Patricia (32), tiene dos hijos. Andrés, el mayor es muy ordenado y llega todos los días del colegio a lavarse las manos, almuerza y hace sus labores escolares antes de jugar o ver televisión. En cambio, el menor, Gonzalo, deja sus cosas tiradas por toda la casa para salir a jugar sin hacer sus labores.
Las labores escolares pueden ser una de las experiencias más molestas de la niñez, porque implican un momento de orden, dedicación y esfuerzo que no se puede evadir. En este caso, la labor de los padres debe ser guiar a sus hijos para que aprendan a organizar su tiempo y a pensar por sí mismos.
Ayudar a los niños a hacer sus tareas es una excelente forma de darles cariño, protección y seguridad en sí mismos.
Ante esta situación, Patricia optó por dedicarle todo su tiempo al pequeño, porque siente que por sí mismo no es capaz de cumplir sus responsabilidades y que puede fracasar en el colegio, llegando incluso, a hacerle ella misma las tareas. Mientras tanto, el mayor pasa desapercibido, porque nadie tiene que decirle nada para que cumpla.
Según Alejandra Silva, sicóloga clínica del área de hospitalización de la Clínica Alemana, ubicada en Santiago de Chile, ninguna de las dos formas de actuar es la indicada, ya que los niños necesitan un apoyo equilibrado de sus padres y no una dedicación extrema que no les permita desarrollarse ni tomar decisiones. Pero, tampoco es bueno dejarlos abandonados a su suerte, sin ninguna guía.
«La idea es que los padres acompañen a sus hijos, que les proporcionen las condiciones ideales para que hagan sus tareas cómodamente y que estén dispuestos a contestar sus dudas», explica.
Dependiendo de la edad de los niños, el rol de los padres irá cambiando. Los mayores necesitan más libertad y contar con los materiales necesarios para que no pierdan tiempo en esto. Mientras que a los más pequeños se les debe guiar en detalles tan simples como enseñarles a seguir una secuencia ordenada que incluya:
Por su parte, el Dr. Alberto Reverón Quintana, pediatra de la Sociedad Venezolana de Puericultura y Pediatría agrega las siguientes recomendaciones para los padres:
Tanto los niños como los adultos necesitan aprender constantemente. Entonces, es muy positivo que ambos aprovechen esta instancia para hacerlo y también para enseñar.
Además de apoyar a los niños en sus labores escolares, los padres deben estimular a sus hijos para que apliquen lo aprendido a través del juego, con preguntas creativas o con la resolución de problemas simples.
No sólo potenciar las habilidades intelectuales de los pequeños, sino también las manuales, las visuales, las auditivas y de la memoria.
Uno de los problemas con los que se encuentran los padres es el poco tiempo que tienen para compartir con sus hijos. Factores como el exceso de trabajo, los problemas económicos y muchas responsabilidades, le roban el tiempo a los adultos para estar con sus pequeños. Por esta razón, el fin de semana y las noches deben ser aprovechadas para compartir y comunicarse.
«Generalmente, los padres llegan cansados a la casa y no tienen mucha paciencia para comenzar a revisar las tareas. Pero, deben saber que para los niños es muy importante sentir que sus padres se preocupan de ellos y saber que una buena nota o un logro escolar los hace felices, por lo que deben darse el tiempo para atender a sus hijos», explica Silva.
Una recomendación que hace la especialista es la de aprovechar estos encuentros para potenciar el contacto padre-hijo, ya que está comprobado que los niños que reciben más cariño y atención de sus padres, tienen un mejor rendimiento escolar, son más seguros de sí mismos y no temen enfrentar nuevos desafíos en la vida.
Enviado por Grecia Alemán.