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Recién nacido

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Para fines prácticos, se denomina recién nacido o neonato al bebé desde su nacimiento hasta los primeros 28 días de vida. En esta etapa es muy fácil distinguir cualquier trastorno debido a lo rutinario de su vida.

¿Sabías que?
A los pocos días de nacido, tu bebé es capaz de imitar los gestos y «caras» que le hace otra persona, aunque probablemente no sepa que él está haciendo una cara igual.

Es muy característico en dicha edad, que tu bebé coma aproximadamente cada 2 a 3 horas hasta un máximo de 5 horas, una vez que queda satisfecho, se dormirá plácidamente. Puede evacuar tantas veces como es alimentado, o bien, evacuará hasta una sola vez en 24 horas. Puede presentar pequeñas regurgitaciones de leche, lo cual puede ser completamente normal, al igual que eructar cada vez que acaba de comer. Durante la alimentación, el niño come pausadamente y sin fatigarse.

Si tu bebé tiene que descansar para poder seguir comiendo o suda mucho durante la toma de alimento, probablemente tenga algún problema y debe ser valorado por su médico. Aunque también cabe decir que los bebés, aún en reposo, sudan copiosamente. El bebé, normalmente, produce secreciones nasofaríngeas por lo cual es natural que tosa y estornude durante el día.

¿Qué sabe hacer el bebé recién nacido?

– Antes se pensaba que el bebé sólo sabía comer, dormir y llorar. Pero ahora los científicos se han dado cuenta de que un bebé es una personita con una gran cantidad de habilidades.

– A los pocos minutos de nacer volteará su cabeza hacia el ruido de una sonaja, y a los tres días ya puede reconocer tu voz. Igualmente, si se le muestra una hoja en blanco y otra que contiene una cara, podrá voltear su cabeza hasta 180º con tal de no perder de vista la cara.

– Al día de nacido, se entretendrá más mirando una tela estampada que una lisa, y a las tres semanas puede incluso alargar la mano para tocar algo que le llame la atención.

– Su olfato es selectivo: huirá de olores fuertes, como el alcohol o el vinagre, pero se sentirá atraído por olores suaves y perfumados, como la vainilla. Y a los diez días de nacido, será capaz de distinguir la sutil diferencia entre la leche de su mamá, y la leche de otra mujer, algo que nosotros, adultos, no podríamos hacer.

– ¿Y los sabores? Selectivos también. Si le pones en la pequeña lengua unas gotas de limón o de café, arrugará la cara y tratará de escupir, pero si se trata de lechita, o algo dulce, se mostrará muy complacido.

Enviado por JMRR

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