del parto, los estudios sugieren que las madres primerizas mayores de 35 años pueden también tener más dificultades en su trabajo de parto. Suelen ser más comunes en estos casos el sufrimiento fetal y una segunda fase más larga de trabajo de parto. Las mamás mayores que han tenido un bebé anterior, sin embargo, normalmente encontrarán el trabajo de parto más fácil. Un parto difícil se puede considerar, en parte, una causa del aumento en la cantidad de cesáreas realizadas a mujeres de 35 años y mayores. La tasa ha aumentado en un 40 por ciento, comparada con el cerca de 14 por ciento de las madres primerizas en sus veintes.

Tener un hijo en tus 40 años

En el pasado, las embarazadas en sus cuarentas eran mujeres que ya habían dado a luz a otros hijos. Pero como posponer la maternidad para favorecer el desarrollo profesional empezó a ser más común, más mujeres terminando sus treintas y empezando los cuarenta están teniendo bebés por primera vez. Eso sí, la concepción puede ser difícil en la medida que la ovulación continúa disminuyendo: menos de 1 por ciento de mujeres en sus cuarentas tienen bebés.

Los riesgos del embarazo en una mujer de cuarenta y tantos son similares a los de una mujer a finales de sus treintas. Los dos riesgos que aumentan más notablemente en los cuarentas son las anormalidades cromosómicas (el riesgo del síndrome Down es de 1 en 106 bebés) y aborto. Muchos embarazos con un bebé que viene con una anormalidad cromosómica terminan en aborto espontáneo, así que no es sorprendente que esas tasas aumenten. El riesgo de aborto aumenta gradualmente en las mujeres y alcanza aproximadamente un 25 por ciento a los 40 años.

Las mujeres de esta edad también son casi tres veces más propensas a desarrollar diabetes durante el embarazo, comparadas con las mamás en sus veintes.

El embarazo también se hace más pesado para el cuerpo a medida que la mujer cumple años. Puedes sentirte más cansada o experimentar un impacto mayor que una mujer joven de los síntomas, como dolor de espalda, hinchazón o venas varicosas. En parte esto se debe a que cuando envejecemos, nuestros tejidos del cuerpo se ponen menos elásticos y flexibles. Sin embargo, hay algo bueno para este grupo de edad: las mujeres mayores a menudo tienen menos estrías.

No es una sorpresa que los estudios muestren que cuando las mujeres en sus cuarentas dan a luz, tienden a sufrir más que las mujeres más jóvenes. Las madres primerizas cuarentonas tiene un riesgo más alto de cesárea, un 47 por ciento, de acuerdo con un estudio de la Universidad de California, Davis, en Sacramento.

Cuando las futuras mamás envejecen, enfrentan más riesgos, pero es importante tener en mente que pueden manejarse los riesgos con cuidados prenatales y medidas de prevención temprana. Y a pesar de cualquier complicación física mayor, tener un bebé cuando estás emocionalmente lista es muy importante, porque te cuidarás mejor durante el embarazo y al bebé, una vez que esté aquí.

Enviado por Grecia Alemán

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