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La escoliosis, curvas peligrosas para la salud

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Hasta hace un año, para Nivys Díaz, de 18 años, realizar ciertos movimientos era sinónimo de dolor en la parte baja de su espalda y elegir prendas que disimularan la asimetría de sus hombros y caderas, una molestia adicional a la que le causaba la doble curvatura de su espina dorsal. Como el 2 por ciento de la población norteamericana, Nivys sufría de escoliosis.

Toda espina dorsal tiene curvas naturales que redondean nuestros hombros y hacen que la parte baja de la espalda se curve ligeramente hacia adentro. La diferencia con la escoliosis es que, en ésta, la espina se curva de lado a lado (de manera que en una placa de rayos X se observa más como una S o una C que como una línea recta) y algunos huesos pudieran rotarse un poco, provocando que los hombros o caderas aparentaran ser irregulares.

Una mala postura o acarrear pesadas mochilas en la espalda distan mucho de ser las causas de este padecimiento y más bien son mitos populares. Según la Scoliosis Research Society (SRS), el 85 por ciento de las personas con escoliosis no tienen una causa conocida.

Estos casos, denominados idiopáticos, comúnmente afectan a adolescentes en su edad más temprana y, con frecuencia, la incidencia es mayor (20 por ciento más alta) si un miembro de la familia ha tenido o tiene escoliosis. Pero también puede ser congénita y deberse a defectos de las vértebras de la espina, presentes en el nacimiento como consecuencia de desórdenes del sistema nervioso central.

Del corsé al quirófano

Por lo general, la escoliosis no requiere tratamiento. En el 90 por ciento de los casos, las curvas son apenas moderadas y sólo necesitan de un chequeo permanente para verificar que no hayan cambios en su tamaño.

Por otra parte, cuando el grado de la curva se incrementa, la intervención de un ortopédico es imprescindible, ya que no se corrige por sí misma y puede ser motivo de serios problemas en el futuro, que van desde una hemorragia interna – por la opresión de los huesos en los órganos vitales- hasta la invalidez, como consecuencia del peso agregado durante un embarazo. La mayoría de los casos son corregidos con el uso de un corsé (ortosis), un aparato que actúa como contrafuerte para la espina, con el fin de prevenir que la curva aumente durante el crecimiento.

A Nivys le detectaron escoliosis cuando tenía 9 años. Vistió el corsé durante un año y al término del plazo, todo parecía estar bien.

«El problema fue que después, cuando dejé de usarlo, comencé a empeorar nuevamente hasta llegar a la misma posición que tenía al inicio», explica la estudiante de Administración de Negocios, quien en estos días cumple un año de haberse operado. Para personas como ella, la única opción es la cirugía, aunque el paso al quirófano está limitado a una cualidad de la curva.

«Depende del grado de la curva. En líneas generales, a partir de los 40 o 45 grados, se considera que el paciente cumple los requisitos para una operación», asegura el doctor Harry Shufflebarger, quien has sido director de la Division of Spinal Services del Miami Children’s Hospital.

Antes de la operación, las de Nivys medían algo más de 40 grados la inferior y 50 la superior. Hoy, apenas si llegan a 10 grados.

Una barra en la columna

Parece extraño, pero así es. La cirugía más utilizada en el mundo para corregir escoliosis implanta una barra a lo largo de la columna.

«El procedimiento implica la colocación de un dispositivo interno y la fusión del área posterior de la espina», explica Shufflebarger.

Ese dispositivo consiste en una vara que se sujeta a lo largo de la espina con ganchos, alambres y tornillos y, precisamente, uno de los instrumentos más usados en el mundo ha sido desarrollado por Shufflebarger y su colega alemán Jurgen Harms.

«Lo increíble es que tener este aparato con dos alambres en la columna, no me ha quitado nada de la flexibilidad que poseía antes de la operación», dice Nivys satisfecha.

Además, una de las principales ventajas de este sistema quirúrgico es su rápida recuperación. Isabel Astullido, madre de Amanda (13 años), está asombrada con los avances que ha mostrado su hija desde entonces. «Su curva era de 45 grados, así es que no dudamos un instante en operarla. Al día siguiente de la intervención, la despertaron temprano para que comenzara a caminar. Estuvo sólo una semana en el hospital y ocho semanas en casa, haciendo reposo sin que esto significara permanecer en cama, incluso subiendo y bajando escaleras», recuerda.

El médico afirma que al mes los niños pueden regresar a la escuela e ir a la playa, a los tres meses están capacitados para pasear en bicicleta y bailar y, al cumplir el primer semestre, volver a la vida normal que siempre llevaron y practicar deportes y otras actividades físicas. El valor agregado de la operación es la recuperación de la autoestima al lograr una mejor imagen.

«Con la cirugía se fueron la joroba, las curvas, la asimetría y dolores. Y, como si fuera poco, gané casi una pulgada y media de altura», concluye Nivys.

Síntomas para detectar la escoliosis

El doctor Harry Shufflebarger, quien también es presidente electo de la Scoliosis Research Society, aconseja observar estos signos para detectar a tiempo este padecimiento:

  • un hombro puede estar más alto que otro
  • un omóplato puede estar más alto o ser más prominente que el otro
  • cuando los brazos cuelgan a los lados, podría haber más espacio entre un brazo y el cuerpo de un lado que del otro
  • una cadera podría aparecer más alta o más prominente que la otra

GABRIELA ABIHAGGLE

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