Anthony Fauci tiene tan sólo 58 años y es uno de los científicos con más experiencia en investigación de Sida a nivel mundial. No sólo tiene a su cargo el principal instituto norteamericano destinado al estudio de enfermedades infecciosas -que financia y realiza cientos de proyectos de investigación sobre el tema- sino que él mismo es autor de brillantes hallazgos para el mejor entendimiento y tratamiento de esta epidemia.
Desde su primera aparición en 1981, el VIH pasó de ser una enfermedad que atacaba fundamentalmente a homosexuales hombres a ser una pandemia que afecta a casi 35 millones de personas, sin discriminar sexo, edad ni ubicación geográfica.
Descubrió, por ejemplo, más pistas sobre la patogénesis y el tratamiento de las enfermedades del sistema inmune. De hecho, varias de sus investigaciones sirven hoy de base para comprender la regulación de la respuesta inmune.
Además, Fauci ha dado importantes nociones para comprender cómo el virus del Sida destruye las defensas, lo que se traduce en la susceptibilidad a contraer cualquier enfermedad de tipo infeccioso. Siguiendo esa misma línea, ha desarrollado estrategias instrumentales para la terapia y la reconstitución inmune de los pacientes, y para dar con una vacuna que en el futuro prevenga la enfermedad.
Dada su experiencia, el artículo que acaba de publicar -en la revista especializada New England Journal of Medicine- sobre el tema ha causado gran revuelo en el ambiente científico y noticioso. Sobre todo porque asegura que, si no se mejora la prevención o no se descubre pronto una vacuna efectiva contra la enfermedad, el actual panorama de casi 35 millones de personas infectadas empeorará en el próximo siglo.
“Mientras nos preparamos para dejar atrás el siglo XX, vale la pena reconocer que si bien hemos sufrido una constante carga de enfermedades infecciosas y un número importante de mini epidemias, durante este siglo hemos presenciados sólo dos cataclismos infecciosos insospechados”, comienza diciendo Anthony Fauci en el artículo titulado “La epidemia del Sida: consideraciones para el siglo XXI”.
El primero de los dos cataclismos a los cuales se refiere el especialista es la pandemia de Virus Influenza tipo A que se produjo en 1918. Y aunque el microbio responsable de la enfermedad había estado presente por siglos, en el invierno de 1918-1919 fue responsable de la muerte de aproximadamente 25 millones de personas en todo el mundo.
La segunda catástrofe infecciosa es el síndrome de inmunodeficiencia adquirido (Sida), que se origina por un microbio relativamente nuevo llamado “virus de la inmunodeficiencia humana” (VIH). El VIH se detectó por primera vez en 1981 y desde entonces se ha expandido en sucesivas ondas en varias regiones del mundo. “Todavía, cuando entramos en el siglo XXI, la potencial catástrofe que puede causar esta pandemia todavía no es del todo comprendida”, asegura el experto.
Se piensa que el mecanismo más probable de transmisión de este virus -de origen simio- al ser humano fue el contacto entre sangre infectada de simio con alguna herida o tejido expuesto de la persona. Por ello, el Sida se considera una enfermedad zoonótica, es decir, que se traspasa de algún animal al hombre.
Sin embargo, Fauci aclara el hecho de que un virus pase del animal al hombre no es requisito para que se produzca una pandemia. En un escenario ideal, una infección intermitente de VIH en una villa rural en Africa podría haber pasado a la pareja sexual de una persona infectada y probablemente habría resultado en la muerte de las personas infectadas, sin mayor expansión del virus. Allí habría terminado la expresión del virus del Sida en el hombre. Sin embargo, lo que sucedió en realidad fue bastante distinto. Fauci explica que una epidemia se origina exclusivamente cuando existen las condiciones sociales y demográficas que permiten una rápida expansión del virus.
Entre las condiciones que permitieron el surgimiento del Sida como epidemia se incluyen: la migración masiva de las áreas rurales hacia las urbanas para buscar mejores puestos de trabajo, la promiscuidad sexual en las ciudades a las que llegaron las personas infectadas y el aumento del comercio sexual. Además de la contaminación de los bancos de sangre.
“Estas fueron las semillas de la epidemia en Africa. La introducción de la epidemia en los países desarrollados se produjo poco tiempo después de la ‘revolución homosexual’ que tuvo su origen en la protesta en el Stonewall Inn, un bar frecuentado por hombres homosexuales, en Nueva York, en 1969”, agrega Fauci.
Los dos tipos de VIH que existen son
VIH 1: viene del Pan troglodytes troglodytes, una subespecie de chimpancé. En algún momento, que no se sabe aún con exactitud, este virus simio dio un salto de especies y pasó al ser humano. Es el tipo de infección más común.
VIH 2: es menos común y menos virulento que el anterior. Genéticamente, es muy similar al virus de inmunodeficiencia simio que se manifiesta en los sooty mangabeys.
Cierto revuelo provocaron las palabras finales que aparecieron en el artículo escrito por Fauci. En el último párrafo el médico asegura que “a menos que los métodos de prevención, con o sin una vacuna, sean exitosos, la peor epidemia global ocurrirá en el siglo XXI”.
Lo que significa que más y más personas se infectarán. Los 50 millones de personas que se han infectado con VIH desde el inicio de la epidemia para entonces serán un pequeño número comparado con lo que sucederá. Si los métodos de prevención no son reforzados, la epidemia se acelerará. Esto se va a a traducir en decenas de millones de nuevas infecciones.
Fauci asegura que el método más exitoso de prevención es una vacuna. Es decir, el desarrollo y accesibilidad a una vacuna segura y efectiva contra la infección. De hecho, esta meta es el principal objetivo de la investigación que se realiza actualmente en torno del Sida. Por ejemplo, hasta ahora hay más de 3.000 voluntarios –que no están infectados- para participar en más de 50 estudios que buscan que al menos uno de los 27 tipos de vacuna que analizarán sea efectivo.
Pero, mientras esas investigaciones no den resultados concretos, “el mejor y único método efectivo de prevención de futuros contagios por VIH es la educación que se hace para modificar las conductas en los adultos, así como la promoción del uso del condón. Esas son las mejores armas con que contamos por ahora”, dice Fauci.
Enviado por Grecia Alemán