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Sonrisa blanca

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De repente, la sonrisa de dientes blancos y resplandecientes ha pasado a ser un componente imprescindible de la imagen personal.

«Aproximadamente el 75 por ciento de los pacientes expresan un deseo de cambiar la forma de la sonrisa y el color de los dientes», cuenta Luis Sánchez, miembro de la Asociación Dental Hispana de Estados Unidos, que trabaja en la Florida.

El blanqueamiento de los dientes es recomendado para manchas externas, ocasionadas por el café, los cigarros, vinos rojos, té y jugos de colores muy intensos como el de cereza. En estos casos, el tratamiento es efectivo.

«Sin embargo, los costos del tratamiento detienen a unos cuantos. Entre los que llegan a cumplir su sueño, predominan los profesionales entre los 25 y los 50 años», dice Sánchez.

Incluso hay muchos adolescentes que a partir de los 16 años solicitan un blanqueamiento luego de completar su ortodoncia, comenta Julio Hernández, dentista de Miami. «Ultimamente ha crecido la demanda por este tratamiento a raíz del bombardeo publicitario», según Hernández.

«Las compañías de pastas de dientes ofrecen productos a base de bicarbonato, que quita las manchas superficiales», explica Hernández, «pero cuando son usadas con mucha frecuencia pueden desgastar los dientes y provocar un encogimiento de las encías a largo plazo, debido a que son muy abrasivos».

Según los especialistas, para cambiar el color del diente hace falta someterse al blanqueamiento. El tratamiento se debe iniciar siempre con una buena salud oral. Por lo tanto se realiza después de haber hecho un examen general de la boca para determinar que no hay caries.

El blanqueamiento de los dientes es recomendado para manchas externas, ocasionadas por el café, los cigarros, vinos rojos, té y jugos de colores muy intensos como el de cereza. En estos casos, el tratamiento es efectivo.

Las manchas internas, producto de la ingesta prolongada de antibióticos que contienen flúor o tetraciclina a una edad temprana mientras los dientes están en crecimiento, requieren de un tratamiento de coronas que cubren la superficie entera del diente.

Opciones para todos los gustos

«La alternativa más económica y efectiva es el blanqueamiento dental supervisado en el consultorio, porque se trata el arco mandibular o maxilar entero de una sola vez», explica Sánchez.

En este proceso el dentista toma una impresión de la dentadura superior e inferior del candidato, después se hacen los moldes y de allí se elaboran unas especies de protectores de plástico para el arco superior e inferior. El paciente se va a su casa con los ‘protectores’ y una dosis de peróxido en forma de gel para colocar en cada uno.

«Los resultados ya se ven al segundo día de haber utilizado los protectores por un mínimo de cuatro horas diarias. El tratamiento no dura más de ocho días», dice Sánchez.

En caso de utilizar una gran cantidad cada vez que se aplica, es posible que el gel entre en contacto con las encías y produzca quemaduras. Por eso, al paciente se le explica que el blanqueo no tiene que ver con la cantidad de peróxido que utilice, cuando se llevan el «set» a su casa.

Las dosis se administran en unas jeringuillas que ya vienen con la medida. Es posible que si se utiliza una dosis excesiva del producto, aparezcan dificultades para ingerir líquidos e incluso para respirar.

Este tratamiento logra aclarar el color del diente dos o tres tonalidades. Dependiendo de la persona, hay quienes experimentan sensibilidad en los dientes durante el tratamiento. En estos casos se recomienda discontinuar las aplicaciones y hacerse enjuages que contengan flúor. Los costos de esta técnica oscilan entre 250 y 500 dólares.

«La alternativa más económica y efectiva es el blanqueamiento dental supervisado en el consultorio, porque se trata el arco mandibular o maxilar entero de una sola vez»

«Si el paciente llega con manchas muy oscuras, no verá un resultado favorable con el blanqueamiento supervisado. En esos casos, se realiza un tratamiento en el consultorio», dice Julio Hernández.

Este tratamiento consiste en aplicar una solución más concentrada de peróxido en forma de gel directamente en el diente y una luz de alta intensidad proveniente de una lámpara que activa el proceso químico para decolorarlo. El proceso dura entre una y dos horas, y se necesitan un promedio de tres visitas, en dependencia del color del diente. Los costos oscilan entre 500 y 1.000 dólares por visita, de acuerdo con el instrumental utilizado.

El producto es suficientemente fuerte como para decolorar el diente entre tres y cinco tonalidades. Hay ciertas precauciones que deben tenerse en cuenta cuando se utiliza el peróxido, como por ejemplo, no consumir jugos ácidos, porque pueden crear sensibilidad en los dientes. «Yo siempre les digo que no coman o beban nada que pueda manchar una camisa blanca», relata Hernández.

Conociendo la dificultad que tienen algunos para abstenerse de ingerir líquidos, el especialista recomienda que después de tomar una bebida oscura, como café, la persona se cepille los dientes o tome agua para que la capa de cafeína no se asiente.

«El blanqueamiento realizado en el consultorio no es aconsejable para personas que van a seguir tomando café o fumando, porque las manchas reaparecerán al poco tiempo», aclara Luis Sánchez, de la Asociación Hispana. «Yo siempre les digo a mis pacientes: ‘Si no vas a cambiar los hábitos, no te gastes el dinero’ «, cuenta el especialista.

Aún así, hay quienes optan por hacerse el tratamiento para lucir bien en una ocasión especial, como una boda, conscientes de que la blancura desaparecerá al poco tiempo.

El láser es otra alternativa, que tiene la ventaja de blanquear los dientes en menor tiempo. Cada diente se expone a una dosis más intensa de luz por 3 ó 4 segundos, en comparación con el tratamiento convencional que requiere de 20 a 30 segundos por diente.

A veces es necesario complementar el láser con soluciones de peróxido aplicadas en el hogar, antes y después del tratamiento en el consultorio. Este procedimiento puede producir sensibilidad en la dentadura y algunas decoloraciones no funcionan. Esta técnica cuesta entre 750 y 1.500 dólares.

Los resultados de estos tratamientos se disfrutan por cuatro o cinco años, según los expertos. Aunque es necesario retocarse cada cierto tiempo con el «set» en el hogar.

Para los que no quieren o pueden hacer una gran inversión en su dentadura, existe la opción de adquirir un «set» que se vende sin receta en las farmacias o en la Internet, que está compuesto por protectores maxilares o mandibulares estándar (una medida única) que los usuarios rellenan con la solución de peróxido suministrada y ajustan sobre sus dientes.

Esta alternativa puede resultar práctica y económica a veces (se consigue por 10 dólares, hasta 200), pero en realidad es ineficaz según los especialistas. Los moldes no cubren totalmente los dientes y el peróxido puede filtrarse a las encías. También el tipo de producto utilizado es de menor intensidad, por el hecho de no estar supervisado por un dentista.

Créalo o no, la belleza puede tener una influencia positiva sobre la salud.

«El blanqueamiento dental es básicamente una cuestión estética», afirma Hernández. «Pero estamos notando cada vez más una tendencia a higienizarse más los dientes a raíz del tratamiento», dice.

Hérnandez compara los dientes con una casa. «Cuando uno llega a un ambiente sucio no le dan ganas de limpiarlo, pero una vez que está reluciente, quiere mantenerlo así», concluye.

GRAZIANA PALAZZO

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